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ElMostrador / por  Marcela Jiménez.- Desató la ira del Presidente luego de que el lunes saliera abruptamente de una reunión del oficialismo en La... Las claves del poder de Carlos Larraín y su agenda propia

ElMostrador / por  Marcela Jiménez.- Desató la ira del Presidente luego de que el lunes saliera abruptamente de una reunión del oficialismo en La Moneda, ya que ahí se encontraba un diputado de su partido que lo comparó con Girardi. Dicen que Piñera está “resignado” al estilo Larraín, que más allá de las anécdotas ha marcado las relaciones al interior del oficialismo. Aquí los factores que construyen el poder de Don Carlos.

No es el primero ni el último impase del timonel de RN, Carlos Larraín, con La Moneda, su coalición y su partido. Su abrupto y bullado retiro el lunes en la mañana de un desayuno de trabajo con el Presidente Sebastián Piñera para aunar criterios en el seno de la Alianza en torno al salario mínimo, sólo es reflejo del peculiar estilo del senador, cuya base es no rendirle cuentas ni depender de nadie, algo poco común en política. Esa independencia la obtiene gracias a una serie de factores que contribuyen a que el díscolo dirigente sea objeto de múltiples críticas en el oficialismo, pero también de férreas lealtades.

Con el episodio del salario mínimo se ganó la ira de Palacio. El Presidente está enojado con Larraín y así se lo hizo ver tanto a través de mensajes que le mandó al senador RN, Baldo Prokurica, como a través del vocero de Gobierno, Andrés Chadwick, quien públicamente criticó la actitud del timonel y lo llamó a “controlar su carácter”, una idea que refleja explícitamente el sentir del Mandatario sobre el episodio.

En La Moneda aseguran que aunque han pasado ya algunos días, Piñera todavía está enojado y que el motivo de dicha molestia está en que junto con considerar “todos los límites” de su iracunda reacción, lo más grave fue que el timonel de RN se fuera directamente desde La Moneda al canal 24H, donde desplegó todo su malestar, agudizando más la situación. En este escenario para el gobierno ha representado una “buena salida” que RN designara por ahora al vicepresidente y senador Baldo Prokurica, como su “interlocutor” válido para las próximas semanas, ya que es visto como un personaje más dialogante. Dicen que Piñera está “resignado” y ya no trata de entenderlo, por lo que la intermediación que desde ahora hará Prokurica facilitará las cosas para La Moneda.

Larraín está afectado por una disfonía, sin embargo ello no ha impedido que estos días dé señales de su malestar. En radio Agricultura declaró que “lo que diga el señor ministro… ¿Chadwick se llama no? Yo le doy el beneficio de la duda porque viene saliendo de una operación (diverticulitis) y hay que dejar que se recupere”.

Son estas salidas de libreto las que han convertido al senador RN en un permanente dolor de cabeza para la administración de Piñera. Las permanentes declaraciones sin filtro de Larraín grafican su personalidad. Eso sí, es un personaje del que se requiere conocer ciertas claves, que lo explican en toda su magnitud. Algunas de estas son:

Poder económico. Es dueño de una cuantiosa fortuna, que proviene de su pasado aristocrático, una herencia familiar fastuosa y una larga trayectoria dedicado a diversos negocios previo a su ingreso a la política. Además, dicha riqueza en parte se debe a su esposa, Victoria. Ella posee un patrimonio personal que promediaba el año pasado los US$ 254 millones. Con estas cifras no es casual ni gratuito que digan que es un patrón de fundo, que hace lo que quiere, que no da explicaciones y que casi es dueño del partido.

Financiamiento de campañas. Que con esa fortuna puede financiar más de quince campañas parlamentarias si quiere, no se discute. Ello ha alimentado la versión de que el timonel es el gran mecenas que tiene RN y que de su patrimonio han salido los recursos para pagar las competencias parlamentarias de varios rostros de la colectividad, como el senador y vicepresidente Francisco Chahuán y de los diputados Pedro Browne o Cristián Monckeberg.

Liderazgo interno. Desde el 2006 que conduce las riendas de RN y en mayo fue reelegido con casi el 80% de los votos por un nuevo período, hasta el 2014. Su condición de mecenas le otorga un poder considerable en la colectividad, pero en el oficialismo comentan que además tiene un fuerte arrastre en las bases del partido y que esa es su mayor fortaleza. Dicho apoyo lo ha construido —recalcan en la colectividad— preocupándose de recorrer el país varias veces y con sus críticas destempladas, interpreta y canaliza el malestar y decepción de la militancia con el gobierno de Piñera. “Sabe que hay desilusión en las bases, porque se trata de gente que trabajó por años para ganar el gobierno y no han visto los frutos de ese esfuerzo”, precisan en el oficialismo. Esa fuerza no sólo se refleja en la mesa directiva, donde tiene dirigentes incondicionales a él como Manuel José Ossandón, sino en las directivas regionales y el Consejo General. 

Distancia con La Moneda. Aunque se piensa que tiene mala relación con el Presidente Piñera, la verdad que esta no es tan fría como se cree, conversan fluidamente y a nivel personal están lejos de llevarse mal. Larraín precisó esta semana que “mantiene conversaciones constantes” con el Mandatario “y no me ando cachiporreando como otros tontos que pasan tomando sol en el Patio de los Cañones, como ujieres”. A pesar de ese diálogo directo, la distancia que tiene con La Moneda ha sido evidente desde el primer día de gobierno de Piñera. Hace unos meses apuntó al staff del segundo piso, encabezado por María Luisa Brahms, asegurando que  “hay que mejorar este equipo, pues. Yo no digo que los manden cambiar a todos, pero hay que buscar un enfoque distinto, con ellos o con otros, a mí me da lo mismo” y sugirió que tenga “menos influencia, porque si nos atenemos a los resultados, los resultados son malos y nos pasamos tres días del mes explicando los malos resultados en las encuestas”.

Agenda paralela. La insistencia de Larraín en un sueldo mínimo de 200 mil pesos, mientras La Moneda mantiene la oferta de 193 mil, no es la primera discrepancia pública que el timonel tiene con “su” gobierno. Otros episodios han dejado en evidencia la agenda paralela del senador. El mejor ejemplo en este tiempo ha sido su permanente e intenso diálogo con su par de la DC, Ignacio Walker, para consensuar fórmulas comunes de reformas políticas. El paquete de enmiendas no cuenta con la venia de La Moneda, ya que si bien la posibilidad de modificar el sistema binominal es bien visto por el Presidente Piñera, el rechazo de la UDI no da cabida a un apoyo del gobierno a esta gestión. Incluso, aunque en la Cámara de Diputados fracasó la votación de eliminar el límite constitucional de los 120 miembros del hemiciclo, en la mesa directiva de Larraín insisten que van a lograr cambios relevantes en el mediano plazo.

Agenda valórica. El timonel RN es conocido por su línea conservadora, católico practicante, padre de 12 hijos, ha criticado la agenda valórica más liberal que ha impulsado el gobierno. El año pasado desplegó fuertes declaraciones contra los intentos de establecer un Acuerdo de Vida en Pareja, al comparar la homosexualidad con la pedofilia y la zoofilia. En Palacio saben que el ítem valórico es una de las razones de fondo del enojo de Larraín, quien rechaza que un gobierno de derecha impulsara esta agenda más “progresista”. Lo mismo ha sucedido este año con la Ley Antidiscriminación —que se promulga hoy— y que Larraín está muy molesto con Chadwick, porque “como buen patrón de fundo” quiere que se hagan las cosas como a él le gustan.

 

 

 

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