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La denuncia por abuso sexual en contra del obispo de Iquique, Marco Ordenes, conocida en las últimas horas, alude no a un hecho reciente.... Habla denunciante de Obispo “No busco dinero, quiero que se sepa la verdad y se haga justicia”

La denuncia por abuso sexual en contra del obispo de Iquique, Marco Ordenes, conocida en las últimas horas, alude no a un hecho reciente. Más bien, son varios años los transcurridos desde que la víctima enfrentó en carne propia lo que serían los peores episodios de su vida. Al hacerse pública la denuncia, decidió dar la cara y contar su verdad, esperando que se haga justicia.

Sus padres, que se enteraron de los hechos cuando  ya era adulto, interpusieron una denuncia anónima en a Fiscalía de Iquique, en el año 1999, tal como lo reconoció el Fiscal. En esa investigación, no se logró acreditar la denuncia, es decir, no se demostró la veracidad de los hechos.

Sin embargo hoy, Rodrigo Pino Jelcic, de 30 años, con residencia en Santiago, dice que está más fuerte que nunca para contar su verdad. Su historia está escrita y no tiene vuelta atrás, en cuanto a la ocurrencia de los hechos, pero espera que su testimonio sirva para evitar otras situaciones de abusos y para que en parte, se haga justicia en su caso. Algo de tranquilidad tiene ya, al saber que hay una investigación canónica y que no sólo Iquique, sino que todo el país, está enterado de los hechos. Y lo mejor, cuenta con el apoyo y respaldo de su familia

Hijo de una típica familia iquiqueña, ligada a la iglesia, Rodrigo fue educado en la fe y los valores cristianos. Desde niño, participó en instancias católicas, especialmente como acólito, circunstancias en las que conoció al entonces rector del Santuario de La Tirana, presbítero Marco Ordenes Fernández.

El testimonio

En abril de este año, cuando ya no podía más con los recuerdos, Rodrigo Pino decidió relatar los hechos, en la Nunciatura. Y lo hizo, nuevamente, en forma anónima. “Recién ahora me siento con la fuerza para dar la pelea, dando la cara y con mi nombre”, sostuvo.

Nervioso y con la voz un poco temblorosa, relató que todo comenzó cuando tenía como 15 años e ingresó a un grupo de acólitos para el Santuario de La Tirana y la Catedral. Fue en el santuario, en uno de los tantos retiros, cuando fue abordado por primera vez por el sacerdote. “Fueron caricias y besos, pero no pasó a mayores”.

“Fue muy cauteloso y avanzando de a poco hasta que finalmente se estableció una especie de relación. Yo me sentía inquieto, con culpa y comencé a tener problemas psicológicos, a faltar al colegio”. Es decir, cayó en una profunda depresión que mantiene hasta el día de hoy.

La situación, recuerda Rodrigo, se prolongó por unos tres años, cuando decidió poner término a la relación. Sin embargo resultó dañado y se fue encaminando a una situación de homosexualidad. Condición que hoy asume, pero que no le resta dignidad como persona, ni le quita valor a su testimonio, según explicó. Además, marca “una diferencia con la pedofilia de la que fui objeto”.

Tratando de dejar atrás estos episodios, se trasladó a Santiago, trabajando en distintos lugares. Hoy se encuentra cesante. “Creo que había bloqueado el tema, pero de pronto me encontré con otro joven que pasó por lo mismo y todo volvió a mis recuerdos”, señala.

Ello le motivó a realizar la denuncia. Al hacerse público, reunió fuerzas para reconocer primero en su Facebook, que era él el denunciante de abuso sexual, contra el obispo Iquiqueño. Y accedió a conversar con los distintos medios de prensa de la capital.

Grabación

Rodrigo espera que el caso se reabra en la Fiscalía de Iquique, para aportar nuevos antecedentes. Por ejemplo, cuenta con una grabación que realizó recientemente, cuando antes de interponer la denuncia en la Nunciatura, encaró al  obispo.  “Esa es mi prueba porque ahí reconoce lo que ocurrió conmigo,  y que según él era amor, no como con otro joven”.

Le preguntamos a Rodrigo porque decide hablar. “Por sanidad mental para mí, para que se haga justicia y para que otros no pasen por lo que yo he pasado. Lo hago por mí, por mi familia que me apoya en todo, para que también descansen. La verdad es que ya me siento más aliviado y con las fuerzas para seguir con mi verdad”.

“Y que quede claro. No busco dinero, sino que se separa la verdad, que se haga justicia y que Marco Ordenes pague por lo que hizo”, concluyó.

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