A los 103 años falleció el antipoeta revolucionario Nicanor Parra dejando un legado insuperable
Crónicas 23 enero, 2018 Edición Cero
Radio UdeChile/Por Abril Becerra.- Fue una sorpresa para todos. Este martes, a minutos de que el presidente electo Sebastián Piñera anunciara su equipo ministerial, comenzó a circular un rumor: Nicanor, el hombre de los 103 años, el hermano mayor del clan Parra, había fallecido.
De inmediato los medios confirmaron la noticia: sí, el antipoeta había muerto en su casa de La Reina, donde se encontraba desde septiembre de 2017. No estaba grave. Aún no lo aquejaba ninguna enfermedad compleja, pese a que hace unos días atrás había sufrido una infección urinaria que lo había conducido a la Clínica Alemana.
Coincidencia o no, más de uno hizo el ejercicio: el 23 de enero, exactamente hace 3 años, también había muerto Pedro Lemebel.
Los últimos días
Los últimos meses de Nicanor Parra no habían sido fáciles. Su familia había comenzado un inventario de sus obras y, en el marco de ese trabajo, se habían encontrado con el robo de algunos de sus manuscritos.
La información circuló varios días en la prensa. El abogado del poeta y ex diputado de RN, Luis Valentín Ferrada, incluso presentó una querella contra los posibles sospechosos del hurto. Sin embargo, pocos días después, los 20 cuadernos y 15 bandejas extraviadas comenzaron a aparecer.
“Hemos recuperado cosas, pero nos queda un camino. No sabemos en qué va a terminar”, dijo entonces, el sobrino del autor, Cristóbal Ugarte.
Pero, más allá de estos sucesos, los últimos días de Parra fueron, según sus cercanos, de “introspección”. Hubo amigos, escritores curiosos y estudiantes que llegaron hasta su casa en el balneario de Las Cruces para conocerlo. Él siempre les abrió las puertas pero con una condición: sin fotografías. Ya estaba viejo y feo, les decía con el humor que siempre lo caracterizó.
La investigadora Paula Miranda, quien estableció un vínculo con el escritor a raíz de su investigación sobre la obra de Violeta Parra, cuenta: “Escucharlo y compartir con él era como compartir con un sabio que imparte una clase que está siempre provocando al interlocutor. En ese sentido, uno aprendía mucho de él, pero él también escuchaba. Generalmente, también estaba dispuesto a cambiar de opinión”.
“Siempre fue jovial, renovado, atento a lo que estaba pasando en el presente”, dice.
De Chillán a Santiago
Nicanor Parra nació en 1914 en San Fabián de Alico, una localidad cercana a Chillán. Fue el primer hijo de Nicanor Parra Alarcón y Clarisa Sandoval Navarrete.
En 1932, motivado con la idea de realizar el último año de enseñanza media en el Internado Barros Arana, se instaló en Santiago, pese a la opinión de su familia que quería que comenzara a trabajar.
Este viaje para él fue renovador. A partir de ello, conoció a Jorge Millas, Luis Oyarzún y Carlos Pedraza. Más tarde, Violeta Parra también llegaría a Santiago para arrimarse a su lado: él sería quien la instaría a escribir sus décimas autobiográficas.
El año 1933 es un año decidor para el poeta. Entonces, viajó a Estados Unidos para estudiar mecánica avanzada en Brown University. A su regreso, en 1946, fue nombrado profesor de matemática en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.
Con la llegada de la dictadura Nicanor Parra también vivió un revés. Según una anécdota de Virginia Vidal, durante el funeral de Neruda, Parra comentó que querían transformarlo en “el poeta oficial del régimen”, pese a que anteriormente se había declarado pro UP. Según comentó la escritora, luego del bombardeo a La Moneda unos agentes golpearon la puerta de Parra pidiéndole que se integrara al gobierno de facto. Entonces, el antipoeta rechazó la oferta, sin embargo, solicitó que se le respetara su puesto en la Universidad de Chile.
