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Cambio21/ Por M. Cristina Prudant.- En medio de un clima adverso por los casos de abuso sexual que lo han llevado a la a perder... Luego de constantes crisis de los últimos años, iglesia católica chilena ¿retoma sus raíces sociales?

Cambio21/ Por M. Cristina Prudant.- En medio de un clima adverso por los casos de abuso sexual que lo han llevado a la a perder credibilidad, el clero envía señales de retomar el camino del compromiso social, como ha sido su tradición. El arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, llamó a restablecer las confianzas y a terminar con la “escandalosa desigualdad”. La carta pastoral de la Conferencia Episcopal exhorta a “escuchar el clamor de nuestro pueblo y dar respuestas adecuadas a sus justas demandas”.

La ciudadanía dio muestras de su arraigo religioso y de lo que espera de su Iglesia al volcarse masivamente a las calles para despedir al padre Pierre Dubois, que representaba lo mejor de una institución comprometida con su pueblo.

Pero también ha expresado su desconcierto por tanta denuncia de abusos sexuales en los que se han visto involucrados muchos sacerdotes. Las encuestas demuestran que en la última década la Iglesia Católica es la entidad que más se ha debilitado. De ello dio cuenta, por ejemplo, el sondeo Bicentenario de la Universidad Católica, en 2011, donde el 70% de los consultados afirmaban que la institución religiosa ha perdido poder.

Según una encuesta nacional de la Universidad Diego Portales de 2012, «la caída en la confianza social en la Iglesia Católica claramente se vincula con escándalos de abuso sexual, particularmente los denunciados públicamente a partir del año 2011. Esta baja en la confianza social se correlaciona con una menor auto-identificación como católico a partir de 2011. En tanto, la práctica de la religiosidad en forma frecuente manifiesta un declive anterior (del año 2009), pero a partir de allí no se evidencia una recuperación».

Sin duda que el camino que ha adoptado la Iglesia no es fácil. Así lo comenta a Cambio21 el antropólogo Mauricio Rojas Alcayaga.

«Siempre la transparencia y la sinceridad tienen su costo. Más de algún filósofo decía por ahí que si la sociedad funcionara a plena sinceridad sería bien caótico, pero yo creo que el sinceramiento de la Iglesia va a ayudar a que la gente recupere la confianza en ella. Por lo tanto, es el camino correcto, aunque difícil. Pero la ciudadanía está reconociendo esta nueva voluntad de la iglesia de transparentar todo. Que transparente, que se ponga a disposición, que la gente pueda debatir, ese es el camino adecuado y la combinación de esta transparencia con una iglesia que vuelve a comprometerse socialmente, es el camino para que la gente vuelva a encontrarse con la mejor tradición de la Iglesia Católica en Chile y América Latina».

La carta pastoral

Las manifestaciones sociales y el descrédito que existe en torno a la Iglesia Católica como consecuencia de los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes sirvieron de contexto para que la Conferencia Episcopal diera a conocer la carta pastoral «Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile».

En 63 páginas exhorta a «escuchar el clamor de nuestro pueblo expresado en los movimientos sociales, contribuyendo así a que se den respuestas adecuadas a sus justas demandas».

Da cuenta de que el malestar es extendido en el mundo y que en Chile queda de manifiesto con «un poderoso movimiento estudiantil que está pidiendo reformas. En el mismo sentido se han venido expresando sectores significativos de algunas regiones, que se sienten postergadas, no escuchadas e incluso engañadas».

La cúpula católica señala que en Chile se ha aplicado «con mayor rigidez» un modelo centrado en lo «económico y el lucro», sin considerar que ello conllevaría consecuencias como «tensiones y desigualdades escandalosas entre ricos y pobres».

Además, señala, «se han desatendido realidades y silenciado demandas que son esenciales para una vida humana feliz. La tarea central de los gobiernos parece ser el crecimiento financiero y productivo para llegar al tan anhelado desarrollo».

Pérdida de credibilidad

«La desigualdad se hace particularmente inmoral e inicua cuando los más pobres, aunque tengan trabajo, no reciben los salarios que les permitan vivir y mantener dignamente a sus familias», sentencia la carta pastoral.

