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The Clinic/ Hace poco más de una semana las diputadas UDI Mónica Zalaquett, Claudia Nogueira, María Angélica Cristi y el parlamentario Ramón Barros presentaron... La historia de una madre lesbiana en Chile

madreThe Clinic/ Hace poco más de una semana las diputadas UDI Mónica Zalaquett, Claudia Nogueira, María Angélica Cristi y el parlamentario Ramón Barros presentaron una reforma constitucional para agregar la frase “el menor sólo tendrá por padres a un hombre y una mujer” al artículo que narra “la familia es el núcleo fundamental de la sociedad”. La preocupación nacía a propósito de una pareja de mujeres lesbianas que buscaban ser reconocidas legalmente como madres de su hijo. Para tranquilidad de los diputados UDI, Ivonne -una mujer lesbiana- y su hija, quisieron contar su historia de una familia como cualquier otra

En la última semana Ivonne, de 27 años, ha estado pegada a las redes sociales. Le ha tuiteado al Movilh y a la Fundación Iguales diciendo que ella es hija de una lesbiana y su vida es de lo más normal. Ha recibido de vuelta mensajes de apoyo y otros que le dicen que “ojalá no se contamine”. Ivonne prefiere que la llamen por su nombre hebreo: Bathi. Dice que significa “Hija” y que así ella se siente identificada: “yo vivo del amor de mi mamá”, cuenta.

Ivonne, madre de Bathi también tiene un nombre hebreo Harim. Significa montaña, pero el lado femenino de la montaña. Admira la lucha del pueblo judío y es psicóloga e instructora de montaña. Trabaja en psicología de emergencia con las mineras y lleva excursiones a la cordillera. Ha sido un camino difícil por el machismo chileno que además se exacerba en el mundo de la minería: “hay mucha misoginia y mucha lesbofobia que hay que limpiar”, dice enérgica.

Harim usa el pelo corto, muy corto, y como no se lo tiñe tiene canas, pero ella está llena de una energía juvenil. Practica el budismo y la cábala, pero en realidad cree en las energías. Quizás por eso lleva un cuarzo colgando del cuello, la piedra que supuestamente se carga de buenas vibras. Harim cree en evitar las malas y atraer las buenas. Por eso no le gusta mucho hablar del contexto en que nació su hija, Bathi, pero termina contándolo igual en el living de la casa de su hija, con Benjamín, su nieto interrumpiendo para buscar el regaloneo de su “nona”.

Harim supo a los nueve años que era lesbiana. A esa edad también sabía que quería ser madre, que esa era la culminación de su ciclo como mujer: “tener un hijo, parir”, dice ella. Como la mayor y protectora de seis hermanos tuvo siempre la figura de su madre como una mujer fuerte y femenina que le inculcaba a ella ser igual: “recuerdo ver a mi mamá tener un hijo en el Hospital Alemán, volver al otro día con el suero y todo a ver a sus hijos”, dice Harim. Sus padres eran trabajadores y desde pequeña tuvo la idea de que ella, como mujer, era poderosa y podía lograr muchas cosas.

Así, le contó su realidad a un amigo con el que jugaba tenis. Le dijo que era lesbiana y que quería ser mamá: “yo sé que fui muy dura como me planteé frente a todo, fría, calculadora. Y lo acepto, pero yo siento que lo hice bien”, dice Harim. El problema, cuenta Harim, se creó cuando él se enamoró de ella: “mi padre y mi abuelo materno acordaron un matrimonio por miedo al qué dirán. Mi madre se casa con guatita y vestida de rosado, y el cura ‘le hizo un favor’ a mi familia”, cuenta Bathi. A los 21 años de Harim nació Bathi. A sus seis años Harim la puso en el Colegio Sagrados Corazones de las Monjas Francesa de Viña del Mar, donde hasta el día de hoy viven. Harim le contó a la directora del colegio toda su historia. Le dijo: “yo he criado a mi hija durante cinco años de esta forma y ahora quiero que ustedes me acompañen en esto”. Ellas no pusieron ningún problema. Por el contrario, agradecieron su honestidad y cuando Bathi no quiso hacer su confirmación, también la entendieron. “La Madre Superiora me dijo que me encontraba toda la razón, porque yo sentía que mis compañeras lo estaban haciendo por moda y yo no tenía nada que confirmar, porque no estaba segura de nada”.

Finalmente, Harim se separó y crió sola a Bathi. “Hoy él es un brillante médico y frente a su ausencia, está mi familia, hay un apoyo grande y estuve yo, pero era muy natural hacerlo así porque yo lo había decidido. Y en esa convicción crié a mi hija con todo el amor del mundo”, dice Harim. Bathi, a sus 27 años y con su hijo de un año, siente que tiene y ha tenido “una familia maravillosa”, aunque en las redes sociales se queja, a propósito del proyecto de la UDI, que pudiendo haber tenido dos madres, tuvo un padre ausente. Harim también se siente frustrada y traicionada políticamente. Militante de RN, no entiende por qué insisten en meterse en su vida privada: “a un hijo tú lo crias en el amor por sobre todas las cosas, esa es la gran cuna. Ellos lo sienten y lo saben. Luego en la verdad, en ser honorable. Y para eso no hay que ser ni hombre ni mujer, hay que ser alguien que ama no más. ¿Cuántas mujeres hay en Chile que crían a sus hijos solas?”, sentencia.

Y Harim, en la crianza de su hija, le contó a los 13 años sobre su orientación sexual. En realidad, fue Bathi quien le preguntó: “¿mamá, tú eres lesbiana?” Ella respondió que sí. Bathi estuvo enojada con su madre por casi una semana, pero no por su sexualidad, sino porque se demoró tanto en contarle. Porque se contaban todo. En ese tiempo, Bathi se dio cuenta de que muchas cosas le hacían sentido: “entendí por qué mi mamá funcionaba mejor sola”, cuenta.

Pero Harim no siempre ha estado sola. Ha tenido dos parejas estables. Duró cuatro años con cada una, pero finalmente terminaron. En parte por lo mismo que muchas parejas no funcionan y en parte porque dice que es muy difícil establecer una relación: “cuesta mucho estar en pareja, porque te están bombardeando todo el día. Todo es estresante, que te miren feo, que te digan cosas. Y ha sido doloroso, pero yo soy muy resiliente”.

Hoy ambas viven en Viña del Mar, en el mismo edificio. Harim en el piso ocho y Bathi en el 17. Ahí vive con su hijo Benjamín y su pareja, Agustín. Los tres están frustrados por el proyecto que, según la diputada UDI Mónica Zalaquett, busca proteger a los niños y que conozcan su origen: “eso es cuando un adulto imbécil no deja al niño crecer en su proceso natural. Cuando el niño pregunte ‘¿quién es mi papá?’, uno le explica”, dice Harim. Bathi le completa la idea: “es lo mismo que yo. No estoy casada con mi pareja y somos felices y si cuando mi hijo sea grande no nos hemos casado y me pregunta, yo se lo digo. Mientras uno vea que sus papás o sus mamás se aman, va a ser una persona tranquila. Yo antes de estar con mi pareja, no encontré otro amor como el de mi mama”.

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