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En una extensa entrevista concedida al medio nacional La Tercera, el Obispo Marco Ordenes reconoce “conductas impropias”, contra su denunciante, Rodrigo Pino. Pero niega... Marco Ordenes señaló que dejar de ser obispo «sigue siendo una alternativa»

En una extensa entrevista concedida al medio nacional La Tercera, el Obispo Marco Ordenes reconoce “conductas impropias”, contra su denunciante, Rodrigo Pino. Pero niega ser pedófilo y homosexual.  Tampoco descarta renunciar al cargo y dice sentirse tranquilo ante Dios. La nota, difundida hoy, fue producto de dos encuentros, entre el prelado y los periodistas. Se mostró cauteloso y respondió sin entrar en detalle.

Conozca la entrevista:

Monseñor Marco Antonio Ordenes Fernández regresó el martes al país, el mismo día en que se dio a conocer que la Nunciatura Apostólica investigaba una denuncia de abuso sexual a un menor de edad, presentada en su contra. El obispo más joven de Chile, el religioso que enorgulleció a su ciudad por haber nacido en la misma diócesis que encabezaba y a quien se atribuye la recuperación de la religiosidad de la Fiesta de La Tirana, iniciaba su semana de mayor exposición pública en sus 47 años de vida y 15 de sacerdocio.

No sólo se transformó en el primer obispo chileno en ser indagado por este delito canónico, sino también en uno de los pocos clérigos que ha elegido responder públicamente este tipo de imputaciones. Accedió a reunirse en dos oportunidades con La Tercera, con la condición de no revelar el lugar del Norte Grande donde ha pernoctado estos días. Asegura que ha dedicado este tiempo a la oración. No es optimista respecto del resultado de la investigación que lo afecta. “Tengo mi conciencia clara delante de Dios, que es lo que me importa”, dice.

Para el primer encuentro se vistió con una camisa y un polar. En el segundo, con una camisa celeste y un suéter azul sin mangas. En ninguna de las dos oportunidades usó el cuello blanco de los clérigos ni tampoco una cruz a la vista.

Su timbre de voz claro es el mismo de la grabación que el denunciante presentó en la causa eclesiástica. En esta entrevista precisa el tipo de vínculo que ambos mantuvieron.

Esta semana se dio a conocer que usted estaba siendo investigado eclesiásticamente por abuso de menores. ¿Cuándo supo de esta indagación?

Fue al término de la Conferencia Episcopal (…). A fines de abril (…). Me llamaron por teléfono y dijeron que tenía que presentarme en la nunciatura.

-¿Sabía para qué lo llamaban?

-La verdad es que pensé lo típico: que te pueden cambiar de diócesis, pero no. No sabía.

-¿Quién lo notificó?

-Me lo dijo el nuncio (…). Que había una acusación en mi contra, por abuso a un menor, de hace como 15 años, y que se había iniciado un proceso de investigación. Yo no entendía nada, quedé impactado y (dijeron) que tenía que someterme a un interrogatorio y me llevaron de inmediato.

-¿Le dijeron quién lo acusaba?

-No, yo pregunté quién me denunciaba y dijeron que no correspondía que supiera. Por lo tanto, no supe quién me denunciaba, ni tampoco detalles específicos de la denuncia. Vine a saberlo ahora, que se hizo público. Porque oficialmente no me lo han dicho.

-¿Considera que tenía derecho a saber quién era su acusador?

-Yo creo que es un derecho básico.

-¿Declaró solo, o con un abogado canónico presente?

-No, solo, porque el proceso no lo ameritaba, me dijeron.

-¿Le preguntaron respecto de su comportamiento con sus feligreses más jóvenes?

.De todo. Y de cosas más específicas, pero sin yo tener muy claro a qué apuntaban (…). La diligencia duró como dos horas y media (…). Pero no me puedo referir a eso.

-¿Cómo se sintió tras declarar como imputado en una causa eclesiástica por abusos?

-Quedé muy golpeado, porque no me imaginé nunca que era por eso que me habían llamado. No lograba estar en todos mis sentidos. Quedé perplejo.

-¿El nuncio le impuso algún tipo de restricción?

-Sí, sigilo absoluto. Que no debía hablar con nadie y que debía continuar en las funciones en forma normal. Y que podía buscar un apoyo espiritual, que fue lo que hice.

-¿En quién buscó ese apoyo?

-En un obispo que me aconsejó y me orientó en un momento de mucha desorientación. Pero prefiero no nombrarlo.

-¿Tuvo algún contacto posterior con la nunciatura?

-Había cosas que con este obispo no lográbamos comprender, entonces él me animó a que pidiera una audiencia. Así que la pedí. Allí ya estaba más en mí mismo, y me dieron algunas indicaciones. Dijeron que era una investigación previa, pero con características propias para un obispo, las que no se hacían sino con indicaciones directas de la Santa Sede.

-Tras esa segunda reunión, ¿lo tranquilizó la forma en que se estaba desarrollando la investigación? ¿O tuvo reparos?

-Prefiero no responder.

