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Cambio21.cl/ Teresa Frías/ Son de esos recuerdos que quiere olvidar. El doctor Patricio Bustos era un joven estudiante de Medicina cuando fue detenido por la DINA. En Cambio21 cuenta en exclusiva las torturas que sufrió. Estuvo en Villa Grimaldi, donde las principales víctimas eran aquellos que tuvieran pertenencia o nexo con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), «delito» por el que los agentes de la DINA los detuvieron clandestinamente y los llevaron a ese macabro centro, para torturarlos e intentar obtener información sobre otros compañeros en los inicios de la dictadura de Augusto Pinochet.

El juez Leopoldo Llanos dictó sentencia contra 11 ex agentes de la DINA, por las torturas que sufrieron 36 víctimas torturadas en la fatídica Villa Grimaldi. Una de esas personas fue el doctor Patricio Bustos, actual director del Servicio Médico Legal.

A diferencia de muchos que no resistieron los brutales apremios, murieron y sus cuerpos fueron hechos desaparecer, estos, junto a los otros considerados en esta resolución, como la también periodista Gladys Díaz y el antropólogo Osvaldo Torres, lograron sobrevivir y sus casos comienzan a conocerse judicialmente con detalles escabrosos.

Todos estuvieron en Villa Grimaldi, lugar que se transformó en el perverso escenario de miles de chilenos durante la dictadura. Las principales víctimas que llegaron a ese lugar eran aquellos que tuvieron pertenencia o nexo con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), «delito» por el que los agentes de la DINA los detuvieron clandestinamente y los llevaron a ese macabro centro para torturarlos e intentar obtener información sobre otros compañeros en los albores de la dictadura de Augusto Pinochet.

En conversación con Cambio21, Patricio Bustos relató sus más difíciles momentos durante su detención, la que duró casi un año hasta que fue expulsado del país.

En primera instancia, habló sobre el tema judicial y estas nuevas acusaciones que hay en contra de los responsables asegurando que «cualquier avance judicial genera confianza, porque es posible avanzar en procesos muy dolorosos, que afectan no solo a algunas personas, sino que es un tema que involucra a toda la sociedad chilena».

A ello, agregó que «todos los organismos involucrados han reconocido lo lamentable es que los procesos hayan sido tan alargados. Habría que decir más vale tarde que nunca, es bueno que se avance, obviamente si hubiese sido antes sería mucho mejor».

Los momentos difíciles desde la detención

Patricio Bustos comienza su relato retratando como fue su vida durante la dictadura. Comentó que era un estudiante de medicina, que vivía en plena clandestinidad por ser integrante del MIR: «Sabía que se corría un riesgo enorme; sabía que teniendo estas características, que me llevaran detenido era esperable y eso sucedió en 1975».

«Desde el golpe viví escondido, y como estudiante utilicé el nombre de «Rodrigo», estuve en la lucha legítima y obviamente corría un riesgo, por ende para mí no fue sorpresa la detención», declaró el actual director del SML.

A ello agregó que «lo que sí me sorprendió fue la agresividad con que actuaban los militares. Desde el momento en que fui secuestrado en la vía pública y llevado a Villa Grimaldi fui recibido a golpes. Después me enteré que estuvieron en ese proceso Miguel Krasnoff y Marcelo Moren Brito».

«Me hicieron de todo tipo de torturas. A penas llegue recibí puñetazos en los oídos, la tortura teléfono como ellos le decían, después fui trasladado a otro cuarto donde me desnudaron y me colgaron de pies y manos, me mojaron completo y después de ello fui trasladado a la «parrilla», lo que era un somier de alambres y me aplicaban electricidad y me quemaban con cigarrillo», relata.

Bustos, continúa asegurando que «en algún momento estuve detenido junto a mi esposa, lo cual fue mucho más doloroso, porque además de provocarme la tortura física, aplicaban la tortura sicológica al tener a mi señora detenida. Con decirte que cuando fui trasladado a la clínica Santa María, lugar donde uno no iba precisamente a curarse, llegaba un militar y me pasaba una radio para escuchar como torturaban a mi esposa que estaba en Villa Grimaldi».

«Había una red de terrorismo de Estado que era extremadamente importante y que dependía de las grandes estructuras de muchas instituciones».

«En Villa Grimaldi estuve dos meses, después en Cuatro Álamos durante siete meses. Posteriormente me llevaron a otro sitio el que era realmente un campo de concentración; de allí fui a Puchuncaví y después en septiembre de 1976 llevado de vuelta a Villa Grimaldi y desde ahí expulsado del país», puntualizó.

Por último, Bustos recalcó que «ellos (los militares) buscaban información y que uno se quebrara y pasara al lado de ellos. Nunca dije nada, no soy un colaborador de nadie y menos de ellos».

 

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