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Cambio21.cl / Por Pilar González.-  Abogados que trabajaron en la Vicaría de la Solidaridad, reconocen la consecuencia de Monseñor Sergio Valech y que al... Obispo Valech y sus gigantescos aportes económicos a la sociedad chilena

Cambio21.cl / Por Pilar González.-  Abogados que trabajaron en la Vicaría de la Solidaridad, reconocen la consecuencia de Monseñor Sergio Valech y que al igual que San Mateo entregaba ayuda verdadera sin dar a conocer quien lo hacía. En vez de comprarse cadena de plata para el crucifijo usaba una de mascota. Además defendió intensamente los derechos humanos, al lado del cardenal Silva Henríquez

Después de que esta semana se abriera el testamento de Pinochet, y frente a los dichos del Cardenal Jorge Medina sobre la homosexualidad, conocer la donación hecha por el obispo Sergio Valech, comprometido con los Derechos Humanos y tenaz Vicario de la Solidaridad durante la dictadura, resultó un bálsamo para miles de chilenos que sienten que en la Iglesia Católica aún quedan hombre buenos, como él.

Producto de la información donde se menciona la herencia de monseñor Valech, las reacciones no se hicieron esperar, ya que se hizo público todas las ayudas financieras que realizó anónimamente, siempre preocupado de los más necesitados.

Valech, quien fuera un reconocido luchador por los DD.HH desde la Vicaría de la Solidaridad, estipuló en su testamento la entrega de ¡¡7.500 millones!! de pesos (15 millones de dólares) para construir un nuevo edificio de la ex Posta Central, además de donar el resto de sus recursos a las iglesias más pobres y una serie de obras de beneficencia.

En el caso del dinero heredado para la ex Posta Central, el subsecretario de Redes Asistenciales, Luis Castillo, aseguró que con los recursos donados se construirá un nuevo edificio de siete pisos y que «acordamos que se nos donara el bien inmueble, que la Fundación Los Cedros (creada por Valech para encauzar sus múltiples donaciones) contratará a la empresa que se hará cargo de la construcción y ejecución de las obras. Cuando estén listas, la entregará a Salud para terminar la habilitación». Esta torre llevará el nombre de Valech.

Por su parte, el albacea de monseñor, Humberto del Río, aseguró que el sacerdote pasaba todos los días por la ex Posta Central porque su «objetivo era constatar personalmente qué pasaba ahí. No soportaba ver que la gente esperara durante horas y horas para ser atendida, ni tampoco que esa asistencia pública no contara con los equipamientos adecuados».

«A monseñor Valech le partía el alma que los sectores más vulnerables no tuvieran acceso a una medicina de calidad y por eso tomó la Posta Central y otros centros de salud como algunos de sus grandes desafíos», agregó el abogado.

La ayuda silenciosa

No solo se preocupó de dejar dinero para ayudar a los más pobres que se atienden en la ex Posta Central. A raíz de la divulgación de su testamento, salieron a la luz diversas instituciones que recibían ayuda económica por parte de Monseñor.
Entre esas se pueden mencionar: Pequeño Cotolengo de Santiago y Rancagua con $10 millones mensuales a cada uno; Don Guanella con $12 millones mensuales; Fundación Las Rosas con $10 millones mensuales y Las Hermanitas de los Pobres con $ 10 millones.

Además apoyó al hospital Clínico de la UC y construyó tres consultorios: uno en La Pintana, llamado Juan Pablo II y dos en Puente Alto: Madre Teresa de Calcuta y San Alberto Hurtado. Además de las edificaciones, aportaba con $300 millones para cubrir el déficit. En Temuco construyó el consultorio Boyeco.

No sólo la salud era un tema importante para Monseñor, también donó $1.600 millones para educación a través de distintas congregaciones.

El orgullo de la iglesia

Por su parte, el vicario Andrés Moro sostuvo en 24Horas.cl que el testamento no le parece extraño puesto que «refleja el carácter que tuvo monseñor, de generosidad y sencillez», respecto a la fortuna y a las donaciones que hizo durante su vida.