El escritor Poli Délano, posteriormente, lo criticaría por su complacencia, indicando incluso que debió alejarse del autor de los antipoemas.
Más tarde, habría otro suceso. En un documental de Víctor Jiménez Atkin, Parra dijo sobre el dictador: “Por una parte es un salvador, si no fuera por Pinochet estaríamos como Cuba. Eso es un hecho. Pero enseguida las atrocidades que se cometieron. Uno quisiera un salvador sin atrocidades. ¿Cómo junta uno las dos cosas? La atrocidad con una operación de salvataje. Si uno quiere pensar en grande la cosa, no hay tal salvador. Un salvador a corto plazo ¿para qué? Un mecanismo que se llama consumismo, pan para hoy y hambre para mañana”.
Estas declaraciones le valieron inmediatamente la crítica de la izquierda que ya lo había cuestionado por una fotografía tomada junto a Pat Nixon, primera dama de Estados Unidos, en una actividad en la Casa Blanca.
La antipoesía
Nicanor Parra publicó su primer libro, Cancionero sin nombre en 1935. Luego, en 1954, publicó Poemas y Antopoemas, libro por el que fue galardonado con el Premio del Sindicato de Escritores de Chile y el Premio Municipal de Santiago. En 1971 realizó sus primeros trabajos prácticos: Mensaje en una botella y La mamadera mortífera. En 1972 dio a conocer Artefactos y en 1985 Hojas de Parra. En 2011, fue reconocido con el el Premio Cervantes, convirtiéndose en el tercer chileno en ser galardonado con este premio del Ministerio de Cultura de España, que se otorga a los autores más destacados de la literatura hispanoamericana. Esa es la cronología.
Sin embargo, detrás de toda esta obra hay algo más: su interés por la lógica.
Para el poeta y académico de la Universidad de Chile, Andrés Morales, la obra parriana “es una de las más renovadoras de la poesía chilena y en lengua castellana”. En su opinión, la creación de la antipoesía está fuertemente cruzado por sus estudios matemáticos. Al mismo tiempo, el investigador sostiene que Parra no puede ser entendido sin lo popular.
“Él toma elementos del folclore, tomar de alguna manera todo aquel mundo que, de alguna forma, no estaba situado en lo que podríamos llamar la literatura ´seria’. También está el humor y el coloquialismo”, afirma el escritor que incluso una vez le dijo a Parra: “La antipoesía empieza y termina con usted”. De ahí también pueda explicarse que en una entrevista Parra afirmó que si él no hubiese inventado la antipoesía, lo más probable es que, Carlos Pezoa Véliz se le hubiera adelantado.
Esta opinión es compartida por el crítico literario chileno, Camilo Marks, quien señala: “Parra cambió la lírica chilena, la lírica nerudiana, la lírica mistraliana. Pasó de lo grandioso al lenguaje de la calle, del pueblo. Ese es el gran mérito de Parra. Neruda ya lo dijo: ‘Nicanor puede hacer poesía de cualquier cosa’”.
Según Paula Miranda, en tanto, la clave de la antipoesía, está en el cuidado de la palabra. “La obra de Parra es un proyecto total que vino a revitalizar la poesía anterior. Generalmente se piensa que con la partícula anti, él estaba en contra de la poesía, pero es todo lo contrario. Él inventó un antídoto para la poesía chilena. Además, él nunca descuidó la palabra. No por ser antipoeta demolió el lenguaje, sino que lo revitalizó, lo conoció y lo inyectó de estas otras tradiciones”, afirma.
Los funerales
El antipoeta será velado en su casa en la comuna de La Reina. Luego, el jueves, a primera hora, sus restos serán trasladados hasta el balneario Las Cruces, donde se realizará un sentido homenaje: “Habrá cueca y cantos”, advierte Fernando “Nano” Parra, sobrino de Nicanor.
Desde el Ejecutivo, en tanto, decretaron dos días de duelo oficial por su muerte