Diatriba inacabada
Opinión y Comentarios 7 agosto, 2013 Edición Cero
Guillermo Jorquera Morales, Ex Director del TIUN-TENOR
“Un Teatro que está ‘fuera’ de la calle es un teatro muerto”, “Si la calle no llega al escenario el teatro finalmente desaparece”, es una reflexión de Federico García Lorca que leí alguna vez en una revista de Teatro*, y hoy la he recordado al ver una nueva obra de Radrigán en el Espacio Antifaz.
Porque eso es lo que hace Radrigán con sus creaciones, poner la voz sabia, auténtica, poética, popular de la gente de la calle en un escenario, decantada en formas teatrales, sus obras tienen esa característica, esa misión, y ese objetivo.
La semana pasada el Grupo de Teatro “La Pacha” estrenó en el Espacio Antifaz, la obra unipersonal “Diatriba de la empecinada”, obra de Juan Radrigán, pero en una puesta en escena de Jaime Guzmán Brantes, con la actuación de Marisol Salgado, ambos iquiqueños con estudios teatrales en la capital y que no se han olvidado de su tierra. (La obra estará en Cartelera en el Espacio Antifaz, todos los sábados hasta el 14 de Septiembre)
Porque una cosa es el escrito y otra es la puesta en escena, el trabajo de trasladar al escenario las palabras, los pensamientos y la reflexión del autor; logró un resultado sorprendente, pues no sólo se puede escuchar la violencia del texto, sino que también se puede ver, a través de un excelente dispositivo escénico, con un profesional diseño audiovisual, que envuelve la obra y la presenta como en un formato de un notebook abierto que entrega incesantemente imágenes, frases, grafitis, testimonios de familiares de detenidos desaparecidos, portadas de periódicos, panfletos, manifiestos, que viajan desde la altura para perderse a través del piso del escenario en un quizás donde, pero con toda seguridad salpican hasta el público, dejando la sensación de un río, (¿el Mapocho?), que baja desde la cordillera arrastrando todo lo que pilló a su paso, para hacerlo desaparecer sin destino conocido.
Toda esta riqueza audiovisual, con esta información producto de una trabajosa investigación, no está en el texto, pero hace de éste un magnífico testimonio de lo que sucedió en las calles (y también a escondidas de éstas) de nuestro país hace 40 años atrás.
El texto es violento, pero es cierto, la puesta en escena es inteligente, que lo enriquece, el diseño teatral de Koke Velis, es sorprendente, siempre acompaña a Victoria Torres en su dolido y franco discurso inacabado, el mundo sonoro, de Erwin cortés, acentúa el drama que se vive en escena, la actuación es emotiva, sufrida, trabajada con rabia y urgencia por recuperar el amor desaparecido de este país “cueste lo que cueste”. La cueca triste que ella apenas logra musitar y que se introduce en la piel de la gente de la platea, es la síntesis de sus sentimientos.
El día del estreno Marisol, terminó extenuada emocionalmente, sin poder hablar, apenas solo para agradecer (tal vez aún con el peso de su personaje, que como mensaje deja desaparecido en el escenario), pero estaba contenta, ella no supo que el público también se quedó sin “habla”, poco a poco logramos recuperarnos para iniciar los comentarios en el “foyer”, al momento de brindar por el parto de un nuevo trabajo, un nuevo nacimiento creativo de la “Pacha Teatro”, esta vez, con el sabor amargo de nuestra historia.
* Revista “Apuntes” N° 101 de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica de Chile