Edición Cero

Dr. Horacio Larraín Barros. (M. A. y Ph.D.) Antropólogo cultural y arqueólogo Los hechos El reciente e inicuo ataque  de un  puñado de  fanáticos ... “Je ne suis pas Charlie, non plus”  (Yo tampoco soy Charlie)

horacio larrainDr. Horacio Larraín Barros. (M. A. y Ph.D.) Antropólogo cultural y arqueólogo

Los hechos

El reciente e inicuo ataque  de un  puñado de  fanáticos  musulmanes contra  el  Semanario satírico “Charlie Hebdo” de París, con un saldo trágico de 17  asesinados a mansalva, ha  hecho  verter mucha tinta en todo el mundo.   ¿Su causa aparente?   Recientes publicaciones del Semanario francés en que se mofaban  del profeta Mahoma y sus creencias (concretamente del Corán, el libro sagrado del Islam).  Esta revista  satírica francesa  han hecho gala   desde su fundación en  1970 de su  falta absoluta de respeto a todas las instituciones y  personas,  cualquiera sean su rango y posición, alzándose- como dicen ellos-   cual  paladines de la “libertad de pensamiento”. Es un eco  lejano – pero sesgado- de  aquel  famoso grito de independencia contra la monarquía  absoluta de Luis XVI  (1792) y que   aparecerá como lema de la República   bajo  el grito  de: “liberté, egalité,  fraternité” en  1848.  Estas tres sencillas palabras,  pasan a ser algo así  la quintaesencia del  legado de Francia a la humanidad,  el fin de l´ “Ancien Régime” y  la cuna  del pensamiento   democrático en Occidente:  el ocaso  de la monarquías  y el inicio de la República. Para América española y portuguesa, el inicio  y  símbolo de su independencia  definitiva  de la Península iniciada entre 1808 y  1810.

“Je suis Charlie”.

Al ser masacrada la redacción completa de  la revista  “Charlie Hebdo”  el 7 de Enero recién pasado,  Francia y casi  todos los líderes de Occidente (China incluida)  se reunieron el pasado Domingo en París  para  expresar su más completo repudio a este acto de barbarie, sin precedentes en la historia reciente de Europa.  Decenas de miles de personas  salieron a las calles de muchas ciudades francesas  portando  carteles que decían “Je suis Charlie”,  auto-identificándose  así  y haciendo causa común con  los  columnistas de Charlie Hebdo, ahora alzados como “paladines” de la libertad de expresión.

¿ Sólo Libertad   (Liberté)   o  también, y necesariamente,  Fraternidad  (Fraternité)  e Igualdad Egalité) ?

Pero, por favor, hilemos algo más fino.  Nos preguntamos:  ¿hay entonces  libertad  plena para   mofarse y reírse de todo y de todos?. ¿Es esto un prerrequisito sine qua non  de la Democracia plena?. Porque para  “Charlie Hebdo” no había títere que pudiera quedar con cabeza: todos   caían o podían caer bajo su guadaña  implacable: Reyes, Papas, Presidentes  o Ministros;  obispos, sacerdotes, ministros, popes  o imanes;   todos sin excepción alguna.  ¿Cuál es, entonces,  el límite exacto que se puede establecer entre  el mofarse mediante sátira  y el injuriar gravemente, acto constitutivo de delito?. ¿Entre el reírse del prójimo y  el abofetearlo en el rostro?. ¿Entre la sátira   y  el  sarcasmo y la burla?. ¿Entre   la  chacota y la broma pesada  y el  desprecio o menosprecio?.  ¿Conoce Ud, el límite exacto?.  O, lo que viene a ser lo mismo, ¿cuál es  la diferencia que existe entre la libertad (bien  pretendido) y el libertinaje ( mal  a evitar)?.

“Charlie Hebdo” ha olvidado lo esencial: no existe libertad sin  verdadera fraternidad e igualdad.

