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Víctor Guerrero Cossio. Dr. en sociología. Académico UNAP La relación que tendrá Michelle Bachelet con el movimiento social es un tema que muchos aguardan... Lo político y lo social

victor guerrero c. ComenVíctor Guerrero Cossio. Dr. en sociología. Académico UNAP

La relación que tendrá Michelle Bachelet con el movimiento social es un tema que muchos aguardan con expectación, por ello conviene pensar en que fuerza tendrá este para influir en las políticas del nuevo gobierno.

El movimiento social chileno se tomó las calles en el año 2011, pero la clave esencial fue la dirección que pudo dar el PC a través de la mediática líder Camila Vallejo. Cierto, había condiciones para iniciar la lucha, pero no podía cimentarse sólo en el hastío ciudadano de permanecer años sin respuesta por una mejor educación.

Recordemos que en 1983 el movimiento sindical enfrentó a la dictadura y destelló la figura del líder minero Rodolfo Seguel, sin embargo detrás estuvieron los partidos políticos, los mismos que luego mayoritariamente fundaron la Concertación.

Ello demuestra que las protestas populares no sólo vienen de la capacidad de los líderes sociales, sino de los dirigentes políticos que se mueven en la trastienda.

El movimiento social que no deriva a político, lo que sucede cuando hay incompetencia del Estado y de los Partidos Políticos para responder a las demandas sociales, carece de fuerza autónoma para transformar la sociedad. Quizás existen voluntades individuales y grupales, pero una lucha contra las reglas del Estado requiere más que eso, de lo contrario se produce dispersión y desvanecimiento de su potencial de lucha.

En Chile no hay todavía un desfonde de la capacidad del Estado para responder a las demandas sociales y la cooptación del PC por parte de la Nueva Concertación fortalece el sistema político formal. Pero lo más importante o grave es que resta al movimiento social chileno del principal eje de articulación y apoyo que ha tenido en los últimos veinte años.

Vistas así las cosas, probablemente la Nueva Mayoría crea que el Movimiento Social del 2014 no tendrá la fuerza mostrada en el año 2011, sus principales dirigentes públicos ya están incorporados al sistema y carecen de soporte político necesario para enfrentar luchas estructurales.

Esto, aunque hay problemas no resueltos, como en educación, donde astutamente Piñera pareció más eficaz que Bachelet, en tanto derrumbó el perverso CAE y le dio más apoyo estatal, redundando en alivio para los endeudados estudiantes y pingüe negocio para el mercado financiero.

En la región de Tarapacá no se vislumbran luchas propias que vislumbren movilizaciones más allá de aquellas que son materias de orden nacional, aunque hay potenciales como las derivadas de las externalidades mineras, las facilidades que debería dar el Estado para el flujo por el corredor bioceánico –puerto e hito 60- y las sempiternas medidas que favorezcan a la ZOFRI.

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