La Conferencia Episcopal, además, se hace cargo del descrédito que ha sufrido la Iglesia Católica como consecuencia de los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes: «por nuestras faltas, la Iglesia ha perdido credibilidad. No sin razón algunos han dejado de creernos. Resulta doloroso constatar que se nos ha hecho difícil trasparentar al mundo de hoy el mensaje que hemos recibido. Nuestras propias debilidades y faltas, nuestro retraso en proponer necesarias correcciones, han generado desconcierto», explicita.

En esta dirección, asegura que no sólo «debemos revisar nuestros comportamientos personales sino también las estructuras de nuestra Iglesia, el modo de ejercer nuestro sacerdocio, las formas de participación, el lugar otorgado a los laicos y en especial a la mujer. Dado el momento en que vivimos, será preciso revisar nuestra predicación y nuestros sistemas educativos para ver qué valores transmitimos».

Iglesia comprometida

El antropólogo Mauricio Rojas Alcayaga coincide en que se ha visto un cambio con las señales que ha venido dando la Iglesia en cuanto a un giro hacia «esa iglesia comprometida, que nosotros conocimos en los años 60 o 70 y especialmente en Chile durante la dictadura».
Sin embargo, reconoce que esto es limitado, porque «recordemos que esto también es política del Vaticano. A pesar del amor y cariño que le tenía a la población chilena Juan Pablo II, ahí se desmontó esta iglesia como de compromiso social que existía en Chile y se hicieron cambios a una iglesia bastante pastoral y se articuló esa estructura nacional que tiene la institución católica en las iglesias de base, en las comunidades cristianas, en las poblaciones. No olvidemos que eso fue también una política del Vaticano, no fue un hecho casual. A pesar del amor popular que tiene Juan Pablo II, obviamente su política afectó a la iglesia de Chile».

Sin embargo, el antropólogo cree en que a pesar de que «hubo cambios que vinieron desde órdenes vaticanas, en Chile siempre se mantuvo y existió una cierta iglesia consciente, comprometida, que no se podía expresar a través de la jerarquía pero que sí subsistía en los espacios locales. Pensemos en congregaciones que han mantenido ese trabajo: salesianos, jesuitas y otras órdenes que nunca han variado su posición de compromiso social. Yo creo que esto coincide con un cambio de jerarquía y con un cambio también cultural de la sociedad».

En opinión de Mauricio Rojas, «la Iglesia Católica, si ha sobrevivido históricamente, es porque es hábil para comprender los fenómenos sociales. Y entiende que hay un cambio sociocultural en la población chilena que está pidiendo más equidad, más igualdad, más derechos. En la calle está exigiendo con más fuerza hacer sentir su voz y eso también hace que la Iglesia se acerque a esta sensación social de que tenemos que hacer cambios, que la sociedad sigue siendo injusta y podemos ver eso, justamente simbolizado en lo que ocurrió con el padre Pierre Dubois, que la gente salió a la calle a despedirlo en la población, niños pequeños agitando sus pañuelos blancos».

Autoridades versus demandas

El antropólogo añade que «en Chile, la cultura de iglesia comprometida nunca se perdió, pero al igual que en nuestro sistema político, la cultura de la gente no se refleja en las estructuras jerárquicas o en las de poder. Hay un paralelo ahí. La gente no ha perdido su ansia de cambio, de compromiso, de igualdad, pero son las autoridades las que no han estado a tono con esas demandas y ahora, con este cambio cultural, las autoridades eclesiásticas han tomado con mucha inteligencia social este camino de reencontrarse con una población que está más activa, más demandante, que está exigiendo derechos».

A su juicio, «lo que faltaría ver, y ahí si me declaro un poco incompetente, es cómo reacciona el Vaticano frente a esta iglesia, que también se ve presionada por otros temas que la han complicado en el mundo. Cuál va a ser el lineamiento del Vaticano respecto del movimiento a una iglesia que también ha perdido cierta credibilidad, como lo demuestran las encuestas».

Insiste en que «con mucha inteligencia la iglesia puede recuperar su credibilidad, reencontrándose con este mundo social, y la gente espera este reencuentro. Es una buena salida, porque sobre todo en Chile, en América Latina, tiene una tradición de compromiso innegable y que le permitiría también ser una luz, una guía para esta sociedad que está exigiendo cambios».

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