Guillermo Jorquera Morales, ex Director del TIUN – TENOR
Transcurría el año 1978 y Jorge Iturra Peña, en su calidad de Director de Comunicaciones de la Universidad del Norte, Sede Iquique, presentaba al TIUN en el Programa de la obra “Tres Noches de un Sábado” que la Compañía se atrevía a estrenar en Iquique, escribiendo el siguiente texto:
“…Y dijo….
– No sé, pienso que podría ser un cambio demasiado brusco para nuestro público. Hemos venido desde hace tiempo presentando teatro tradicional, clásico, de corte folclórico, costumbrista….
– ¡Hombre…eso que importa, lo importante es renovarse y poder mostrar a este mismo público otra faceta de la dramaturgia, y de nuestra Compañía.
– Pero es que….”Tres noches de un sábado”, puede parecer….
– Qué importa que parezca….lo importante es que sea. Nadie se podría alarmar porque un personaje huevonee a otro y lo mande a la mierda. Es parte de nuestro teatro nacional, es la verdad misma de nuestra vida cotidiana. ¡Esto no es teatro, esto es verdad, esto es….!
Parece que fue ayer cuando discutíamos la puesta en escena de la obra que ustedes tienen en nuestro Cafetín Teatral. No obstante, al leer el libreto, lentamente, nos fuimos enamorando de “María Eugenia”, de “la Cristina” y de “la Virginia”. Fuimos conociendo la dramática realidad de Alfredo. Recorrimos imaginariamente en un “Se Fleta”, el propio mundo de “el Genaro”. Entonces nos dimos cuenta de que en verdad era un “pulento”. Bailamos junto a “la Rosalía” en Quintas de Recreos y comprendimos que en realidad “la Palmenia se pasa y canta con el corazón”.
El Teatro Iquique de la Universidad del Norte (TIUN), una vez más da un paso hacia el desarrollo escénico, sin dejar de lado las obras anteriores. Abre las puertas de su Sala de Bolsillo para arrancar de la calle la verdad de su gente. Quizás la verdad de nosotros mismos.”
Estas reflexiones de Jorge, escritas para apoyar nuestra decisión del nuevo montaje, nacen de conversaciones con el Director de la obra, y de la lectura de los textos, porque en verdad son tres obras cortas distintas, unidas por un tema común; el amor vivido en tres niveles sociales; alto, medio y popular, y no estaba equivocado porque la obra, estrenada por el ICTUS en Santiago de Chile en el año 1973.
Se inscribe en el teatro realista costumbrista urbano, aparecido en Chile inmediatamente después del Golpe de Estado, época en que nuestros dramaturgos se vuelcan hacia los sectores de clase media y fundamentalmente al universo popular, a descubrir la realidad de estos mundos casi olvidados por autores, en décadas anteriores, “Amor de mis amores” la segunda noche de Patricio Contreras y “La Tercera Espera” de Alfonso Alcalde, son retratos de sus respectivos niveles económicos y sociales de la época, envueltos en afectos, en ternura, enriquecidos por el chispeante lenguaje y humor popular, con notables caracterizaciones de personajes que conquistaron públicos sin divisiones sociales tanto en Santiago como en Iquique, el objetivo del teatro chileno en esos años era aportar ramalazos de alegrías a un pueblo que vivía una crisis política que de alguna manera debía sacudir.
Jorge supo leer esta realidad que vivía el país y apoyó nuestro montaje desde su primera lectura, por eso cierra su presentación diciendo que nuestro Teatro; “Abre las puertas de su Sala de Bolsillo para arrancar de la calle la verdad de su gente. Quizás la verdad de nosotros mismos.”
Por esta razón la comunidad teatral del TIUN – TENOR lo considera como uno de los suyos, aporte importante para la trascendencia de nuestro trabajo y yo, en lo particular, lo tengo inscrito en la añeja lista de mis amigos.
Así era este hombre, un profesional de las comunicaciones, un creador innato, un innovador, visionario, dueño de esa locura linda que tenemos todos los que pensamos que el arte y la cultura son la vía para alcanzar la felicidad de un pueblo, un poeta de canciones, cantor de emociones iquiqueñas con sentimiento gaucho en su voz y en su música, que le cantó al amor, a su mujer, a sus hijos, a sus nietos, a su puerto, a la pampa, a su profesora de inglés y también al humilde Maestro Lucho, pintor de brocha gorda de su barrio.
En los próximos días se cumplen trece años de su fallecimiento, sus amigos, los que “aún soñamos compartir el pan y trasnochar el vino” *, le visitaremos para comentarle de la vida y ofrecerle el fraternal “banderazo” que contiene toda la identidad iquiqueña: ¡Avísale, Coke!
* Frase que Jorge me regalara en otro texto publicado en la Estrella de Iquique del 1 de Marzo de 1996, con motivo de mi despido de la CORMUDESI.