Nos parece que  “Charlie Hebdo”  y sus redactores y dibujantes echaron al   olvido algo tan esencial  en el grito fundante,  generador de la Revolución francesa: esto es,   que la “libertad” –   bien tan preciado y cacareado por los franceses-, debía ir  siempre   a la par (y acompañada) con la  “fraternidad” y la “igualdad”.  Ahora bien,  nos preguntamos  aquí si  las víctimas  del Semanario francés (en el caso que nos ocupa, los musulmanes [franceses o no] fieles a  su libro sagrado, el Corán)   podían considerarse  tratados “como  hermanos  (frères, fratres)” por  el aludido Semanario. ¿No sería precisamente, al revés, es decir, que han sido  tratados siempre como  bestias, como bárbaros o incivilizados?.  Que el trato dado a través del dibujo y la sátira  concomitante  era, a los ojos de todos,  francamente  repulsivo y  denigrante  (un trato de bárbaros),  es algo muy evidente para cualquiera.  ¿Acaso  el dibujo mordaz y satírico  no es una forma  velada de ofensa  gratuita e inmerecida, una bofetada en pleno rostro,  ante la cual no hay defensa, pues su autor se escudará siempre en  la impunidad o en el anonimato o en la tan manoseada “libertad de expresión”    (“no fue mi intención zaherir”; “lo hice como un juego inocente”, con mi dibujo no he matado a nadie”;  “solo se trata de un simple dibujo ” )?.

Se pasaron de la raya   y conculcaron con frecuencia  el respeto  que se debe a la persona humana y a sus creencias.

Pensamos que  el comportamiento ético y moral de Charlie Hebdo y sus redactores  se ha pasado hace ya rato de la raya, y de inocentes bromistas se han convertido en críticos inmisericordes y sagaces injuriadores , a los que nadie se atreve a  decir: basta ya!. Pensamos, además, que  estos franceses sacrificados  ayer fueron   en verdad infieles al preciado  legado francés de la igualdad y, sobre todo, de la fraternidad universal, proclamada como un dogma en la Revolución Francesa y   en el  “Padre Nuestro” que nos enseñó Jesucristo como base de nuestra igualdad y de nuestros derechos. Fueron infieles a la esencia del legado de la Revolución francesa, pues  se han convertido  –sin pretenderlo tal vez- en los mejores excitadores al odio y la violencia, en los mejores propagadores de la espiral de violencia racial y étnica que hoy cunde como reguero de pó lvora en Europa Occidental.  ¿Se han dado ellos cuenta cabal de esta responsabilidad moral que les atañe, y de la cual no podrán liberarse aduciendo  un  infantil propósito de hacer reír con sus  crueles sátiras?.

La islamización de Europa es algo real.

 Hoy hay en Europa  más de  48 millones de descendientes de  musulmanes, previéndose que  en 2030 alcancen el 8 o 9 % de la población total.  El mayor porcentaje de ellos  reside en Francia. Los dardos de  Charlie Hebdo  van, pues, dirigidos a esos millones de  habitantes que se sienten  musulmanes y visitan sus mezquitas y leen el Corán. ¿Con qué objeto  reírse de lo que para  esa   comunidad musulmana tiene como su bien  más preciado: El Corán y Mahoma su profeta?.  Para esos millones,  tal cosa no es simple chanza, es bofetada al rostro, escupo  a la cara, estocada al corazón. Pretender  ignorar esto en un país  pluricultural como es Francia, es  desconocer  que la esencia de la integración de un país  donde conviven tantas comunidades humanas de distinto origen étnico y racial se basa  en la tolerancia y el respeto mutuo.  Empecemos por casa, Charlie!.

Masacre injustificable.

No se puede justificar,  sin duda,   esta  despiadada   y estúpida masacre por parte de  tres hombres armados.  Es un acto a todas luces vergonzoso que la justicia debe castigar en forma ejemplar.  Porque ya no estamos en la  época de la Ley del Talión: “Ojo por ojo  diente por diente”.  Jesucristo nos enseñó otra cosa muy distinta: la mansedumbre   y el “ofrecer la  otra mejilla” al que nos injuria.  Y   -no lo olvidemos-,  al Cristianismo y sus principios morales debemos  la puesta en práctica  de  todos los derechos  del hombre consagrados en las Naciones Unidas.

