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The Clinic On Line / El dirigente de los pescadores y militante de RN ha asumido la tarea de que se cumpla el petitorio... “Aysén, que antes no aparecía ni en el pronóstico del tiempo, hoy es un referente de la lucha social”

dirigente aysenThe Clinic On Line / El dirigente de los pescadores y militante de RN ha asumido la tarea de que se cumpla el petitorio que el movimiento logró imponer al Gobierno. Sin embargo, asegura que aún no es hora de celebrar.

El 14 de febrero se hará una misa en conmemoración de un año de la masiva protesta social en la región. Ruiz rememora y asegura que lo peor de la movilización fue la dura represión policial: “El Gobierno se equivocó con nosotros y se sigue equivocando ahora con La Araucanía porque en vez de buscar la paz social lo que hace frente a las demandas sociales, es militarizar, llenar la región de fuerzas especiales y eso no funciona porque cuando uno ve eso, más ganas dan de luchar”.

Dice Misael Ruiz, dirigente pescador y vocero del Movimiento Social de Aysén, que el 14 de febrero es un día especial. Lo dice sin pensar en comprar flores o peluches, sin siquiera imaginarse una cena romántica o alguna cursilería por el estilo. El 14 de febrero que Ruiz conmemora huele a bombas lacrimógenas y tiene el sonido de balines. Tiene, también, como banda sonora, un “no nos moverán” que se cumplió y como referente una lucha que comenzó siendo ignorada hasta que fue tan grande que no pudo no ser vista.

Dice Ruiz que a veces, todavía, mira el año que ha transcurrido desde que Aysén se paralizó exigiendo una rebaja en los precios de los combustibles y mejoras en salud -entre otros puntos de un emblemático petitorio- y siente una mezcla de nostalgia y de angustia. Dice que tuvo, que tiene, orgullo por lo que se hizo, pero también miedo porque por varios días vivió en una ciudad que ardía, “llena de carabineros y amenazas”.

Dice Ruiz -moreno, con sobrepeso, militante RN aunque no parece, con un vozarrón más duro que el del carismático Iván Fuentes- que él no tiene nada que celebrar a un año de que cerca de 300 personas bloquearan las vías de acceso a Puerto Aysén y Puerto Chacabuco en el día de los enamorados, lo que significó que las protestas de Aysén fueran incorporadas al menú veraniego de los noticieros. “Algunos querían que hiciéramos un acto. Dije que no, así es que vamos a hacer una misa en paseo Mahuén, porque no estamos para celebraciones. Nos falta mucho, nuestros adultos mayores siguen viviendo con pensiones miserables”, asegura.

-¿De verdad cree que no se merecen una celebración?
-Claro que no, si todavía falta avanzar, hay gente que sigue viviendo con pensiones de $74 mil, entonces no es justo con ellos que estemos festejando. Ahora, hubo logros principalmente en salud, en la hemodiálisis que es fundamental porque antes nuestra gente tenía que viajar tres a cuatro veces en la semana por más de una hora a Coyhaique y hoy esos 22 pacientes que requieren ese tratamiento están siendo atentidos en Puerto Aysén, a cinco minutos de sus casas. También ganamos lo de la zona franca y el sueldo regionalizado que fueron dos de nuestros caballitos de batalla. Claro que falta implementar ambas cosas en su totalidad. Otro gran logro es que nosotros queríamos que nuestros jóvenes tuvieran la oportunidad de cursar alguna carrera en la región y ya este año se abre la carrera de pedagogía. Ahora también faltan cosas que no se han cumplido y estamos trabajando en eso, en la nivelación por zona de los empleados públicos, con el ministro Joaquín Lavín debemos ver también el tema de la canasta básica.

-Entonces, a un año del estallido, ¿qué evaluación hace usted de la movilización?
-Creo que fue más que justa y que el legado más grande que dejó este movimiento es saber que la unidad de verdad hace la fuerza, que ese no es un concepto hueco. En Aysén, que es una ciudad chica, antes uno pasaba sin saludar a nadie, ahora nos tenemos cariño y recordamos lo que hicimos, cómo nos pusimos todos del mismo lado para luchar por nuestra gente más humilde y sabemos, además, que si nos pasan a llevar otra vez podemos volver a estar en las calles, que tenemos esa fuerza. Además hay algo que me da orgullo: Aysén, que antes no aparecía ni cuando leían el pronóstico del tiempo en las noticias, es ahora un referente de la lucha social. Han llegado turistas preguntándonos cuáles eran las calles donde nos movilizábamos. Pero no todo es lindo. En esos días lo pasamos muy mal.

-¿Por la represión policial?
-Sí…Mire, cuando nos querían aplicar la ley de seguridad interior del Estado recorríamos las calles todas las noches con mi colega, Iván Fuentes, angustiados con que no pasara nada. Me marcó el abuso policial, la represión innecesaria. Tomaron preso a mi hijo, al de Iván, quizás qué mensaje nos querían entregar. En la población Pedro Aguirre Cerda, donde hay pura gente humilde, muchos adultos mayores, estuvimos parapetados 24 horas. Nos bombardearon con lacrimógenas. Me pregunto todavía qué estaban pensando en el Gobierno, si creían que estaban en guerra con Argentina o Perú. Hubo gente que recibió balines…Mi madre, mi mujer, sufrían porque íbamos a caer presos como terroristas y entonces uno piensa que esto no es decente.

