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Muy por debajo de las expectativas, fue la concurrencia de fieles que acudieron a participar en la Misa que el Papa Francisco celebró en... De cuatrocientos mil fieles esperados a la Misa papal de Playa Lobito, sólo llegaron unas 100 mil personas

Muy por debajo de las expectativas, fue la concurrencia de fieles que acudieron a participar en la Misa que el Papa Francisco celebró en el campus Lobito, la principal actividad que realizó en Iquique y la zona norte del país, concluyendo su visita oficial a Chile. Sin embargo, las actividades pastorales, se vivieron con intensidad y no se vieron empañadas.

En la antesala de la llegada del Pontífice, la organización ya advertía que los cálculos estaban sobre dimensionados. Quizás la fecha marcada por las altas temperaturas que debían enfrentarse a la intemperie; quizás las extremas medidas del protocolo de seguridad; quizás lo lejano del lugar… en fin, muchas pueden ser las causas, pero lo cierto es que el lugar habilitado, no logró copar la cuarta parte dispuesta para los actos religiosos.

Todo se programó para recibir a 400 mil peregrinos, pero llegaron 100 mil, es decir, un 25% de lo presupuestado.

La presencia de las imágenes religiosas de la Virgen del Carmen y de San Lorenzo, “La Chinita” y “El Lolo”, para la devoción popular, que por primera vez estaban reunidos, logró, seguramente, que cientos de fieles llegaran hasta Lobito. Es sabido cómo en esta tierra nortina se vive y expresa la fe popular y la gran convocatoria que tienen ambos.

Es por ello por lo que muchos devotos, viajaron a los poblados de  San Lorenzo de Tarapacá y a la Tirana, para ir a buscar las imágenes sagradas para luego bailarles en Iquique mientras esperaban ser trasladas a Lobitos. Y finalmente estos fieles devotos fueron a la misa para ser protagonistas de la Coronación de la Carmelita como Reina de Chile y la bendición Papal a San Lorenzo.

Queda claro, entonces, que sin la presencia del Lolo y de la Chinita, la concurrencia a Lobito, probablemente habría sido menor.  Sólo como antecedente a considerar: La Fiesta de la Tirana congrega a unos 200 mil fieles, es decir, dobla la cifra de asistentes a los actos de Lobito.

Pese a la presencia disminuida de fieles, la Eucaristía se vivió con intensidad y con un marcado sello de religiosidad popular, tanto por os cantos, la música; la presencia de los bailes religiosos y de las dos imágenes sagradas para la fe nortina. Y los fieles que estuvieron en el campus, vivieron intensamente el acto religioso.

Desde una perspectiva de análisis, hay que entender que, desde la última venida de un Papa a Chile, con la venida de Juan Pablo II en plena dictadura, las condiciones eran otras; la iglesia era muy valorada y cumplía un rol social de acompañamiento del proceso que se vivía a nivel de la contingencia social y política, además de su propia vocación espiritual y religiosa.

Han pasado casi tres décadas desde que viniera el Mensajero de la Paz y no sólo ha cambiado el mundo; también ha cambiado Chile. Nuevas generaciones marcadas por el desarrollo de las ciencias informáticas en plena eran del internet; con comunicaciones simultáneas a tiempo real, donde es posible estar más informados y desde un sinnúmero de fuentes, configuran otra sociedad.

A ello se suma el desprestigio en que ha caído la Iglesia en nuestro país, principalmente por temas de abusos sexuales, que han ido aflorando ya como una práctica no aislada. Caso emblemático es el de Karadima y las denuncia realizadas por Juan Carlos Cruz, José Andrés Murillo y James Hamilton quienes participaban en la parroquia de El Bosque y que fueron víctimas de Karadima. Además, acusaron al obispo Juan Barros Madrid, de haber sido testigo de los abusos.

Barros Madrid, a quien el Papa respaldó, señalando que no había pruebas en su contra, fue obispo de Iquique, con anterioridad al actual obispo Guillermo Vera. Tanto Barros, como el ex obispo iquiqueño Marco Órdenes, están envueltos en temas de abusos sexuales, con la diferencia que este último fue procesado y cuya sentencia canónica ya está redactada, pero se esperaba que Francisco dejara Chile, para proceder a darle curso.

MULTITUDES

Luego de la Misa en Lobito, el papa Francisco inició viaje a la ciudad. En la Rotonda Chipana, hizo el cambio desde el automóvil oficial, al papamóvil, de modo de poder tener un contacto más directo con los feligreses y para que éstos, lo pudieran ver y saludar.

La presencia de personas desde la Rotonda Chipana, a la Gruta de Cavancha, donde realizaría su próxima y última actividad pastoral, fue continua y numerosas.  Los fieles, incluso familias completas, se apostaron en la vera del camino, para saludar a Francisco.

Acá ocurrió un incidente que no pasó a mayores, cuando la carabinera Ana Aguilar, cayo al suelo, luego que el caballo que montaba, se encabritara arrojándola al suelo, justo cuando pasaba el papa Móvil. Francisco vio en primera línea el accidente e hizo detener el vehículo, para bajarse y verificar por sí mismo, el estado de la policía. Más tarde, le envió un rosario, bendecido por él a la joven carabinera, quien se sintió profundamente emocionada.

Más adelante, cuando el Papa permaneció en la Gruta de Cavancha, donde oró junto a los enfermos y recibió a un representante de las organizaciones de Derechos Humanos, los fieles se mantuvieron apostados en las inmediaciones de la Gruta, con la esperanza de poder ver al Papa.

Cerca de las 16.30 hrs. concluyó la visita del Pontífice, quien, desde el aeropuerto de Iquique, inició viaje a su próximo destino, el vecino país de Perú.

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