Estallido social en Chile
Opinión y Comentarios 30 octubre, 2019 Edición Cero
Pedro Oróstica Codoceo.- Las manifestaciones acontecidas recientemente en Chile han disminuido la intensidad inicial pero continúan en estado latente. Los toques de queda lo fueron señalando. Los bancos atienden con sus ventanas y puertas parapetadas en latones o madera. Las demandas acumuladas en la fragua del abuso institucionalizado y la frustración de las personas tuvo el efecto eruptivo de un volcán.
Se han visualizado las marchas de una ciudadanía variopinto limpia, pero también se puede apreciar la intervención de los denominados “anarcos’, del lumpen, de la delincuencia y otros pocos dirigidos para crear el clima de caos, inseguridad y temor.
Ellos inician acciones que desencadenan y terminan en destrucción, saqueos, incendios, víctimas, y otras repercusiones que la mayoría de la población no está compartiendo. No tengo claro si las fuerzas de orden y seguridad han iniciado enfrentamiento con un proceder provocativo que no correspondía en ese momento.
Creo, en todo caso, que la inmensa mayoría prefiere la paz, la armonía, la tranquilidad; aunque se presenten como objetivos difíciles de establecer. También son un hecho subyacente, que las corrientes religiosas tradicionales, las ideologías políticas partidistas y mercantilistas van decayendo ostensiblemente.
NUEVA REALIDAD NACIONAL
Frente a los surgentes paradigmas que comienzan a visualizarse, es posible darse cuenta que las personas encargadas de ejecutar roles institucionales de caracteres religiosos, políticos, jurídicos, etc. ya no gozan de la autoridad que la ciudadanía concede; por el contrario, han sido destempladamente expuestos.
Por otra parte, en la socialización de nuestra sociedad nacional actual, se hace necesario incluir en los programas educacionales, el conocimiento histórico, filosófico, la educación cívica y caso curioso, en una población estudiantil sedentaria, se disminuye el tiempo de la práctica de la educación física.
En todo caso, han sido todos estos sucesos los que han llevado a una reflexión transversal en el país, donde las estructuras de los poderes del Estado, no han quedado indiferentes, toda vez que se renueva el Gabinete y los legisladores por ejemplo, estarían acordando bajarse el sueldo. Cuestión sobre la cual no concuerdo con ellos.
En lugar de aquello, mejor aplicarse legislando con nuevos paradigmas de pensamientos sostenibles, propios de una cultura nacional dispuesta a revolucionarse ética y moralmente. Para ello es preciso dejar atrás las estructuras mentales tendenciosas a la corrupción, al miedo, a la incertidumbre y a la lógica consumista de nunca verse saciados.
EL ESTALLIDO
¿Fue este motivado por la subida al pasaje del Metro a la hora punta? Evidentemente que no, esa fue solo la gota que rebalsa el vaso. La erupción venía preparándose con el combustible que proporcionan las frustraciones que se van produciendo cuando las personas “ven que en sus mundos cotidianos no pueden vencer las dificultades” que se les imponen en toda la extensión de la arbitrariedad.
Ese alto nivel de frustración, fue descargado sobre los gobiernos, a quienes consideran causantes de su malestar; de acuerdo a su razonamiento. En el caso de Chile, alguien habló de buscar una solución a esos malestares del cuerpo social, a través del sentimiento de la identidad, pero yo me pregunto ¿Qué identidad puede tener un pueblo o nación, donde desde el agua hasta los minerales no le pertenecen?
CHILE ENTREGADO
Recordemos que en 1990, más del 90% del cobre era chileno y hoy no alcanza al 28%. En los llamados gobiernos democráticos se llevó a efecto la entrega de las riquezas naturales del país, y con ello – es terrorífico señalarlo, se incluyó a la población; la cual fue dejada en manos de mercaderes nacionales e internacionales, para cobrarles los más altos precios y tributos, por servicios básicos, sufriendo abusos sistémicos – largos de enumerar y que hoy se encuentran en el contexto de los discursos políticos, tanto defensivos como demandantes y que se hace necesario recalificarlos, vengan del lado que vengan.
Lo que ha ocurrido en Chile, es nada más que una resultante lógica del desempeño de las personas que dirigen los gobiernos centrales, como administradores del Estado. En las últimas décadas, se han desenvuelto en un contexto globalizante de fervoroso neoliberalismo, donde se han impuesto los números sobre las personas. Ésta fue la praxis que se ejerció y en la que se sumió a la población nacional. Los resultados están a la vista. Es impresionante el listado de manipulaciones, delitos y contubernios que hoy son de dominio público; que si bien difícil de defender, igual tienen defensores desde dentro y fuera del país.
CONCLUSIONES
Sin duda que el país enfrenta una problemática estructural de índole moral, la que junto al modelo económico implementado del 73’ adelante, sirvió para que Chile se transformara en un “exitoso campo de experimentación neoliberal”, a los ojos de las demás naciones. Pero que hoy es desnudado como un corrompido y denigrante modo de administrar, donde las brechas demuestran una cierta despreocupación por esta ciudadanía, que hoy ha salido a la calle a demostrar su sentir al respecto.
Finalmente preguntarse ¿Existen valores a los cuales recurrir para vislumbrar luz al final del túnel? Creo que siempre será posible; pero chocará con el sentir y actuar opuesto. Por cuanto, oficialismo y oposición en Chile, deberán hacer una gran reconciliación, si es que de veras el discurso es sincero, de querer lo mejor para las personas. Puede que haya llegado la hora de superar el acicate de la codicia y el desamor, que son los resortes ocultos que inciden en la vida y existencia de las personas y de las instituciones.
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