Edición Cero

“Es fácil hacer leña del árbol caído. Por ello, buscando el bien del pueblo de Dios, lo mejor es, apartarse de esta querida tierra... Obispo tras su renuncia: “Hoy estoy crucificado, golpeado y silenciado en la cruz”

“Es fácil hacer leña del árbol caído. Por ello, buscando el bien del pueblo de Dios, lo mejor es, apartarse de esta querida tierra con el fin que continúe su marcha sin verse más dañada y afectada por lo sucedido”. Estas palabras corresponde a parte de la declaración que el hasta ahora obispo de la diócesis de Iquique, Marco Ordenes Fernández, leyó a la prensa, sin dar espacio a preguntas.

Con voz serena y pausada, que a medida que fue avanzando en la lectura, de algún modo evocaba su tono, cuando pronunciaba algún mensaje u homilía, el prelado confirmó oficialmente que había renunciado a su cargo de obispo, para que la denuncia de abusos que le afecta. “Hoy estoy crucificado, golpeado y silenciado en la cruz. Esperaré en la fe, estar mañana resucitado a un nuevo tiempo, el que no conozco, pero sé que tiene su plenitud, no en esta vida, sino en la otra que está por venir”.

Lectura

Una vez que la prensa llegó a la sala y tomó ubicación, el obispo con la ropa clásica presbiterial, se sentó a la testera e inició la lectura del comunicado. Al concluir hubo unos segundos de silencio e hizo abandono del lugar,  en dependencias de la comunidad María Auxiliadora, la cual escogió para reunirse con los medios. Con anterioridad, a través del vicario Judicial, Franklin Luza, Ordenes ya había dicho que se encontraría con la prensa local y que respondería a sus preguntas.

Esto último no ocurrió, porque en su entorno cercano, se dice que está agobiado y cansado por los hechos que se han precipitado uno tras otros, en el contexto de la denuncia de abuso sexual en su contra. Por lo mismo, reonocen que ha contado con asistencia espiritual y psicológica.

La declaración

En el comunicado, de poco más de una página, el obispo no se refiere directamente a los hechos que se le imputan. Ni se declara ni culpable ni inocente; tampoco se refiere directamente a quien lo acusa. Más bien arma un relato reflexivo. Y pone el acento en su renuncia, la cual manejó en un primer momento, cuando aún no se hacía pública la denuncia.

“ Hoy, ante los acontecimientos, y madurado en la oración, he vuelto a discernir la necesidad de cuidar ante todo el bien de la diócesis encomendada, y que ella no sea aún más alterada por el proceso en curso, para evitar más daños. Esto lo transmití al Nuncio en los días pasados. Por ello, no sin dolor, tomé la decisión de renunciar al Obispado de Iquique, de tal manera que, esto que me afecta de manera personal, no afecte al resto de la comunidad. Renuncia que la Santa sede ha acogido el día de hoy”.

Añade que en su camino religioso, -que lo llevó a convertirse en el obispo más jóven del país y desempeñándose en la misma ciudad de origen- nunca busco nombramientos ni honores. “He querido servir a Dios y su pueblo. Ante el juicio de Dios me siento tranquilo y en paz, pues él conoce mi corazón y mi verdad.”

Sin embargo, en lo que señala como “el juicio del mundo, no resulta fácil defenderse, sobre todo cuando se dice tanto trastocando la verdad. Es fácil hacer leña del árbol caído. Por ello, buscando el bien del pueblo de Dios, lo mejor es, apartarse de esta querida tierra con el fin que continúe su marcha sin verse más dañada y afectada por lo sucedido”.

Y sigue: “Una cosa es muy cierta: las personas pasamos; y sólo el tiempo dirá quiénes fuimos verdaderamente, cuales fueron nuestros actos e intenciones”.

También tuvo palabras para quienes le han acompañado en estos días. “Agradezco a cuantos han contribuido a buscar la unidad, el servicio y anunciar el Evangelio del Señor. A quienes con cariño y esfuerzo han trabajo junto a mí. Que el Señor le regale a esta Iglesia su Espíritu y su fuerza, para que con humildad y con un solo corazón anuncien y vivan la fe en él. Y cuantos, me han sostenido estos días con su oración, les doy infinitas gracias”.

Al finalizar señala que “busqué siempre devolver bien por mal. Dios es mi testigo que siempre he buscado servir, sin interés. Muchas veces me equivoqué, pero nunca busqué dañar, ofender o manipular a nadie”. Y remata diciendo que mientras el proceso continuará con su marcha, “esperaré lo que se determine. Hoy estoy crucificado, golpeado y silenciado en la cruz. Espero en la fe, estar mañana resucitando a un nuevo tiempo, el que no conozco, pero sé que tiene su plenitud, no en esta vida, sino en la otra que está por venir”.

Lea acá comunicado sobre RENUNCIA AL OBISPADO DE IQUIQUE

 

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