Calles, recorrido y patrimonio
Opinión y Comentarios 9 febrero, 2017 Edición Cero
Juan José Podestá / Periodista / Magíster en literatura latinoamericana
Durante tres años (1912-1915), la poeta Teresa Wilms Montt vivió en Iquique. Recorrió sus calles, frecuentó bares, experimentó desdichas y algunas breves felicidades. Residió junto a su marido en el hotel “Phoenix”, en Aníbal Pinto; y también en Zegers 475, en casa de su amiga Clementina de Bolton. Según su biógrafa Ruth González-Vergara, en el libro Un canto de libertad, Teresa “se moverá en un estrecho periplo:el hotel, el Chalet Suisse, la casa de su amiga íntima, doña Clementina de Bolton, el Club Inglés, el paseo Cavancha, las redacciones de prensa, las sedes anarco-sindicalistas. Visitará escuelas y hospitales. In situ conoció el escenario de los horrores, la Escuela Domingo Santa María…”.
El escritor Víctor Domingo Silva fue compañero de bohemia de Wilms Montt, y ambos desarrollaron una amistad basada en las letras y la admiración mutua. Antes de que cayera la noche, caminaban por el centro de Iquique, conversando probablemente de literatura, sueños e intereses.
Otro literato que conoció nuestra ciudad muy bien, pues nació acá, fue Luis González Zenteno, que residió algunos años al lado de la amiga de Teresa (aunque cronológicamente no coincidieron): Zegers 473. A este robusto narrador lo podemos evocar paseando por ciertos barrios céntricos, zonas algo periféricas y poco santas.
Si imaginamosa estos creadores -y a otros tantos que conocieron nuestro puerto- recorriendo Iquique, podemos colgarles la frase del filósofo Walter Benjamin: “Importa poco no saber orientarse en una ciudad. Perderse, en cambio, requiere aprendizaje. Los rótulos de las calles deben entonces hablar al que va errando como el crujir de las ramas secas, y las callejuelas de los barrios reflejarle las horas del día tan claramente como las hondonadas del monte”.
Las calles de una ciudad no son nada si no son transitadas, si alguien no las dota de sentido y significación. El recorrido las convierte de lugares secos a espacios con sentido. El caminar les da un carácter patrimonial, adquieren vida. Si nadie las transita, parecerían esos galpones viejos en desuso. En cambio, cuando nosotros doblamos esquinas, cruzamos aceras y nos detenemos en calles, estamos creando la ciudad, la hacemos nuestra, la transformamos en patrimonio vivo y en permanente re-creación.
En el portal tarapacaenelmundo.cl entendemos lo anterior, y por ello estamos permanentemente registrando en fotografías y videos, calles, esquinas, barrios. Sabemos que una ciudad está viva cuando sus habitantes se reconocen en determinados lugares, cuando rememoran que en tal intersección había un café, y hoy un mall, o galería. O cuando atravesando una avenida, recuerdan de pronto un momento importante de su vida.
Nuestro proyecto es un intento por dotar de sentido a la ciudad -y no sólo a ella-, transmitir a las personas lo importante de hacerse parte de un lugar, y que comprendan que la ciudad no es sólo asfalto y callejuelas, sino imaginación, vida, amistad.