-¿Qué no es decente?

-Que cada vez que la gente sale a las calles a pelear por un pedazo de pan, por educación para sus hijos, por buena atención de salud, la solución sea reprimir, mandar a pegarnos, llenar las calles de lacrimógenas y guanacos. Es lo que está sucediendo ahora en La Araucanía: ellos están reclamandos sus tierras, que en el pasado fueron expropiadas. Esa lucha me deprime, porque el pueblo mapuche está en una lucha por lo suyo. Siento que los mapuches están como nosotros con Douglas Tompkins.

-¿Comparte la causa mapuche?

-Claro, aunque no los crímenes ni la quema de casas. Creo que el Gobierno se equivocó con nosotros y se sigue equivocando ahora con La Araucanía porque en vez de buscar la paz social lo que hace frente a las demandas sociales es militalizar, llenar la región de fuerzas especiales y eso no funciona porque cuando uno ve eso más ganas dan de luchar. Cuando nosotros escuchábamos en la radio que venían más helicópteros, más rabia nos daba y en esas condiciones uno no teme perder la vida, derramar la sangre. Hay que buscar el diálogo con el pueblo mapuche.

-Su discurso no suena muy RN…
-Puede que no… Quedé huérfano siendo bien pequeño, vi como los grandes patrones se hacían ricachones a costa de nuestra gente que sufría en el mar o en la tierra. Si lucho, si sigo luchando, es porque no quiero lo que viví para mis hijos, quiero que ellos tengan un país más justo. No sé si eso es muy RN, la verdad es que creo que más bien milito en el movimiento social.

-Fuentes  no ha traicionado al movimiento social ni lo va a traicionar

-¿Qué es lo que viene ahora para el Movimiento Social de Aysén?
-Estamos trabajando en una consulta ciudadana, nosotros seguimos trabajando en la mesa social para que acá se trabaje por más del sueldo mínimo, porque la vida acá es más cara y la verdad es que todo este tiempo he estado abocado a que se cumplan las 11 promesas que se hicieron a la mesa social.

-¿Usted es hoy quien centralizada la interlocución con el Gobierno?
-Sí, siempre he tenido la interlocución con el Gobierno. Iván salía más en los medios porque así lo acordamos, pero mi socio ahora ha asumido una pre candidatura por la DC entonces me ha tocado más a mí asumir la vocería y abocarme al 100% a la mesa social.

-¿Y a usted no lo han tentado con una candidatura?

-Tuve ofertas y hasta el día de hoy hay gente que me pide que sea candidato, pero no he querido asumir ninguna candidatura porque los dirigentes nos comprometimos a que no íbamos a postular a ningún cargo hasta que no estuvieran cumplidas todas las demandas de la mesa social, porque el ser candidato implica un riesgo de politizar la mesa y de que nos acusen de usar el movimiento social como un trampolín. Más adelante podría ser, pero quiero cumplirle a la gente lo de la zona franca y todas las cosas por las que las personas lucharon, porque acá hubo mucho compromiso, gente que colaboró con un kilo de arroz para la olla común, que puso banderas negras, entonces a toda esa gente yo quiero cumplirle.

-¿Se puede deducir que Fuentes no ha cumplido ese compromiso?
-Cada persona es libre de tomar sus propios caminos, él lo conversó con su señora y sus hijos, y aunque es una decisión que yo no tomaría, lo voy a apoyar porque con mi colega trabajamos codo a codo para cambiar esa política que le hace mal al país. Iván y yo creemos en movilizar a la gente del campo al mar por una misma causa, entonces lo apoyo porque por qué no puede representarnos al fin alguien que conoce la pobreza, que sabe lo que es vivir de allegado, no tener casa. Quiero que le vaya bien y quiero, sobre todo, que empiecen a salir de la política los Frei, los Errázuriz, los que nacen en buena cuna y que hacen de la política una empresa.

-¿No están entonces distanciados?
-No, para nada. Converso todos los días con Iván, él me sigue ayudando, deseo que le vaya bien. Sabe qué pasa: él no ha traicionado al movimiento social ni lo va a traicionar, Iván no va a abandonar a la gente si sale electo. Tengo mis reparos y se los dije a mi colega: “Iván cuidado, porque la política es distinta del movimiento, si te sales de lo que ellos dicen te dejan solo trabajando”. En el movimiento uno habla del corazón y nadie se espanta. Pero le tengo fe. Acá tenemos malas experiencias con parlamentarios. René Alinco se gana las lucas sin mover un dedo por la gente que lo eligió. Mi colega, creo yo, va a hacer algo distinto. Ahora, más allá de las buenas intenciones, lo que tenemos que hacer es cambiar la Constitución para que se escuche la voz de la ciudadanía, lo conversamos con Camila Vallejo, con Giorgio Jackson y a mí me ilusiona, aunque no quiera ser parte, que la gente de la calle llegue al Congreso porque creeo que se puede empezar a cambiar el país desde ahí.

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