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Durante el 2018 se ha agravado la dramática situación que se vive en el Wallmapu. Hasta ahora la política ha sido incapaz de actuar... Movimiento Marca AC insiste en la necesidad de contar con una nueva Constitución para Chile

Durante el 2018 se ha agravado la dramática situación que se vive en el Wallmapu. Hasta ahora la política ha sido incapaz de actuar con eficacia y reconocer políticamente a los pueblos originarios, especialmente el pueblo mapuche. Tal reconocimiento, acompañado de una discusión efectiva sobre las formas de autonomía que lo expresarían, permitiría al menos enfrentar constructivamente el conflicto histórico entre el Estado chileno y nuestros pueblos originarios. Necesitamos una nueva constitución, que permita reconocer a los pueblos originarios y sus derechos como tales, cerrando un ciclo histórico.

Los dramáticos acontecimientos que el país ha presenciado durante el 2018 han profundizado una crisis política que ha venido desarrollándose durante los últimos 30 años. El origen de esta crisis está en la Constitución vigente engendrada por la dictadura cívico militar que configura una política neutralizada que ha probado una y otra vez la incapacidad para identificar, enfrentar y solucionar con eficacia los problemas que enfrentamos como sociedad, y su solución pasa por una Nueva Constitución que establezca democráticamente qué institucionalidad queremos y necesitamos los y las chilenas. En estas circunstancias, el movimiento Marca AC se hace un deber declarar lo siguiente:

1.- Las raíces más profundas de la crisis institucional de Carabineros y de algunas de las ramas de las FFAA, donde han surgido fraudes cuantiosos que han impactado al país, son consecuencia de la Constitución que nos rige. La situación actual de estas instituciones es lo que se puede esperar después de 30 años de autonomía de facto y hasta primacía sobre el poder civil democrático que se les entrega a las instituciones uniformadas, lo que ha llevado a la inexistencia de controles democráticos efectivos sobre su quehacer, su financiamiento, su gestión interna, sus planes de desarrollo y su proyección futura en un mundo que ha experimentado transformaciones radicales. La demostración más impactante de dicha primacía se ha expresado cuando el Presidente de la República ha tenido que recurrir a un mecanismo especial para remover al Director General de Carabineros, ante su negativa a renunciar. Necesitamos una nueva constitución, donde las FFAA y Carabineros estén efectivamente subordinadas a las autoridades civiles democráticamente elegidas.

2.- Durante el 2018 se ha agravado la dramática situación que se vive en el Wallmapu. Hasta ahora la política ha sido incapaz de actuar con eficacia y reconocer políticamente a los pueblos originarios, especialmente el pueblo mapuche. Tal reconocimiento, acompañado de una discusión efectiva sobre las formas de autonomía que lo expresarían, permitiría al menos enfrentar constructivamente el conflicto histórico entre el Estado chileno y nuestros pueblos originarios. Necesitamos una nueva constitución, que permita reconocer a los pueblos originarios y sus derechos como tales, cerrando un ciclo histórico.

3.- Estamos en una era donde las mujeres vienen haciendo avances importantes por la lucha de sus derechos, lo que en el caso de Chile se ha reflejado en la ley de aborto por tres causales. No obstante, el Tribunal Constitucional -órgano tutelar de la Constitución del 80-, se ha permitido introducir limitaciones a tal derecho al estatuir la figura de “objeción de conciencia institucional” que permite a instituciones privadas que reciben fondos del Estado eludir las disposiciones de la ley. Necesitamos una nueva constitución que reconozca sin artilugios los derechos reproductivos de las mujeres.

4.- Recientemente el Tribunal Constitucional ha dictaminado que no es necesario que los condenados por crímenes de lesa humanidad tengan que expresar arrepentimiento de sus crímenes para poder acceder al beneficio de libertad condicional. Contradiciendo las disposiciones de la ley aprobada democráticamente en el Congreso Nacional. Necesitamos una nueva constitución que defina derecho a decidir cómo queremos realizar la promesa de “nunca más” que hemos hecho a las futuras generaciones y cómo hemos de tratar a los condenados por estos brutales delitos.

5.- La ciudadanía en general mira con creciente desconfianza a las instituciones públicas y a quienes ejercen cargos públicos. Si bien es cierto que la conducta de muchos de quienes ejercen estos cargos no ha estado a la altura de esta, lo cierto es que buena parte de las irregularidades tienen también su origen en una institucionalidad neutralizadora, que deja al Congreso Nacional en una posición subordinada. Necesitamos una nueva constitución que restablezca el equilibrio entre el poder del Ejecutivo y el poder del Legislativo, para que quienes sean elegidos como parlamentarios/as efectivamente puedan representar de manera eficaz los intereses de quienes los eligen.

6.- Los y las chilenas debemos asumir nuestra responsabilidad con la institucionalidad democrática que merecemos y necesitamos para vivir en una sociedad más justa y equitativa, más respetuosa de los derechos para tener un mayor equilibrio social de oportunidades, de acceso a bienes y servicios públicos para descentralizar efectivamente al país dando más oportunidad a regiones y comunas. Necesitamos una nueva Constitución auténticamente democrática, surgida de nuestra participación y voluntad soberana.

7.- Es urgente retomar con fuerza la causa de exigir que Chile cuente con una Nueva Constitución que emane de una asamblea constituyente. Esta es una tarea de todos y todas, que marcará decisivamente el futuro del país. De nosotros y nosotras depende.

Por Coordinación Nacional Marca AC, firman Alejandra Araya, Fernando Atria, David Blanco, Myla Chavez, Claudia Dides, Karen Espíndola, Tania Larrain, Karina López, Juan Pablo Ortiz, Javiera Olivares, Patricio Riffo, Matías Silva, Perla Wilson.

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