Monseñor Lizama preside liturgia de culminación del Mes de María en Iquique
Actualidad 7 diciembre, 2012 Edición Cero
El Obispado de Iquique, mañana sábado 8 de Diciembre, en la culminación del mes de María, realizará ceremonias litúrgicas en Alto Hospicio, La Tirana e Iquique, donde a las 19.00 horas, en la Iglesia Catedral, se levantará un escenario para la realización del oficio religioso que celebrará el arzobispo de Antofagasta y Administrador Apostólico de Iquique, monseñor Pablo Lizama.
En Alto Hospicio, el oficio se realizará a contar de las 17.00 horas, en la parroquia Nuestra Señora de la Paz. En tanto, en el Santuario de La Tirana, siete imágenes que recorren el pueblo convergerán el 8 de diciembre en la Cruz del Calvario. Allí, la comunidad peregrinará en procesión hasta el templo, para participar en la celebración que encabezará el padre Walter Sánchez.
“La idea es encontrarnos como Iglesia diocesana después de que en cada parroquia, capilla, movimientos, bailes religiosos, caletas y pampa hemos celebrado este mes dedicado a nuestra Madre Santísima; esta tradicional celebración mariana en la que ponemos nuestra mirada en María Virgen, modelo de fe y del perfecto discipulado”, manifestó el vicario general de la Diócesis de Iquique, Padre Guillermo Fajardo.
El sacerdote enfatizó que estamos celebrando el año de la fe, “así nos lo ha pedido el Papa Benedicto, y me parece significativo que podamos como Iglesia manifestar públicamente, es decir, proclamar fuera de los Templos que ahora y por siempre confiamos en el Señor, puesto que con Él y en Él está puesta toda nuestra Esperanza y el verdadero sentido de la vida”.
Mensaje
Monseñor Pablo Lizama expresó que “este 8 de Diciembre culmina nuestro Mes de María. Aquí en Iquique lo celebramos de manera especial, porque la Virgen Inmaculada es la patrona de esta diócesis. Queremos que todos nosotros, los creyentes, celebremos la eucaristía con que clausuramos este mes”.
El Administrador Apostólico de Iquique, hizo extensiva una invitación a que todos podamos reunirnos como Iglesia, “para que con fuerza y con una gran cuota de humildad expresemos nuestro amor a Dios y nuestro respeto por el ser humano, dos movimientos internos que deben encontrarse en el corazón humano y que nunca pueden estar separados para quienes buscamos día a día manifestar una auténtica y madura fe”.