Pero, por favor,  que los  seguidores de “Charlie Hebdo” no rasguen hoy vestiduras por la defensa de los ideales  de la Revolución Francesa y de la libertad que ellos mismos han pisoteado  tan olímpicamente.  Porque, al menos en parte, son en cierto modo responsables  por su  desvergüenza, su cinismo  e   intolerancia,  de la propagación del odio inter-étnico y racial desatado en Europa y el mundo,  y del surgimiento de  nuevas ideologías  neonazis.  Deben ellos, también, hacer  al respecto, su propio  y viril mea culpa. Si no  lo hacen, querrá decir que  no se responsabilizan de sus actos. Que no se han percatado del influjo que ejercen a su alrededor.  ¡No son unos simples  niños ya!.

“El que siembra vientos, cosecha tempestades”.

“Charlie Hebdo”  ha sembrado, desde sus inicios,  desatados vientos de   crítica,  de   sátira, de burla,  a toda autoridad, moral, religiosa  política o  administrativa. Ha fustigado  a todas las instituciones, aún  las más sacras de la humanidad, siempre  “so capa de libertad”. Se ha burlado de todas las religiones y modos de vida de nuestros pueblos.  Se ha erigido a lo que parece  (¿con qué derecho?),  en el “árbitro único  de la verdad”. Se ha sentido autorizada para reírse, entre otras cosas,  del  activismo o fundamentalismo musulmán. para  sembrar dudas sobre todo  y  todos,  “no  dejando títere con  cabeza” . Pues bien,  que se atenga ahora a las consecuencias de sus actos. “El que siembra vientos, cosecha tempestades”, reza  el sabio proverbio castellano que olvidamos fácilmente pero que la experiencia nos trae a la memoria de vez en cuando.

Una severa advertencia: dejémonos de hipocresías.  

Por eso,  aunque   nos  duela y lamentemos profundamente lo ocurrido en  Paris, creo que queda  hecha una severa  advertencia: no se puede criticar  a todos y a todas: no se puede “disparar a mansalva” (caiga quien caiga) sin esperar  posibles represalias de los ofendidos.   La sana  crítica   (tan propia de la “libertad”) tiene que  estar matizada por el respeto a los demás  (“fraternidad”). Si éste se pierde, se desprecia  o pisotea -como lo hace Charlie-,   todo puede ocurrir, hasta  una nueva guerra mundial; todo,  a veces por la idiotez o insensatez de algunas pocas  “cabezas calientes”.

Por eso, defendiendo una  auténtica libertad de expresión, pero respetuosa de la persona , sus creencias y sus derechos,  proclamamos hoy sin temor a equivocarnos;

 “Je ne suis pas  Charlie non plus”:  “yo tampoco soy Charlie”.  

No puedo sentirme identificado por  un ente  burlador de todo y todos, porque así se  termina  por  socavar los fundamentos mismos de la democracia, que aunque imperfecta, es siempre  perfectible.  Hasta ahora,  no se ha inventado un sistema mejor de convivencia pacífica de los seres humanos.

Un mensaje a Charlie Hebdo.

Charlie Hebdo: sin fraternidad e igualdad, no hay verdadera y auténtica libertad. ¿Han proclamado Uds. la  fraternidad, la igualdad  entre los pueblos? ¿ O más bien han hecho con frecuencia exactamente lo contrario con sus burlas y sus sátiras implacables, verdaderos dardos cargados de ponzoña?.  “El que siembra vientos, cosecha tempestades”.  Y a  una verdadera y peligrosa tempestad de odio étnico y racial  estamos asistiendo hoy en Europa. ¿A qué, o a quién se debe?.  ¿Quién está socavando las bases mismas  de la convivencia entre pueblos y creencias diferentes?.   Juzgue el lector por si mismo y saque sus propias conclusiones.

El autor es Profesor emérito Universidad Bolivariana, Iquique, Chile, Decano (por edad) de los antropólogos  de Chile.

Los comentarios están cerrados.