Fin del sigilo pontificio

-Pese a que le impusieron sigilo, usted habló con su comunidad en una casona de La Tirana. ¿Por qué lo hizo?

-Quise hacerlo porque ya era insostenible la situación (…). Alrededor de junio, aproximadamente, habían empezado ciertos rumores de que había un proceso de investigación en contra de mí. Así que lo hice asumiendo que estaba rompiendo el sigilo, pero también que, de alguna manera, ya estaba roto por otros lados.

-¿A quiénes les contó?

-Lo comenté al clero en una reunión que tuvimos con religiosos, diáconos, laicos (en La Tirana). Era una reunión habitual, con cerca de 70 personas. Fue en septiembre, y personalmente hablé con todos.

-¿Cómo reaccionó la comunidad?

Hubo una acogida muy grande. Rezamos juntos, fue un momento de mucha fraternidad.

-¿Les dijo si era inocente o culpable?

Obviamente, manifesté mi parecer, que es mi inocencia, pero no era el afán en esa reunión.

-¿Y le creyeron?

Yo notifiqué lo que me pasaba y dejé dicho con claridad que no había ido a defenderme, y no lo voy a hacer (…). Cada uno tiene que sacar sus propias conclusiones.

-Después usted salió de Chile.

Fue una indicación médica que debía guardar reposo y fui a visitar a unas religiosas a Perú, que tienen una misión entre gente muy pobre, con pescadores. Era un tema que tenía pendiente hacía mucho tiempo, el visitar esa comunidad en la selva (…). También estuve de paso en Lima y en Tacna.

-¿Qué problema médico tenía?

-Tengo una dolencia hepática desde niño, es un tema genético: síndrome de Gilbert. Además, tengo un problema de tiroides y creo que se combinan las cosas (…). También consulté a un siquiatra, porque era una tensión muy grande.

Viaje a Perú

-¿Su entorno le recomendó que dejara el país?

-Insistieron en que viajara, para que me pudiera distraer.

-¿Y le pareció una buena señal dejar Chile mientras era investigado por abusos?

-En ningún momento se me dijo que no podía hacerlo. Se notificó a la nunciatura y ellos siempre supieron dónde estaba.

-¿Su regreso fue solicitado por la nunciatura a raíz de la difusión de la investigación que lo afectaba?

No. Estaba programado así. Yo tenía que entrar a un retiro. Pero tuve un problema para volver por la cumbre (de presidentes, a comienzos de octubre).

-¿Cuándo se entera de la difusión de la investigación que lo afectaba?

Estaba llegando a Chile cuando supe.

-Luego que usted llegara a Chile se conoció que en 2009 se había realizado una investigación penal desformalizada respecto de usted. ¿Supo de estas pesquisas?

No.

El acusador

-Lo tercero es que se dio a conocer el nombre del denunciante, tanto en la causa penal como en la eclesiástica. ¿Esperaba que fuera Rodrigo Pino?

-Yo a él lo conocí el año 99, aproximadamente, cuando tenía 17 años, en unos trabajos de organización de encuentros de acólitos.

-¿Incurrió usted en algún acto impropio con él?

No siendo él menor de edad, yo reconozco haber tenido un acto imprudente con él, de lo que me arrepiento y de lo que pedí perdón en su momento. Pero no fue con un menor de edad.

-¿Mantuvo una relación con él, como ha dicho el denunciante?

-Fue una situación puntual. Pero yo sí mantuve con él un vínculo de afecto, cuidado, de poder ayudarlo en muchas situaciones personales difíciles, a las que no tengo por qué referirme, porque son de él. Y traté de acompañarlo hasta hace muy poco, ya con distancia, obviamente, pero sí de darle una palabra de consejo, de ayuda.

-Esta semana han circulado versiones de que podría ser acusado por otros ex feligreses. ¿Ha mantenido usted relaciones impropias con menores de edad?

-No, yo no soy pedófilo, si eso es lo que usted me está preguntando. Yo no he estado con un menor de edad.

-¿Usted se considera homosexual?

No, tampoco.

-¿Ha pensado en dejar el cargo de obispo por esta situación?

-Cuando se me hizo el interrogatorio (en abril), en ese momento, planteé al que me interrogaba y al nuncio la posibilidad de inmediatamente dejar el cargo en vista de un bien superior.

-¿Qué dijo el nuncio sobre esta propuesta?

No lo aceptó, porque se dijo que debía seguir trabajando de manera habitual.

-¿Y cree que, tras todo lo sucedido, ha llegado el momento de dejar de ser obispo?

-Lo planteé allí y lo he mantenido de manera permanente, y lo he madurado todavía mucho más. Para mí lo más importante, y lo que he tratado de hacer con sinceridad en la vida, es servir al pueblo de Dios. Y frente a las circunstancias que se han dado, y al escándalo que se produce, y a la manipulación de la información que ha ocurrido, por el bien de la comunidad, para mí sigue siendo una alternativa tremendamente válida, por el bien de los demás.

 Extraído de: http://diario.latercera.com/2012/10/06/01/contenido/pais/31-119919-9-marco-antonio-ordenes-dejar-de-ser-obispo-sigue-siendo-una-alternativa.shtml

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