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Guillermo Jorquera M./ Profesor Primario, Ex Director de Teatro Nuestra señora de las nubes es una obra de teatro de un dramaturgo argentino que por razones... Nuestra señora de las Nubes, para recordar y no olvidar

guillermo-jorquera-columnaGuillermo Jorquera M./ Profesor Primario, Ex Director de Teatro

Nuestra señora de las nubes es una obra de teatro de un dramaturgo argentino que por razones de historia política a los 20 años de edad debió exiliarse en Ecuador, desde allí escribe y trabaja en una compañía de teatro que fue bautizada como Malayerba. Su producción gira en torno al exilio, al desarraigo, el destierro,en un lenguaje muy cotidiano, humorístico, y muy cercano a nuestra historia; nuestra propia Señora de las Nubes, por esa razón sus metáforas son rápidamente descifradas por los espectadores que han acudido a ver la última producción del Teatro Expresión de la UNAP, y que dirige Iván Vera Pinto desde su fundación.

Bruna y Oscar son sus dos únicos personajes, que deben asumir una serie de roles, para contar la vida de toda la gente de su país, del que fueron exiliados, para vivir en este mundo que muestran, en una minimalista puesta en escena sugerida por el autor, y que constituye también una gran metáfora. Es un país que aloja, parece ser, solo a gente exiliada de su suelo natal,en aquellos trágicos años 70 que asoló, prácticamente, a toda América, con dictaduras y tiranías militares.

Patricia Torres y Andro Gárate, constituyen el “personal” (como diría Willy Zegarra), que enfrentan esta puesta en escena. Tarea no fácil porque en el transcurso de 105 minutos deben estar siempre en escena, trabajando el perfil y características de variados personajes que de un segundo a otro deben vivir y transmitir con certeza emotiva al público que atento y sorprendido los siguen metáfora a metáfora.

Ella, Patricia, es una experimentada de las tablas, la he visto en varias producciones, pero desconozco si se formó en el Expresión o llegó ya con su profesión descubierta, pero destaco su entrega y compromiso con el público para traspasarle su emoción. Ya lo hizo notablemente con “La Timona” en la obraCoruña, la ira de los vientos que el Expresión puso en escena con mucho éxito en el año 2007, sumándose a los actos para conmemorar los 100 años de la Matanza de la Escuela Santa María. Él, Andro, es un joven estudiante de la UNAP, que ha decidido que las tablas son su canal de expresión, lo he visto en varias producciones y notablemente ha ido cumpliendo con las expectativas que su director a puesto en él. Voluntad de pertenencia al grupo no le falta, le he visto incluso como presentador de los lanzamientos de la prolífera producción literaria de Iván.

Si bien la propuesta escenográfica es sugerida por el autor, la creación de Jeannette Baeza, con pocos elementos propone una metafórica puesta, que el ojo del público puede leer, a través de troncos de árboles trozados y uno, más decidor, con una serie de ramas mutiladas, (¿Qué no alcanzaron a nacer, o nacieron y las eliminaron?) todo esto envuelto en un telón de fondo, que con el guión musical y la acertada iluminación instala al espectador, prácticamente en las nubes.

Lo valioso de esta puesta en escena, es que constituye una prueba más del inclaudicable compromiso que tiene Iván con el teatro; contra viento y marea sigue remando convencido que su vida tiene un solo sentido, y una meta que tiene que perseguir, a pesar de que varias veces ha tenido que rehacer su elenco y luchar contra el olvido de su quehacer de la comunidad en la que está inserto.

Como la sala está en un lugar apartado del centro, no duda en desprenderse de su boato académico y sale a la calle, junto a su gente y a su Academia de Teatro de Adulto Mayor con pancartas para anunciar; “…hey aquí estamos, aquí estoy, trabajando para ustedes…”; de esa manera logra que cada semana la obra comentada tenga en la platea un público, lamentablemente escaso, que premia con cálidos aplausos el trabajo realizado.Pero la sala debiera estar “hasta las banderas”, y de esa forma premiar también los esfuerzos que esta compañía hace, hizo, y hará por mantener viva la llama del teatro en este Iquique, a veces ingrato.

Es paradójico, puesto que la tarea profesional que Iván se ha impuesto, tiene como objetivo preservar la memoria y luchar contra el olvido.

El Teatro Expresión de la UNAP, está en Zegers 150, edificio que forma una punta de diamante y que conmemora a los Veteranos del 79. Las funciones son los sábados a las 20 horas.

¡Recuérdenlo y no lo olviden!

 

 

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