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Guillermo Vera Soto /    Obispo de Iquique Hoy volveremos a abrir los ojos a un misterio que se contempla mejor con los ojos cerrados... Mensaje de Navidad del Obispo de Iquique

monseñor veraGuillermo Vera Soto /    Obispo de Iquique

Hoy volveremos a abrir los ojos a un misterio que se contempla mejor con los ojos cerrados y el corazón arrodillado. Sí, el misterio de la navidad sólo se entiende y puede producir en nosotros grandes cambios si se vive desde la fe y así podremos ver la grandeza del amor de Dios y la locura de su preocupación por nosotros.

Navidad, el nacimiento de Jesús en medio  nuestro, nos enseña que desde ese momento supremo de la Encarnación, Dios tiene un rostro humano y que el hombre tiene un gran parecido a Dios, ¿cuál de estas dos cosas es más importante? sin duda que las dos.

Dios, el  eterno, aquel que de ninguna manera podía ser representado como leemos en el Antiguo Testamento, ahora lo  vemos hecho Niño y llorando busca el pecho de su Madre para alimentarse.Aquel a quien los mundos no contienen ahora lo vemos necesitando de unas pajas como abrigo. El Grande se hace pequeño para que nosotros seamos grandes. Esto sólo se entiende de rodillas, la pedagogía de Dios sólo la aprenden los humildes.

Nosotros, hombres y mujeres que gozamos del don de la vida, ante el misterio del Dios hecho hombre, recuperamos fuerzas y sentido para nuestra existencia, ¿Qué tendremos que a Dios le importamos tanto?, lo que tantas veces nos encontramos agobiados, ante el Dios Niño entendemos el verdadero horizonte de nuestras vidas y entendemos que nuestra pequeñez está llamada a revestirse de la misma gloria de Dios.

Jesucristo en su Nacimiento nos enseña que El es el rostro humano de Dios a la vez que es el rostro divino del hombre.

Jesucristo  nos revela así el misterio  y la grandeza  del hombre.

¿Por qué decimos entonces que la Navidad es la fiesta de los niños?, no, Navidad es la fiesta de todos, aunque sí necesitamos alma de niños para profundizar en su enseñanza.

Que esta Santa Fiesta, anime cada una de nuestras vidas. Aquellos que se sientan fatigados, descontentos, solos, tristes, enfermos, abran los ojos y dense cuenta que valen mucho, el mismo Dios se parece a ustedes y ha querido compartir sus vidas para  que no desfallezcan y alcancen  la meta a la que estamos llamados,. Unan sus vidas por la fe y  la oración a Aquel que no fue vencido por el mal y que nos llama a no temer y a participar de su triunfo.

Los que viven felices, aquellos que sienten que la vida les sonríe, den gracias y fíjense que no se han de quedar prendidos  en las alegrías que pronto pasan sino que han de buscar la que permanece para siempre y que han de buscar parecerse más al mismo Jesús, en sus gestos y obras, ahí encontrarán la verdadera alegría.

Que en esta Fiesta luego de contemplar arrodillados el Misterio, nos levantemos con nuevas fuerzas para seguir luchando, con la confianza que Dios está con nosotros y con esa certeza que nos ha de alegrar: ¡Dios se parece a mí!,¡Yo me puede parecer a El!

Muy Feliz Navidad.

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