«No lo hacía como otra gente, a él no le gustaba que supieran que hacía los aportes. Nunca lo vi con una actitud más que la de hacer el bien con su dinero», indicó. Respecto a la sensibilidad con la salud, el sacerdote indica que estos 7.500 millones de pesos «no hacen más que destacar el desafío que tenemos con la salud para todos». «Monseñor Valech siempre quiso contribuir con la salud de los más pobres», indicó Moro.

En conversación con Cambio21, el abogado Luis Toro, quien trabajó por años en la Vicaría de la Solidaridad, dijo que «la verdad es que tengo una anécdota que me ha marcado mucho en mi vida con monseñor Valech. En una oportunidad me solicitó que lo acompañara a comprar ropa, él compraba donde vendían ropa para los ferroviarios y me llamó profundamente la atención que comprara ternos de primera o segunda selección a los inspectores de ferrocarriles. Todos sabían que era una persona con una gran disponibilidad de dinero».

«De las personas consecuentes que he conocido en mi vida, está monseñor Valech, lo digo por la anécdota, ya que afortunadamente puedo hablar en primera persona. Ahí supe además que las cadenas que usaba no eran de plata si no que a veces de perritos o de seguridad, entonces él era una persona muy consecuente. En la Vicaría seguíamos a San Francisco, que le prestó ayuda al que estaba a la orilla del camino y San Mateo decía que la caridad o la ayuda verdadera se daba sin saber quien lo hacía, para mi Monseñor era la encarnación viva de San Mateo».

Por su parte, el abogado Nelson Caucoto, dijo a Cambio21 que «no puedo más que opinar en positivo. De igual manera que otras personas, demuestra una preocupación por la gente más desvalida que indudablemente lo enaltece como persona y como obispo. Me parece de una generosidad admirable y necesaria de replicar porque es novedoso. Hemos leído como monseñor Valech poseedor de una gran fortuna heredada de su familia, fue entregando estos dineros a entidades de servicio público».

«Es sorprendente y admirable el grado de generosidad del cual hizo gala él. Indudablemente que para mejorar la salud pública no necesitamos otro Monseñor sino que es una tarea del Estado de Chile y de las autoridades, que inviertan en salud que es lo primordial, ya que la gente que no vive con salud no puede aspirar a la felicidad».

En tanto el padre Alfonso Baeza, otro tenaz defensor acérrimo de los Derechos Humanos, señaló a Cambio21 que «es bueno en este tiempo de tanta individualidad, recordar que la solidaridad es un valor que hay que tener siempre, no solo en caso de dictadura como fue la violación a los derechos humanos, sino también hoy día frente a toda la tremenda desigualdad que existe en Chile y el problema que están haciendo ver los estudiantes, los trabajadores que ven vulnerados sus derechos, o la salud y sus graves problemas», enfatizó.

Sobre Monseñor Valech, señaló que «fue un hombre que gracias a su coraje consiguió mucho en tiempos difíciles para el país».

La herencia de Valech

La herencia de Valech alcanzó, cerca de 26 mil millones de pesos, recursos que el sacerdote heredó a su vez gracias a los negocios inmobiliarios de su padre y a la completa austeridad en la que vivía.

Por ello, además de lo que heredó a la ex Posta Central, en el documento también se da cuenta de un 30% de los bienes para el Arzobispado de Santiago y 70% restante, para la Fundación Los Cedros, cuya tarea es administrar el dinero en obras que tengan que ver con el desarrollo de la medicina.

Un hombre bueno

A la hora de definir a monseñor Sergio Valech Aldunate, las palabras que más se repiten entre quienes lo conocieron, son que fue un hombre sencillo, generoso, confiable, preocupado por los más desprotegidos, inteligente, con un don especial para administrar bienes y liderar equipos.

Es conocido que no le gustaba gastar dinero en cadenas de plata o anillos, como muchos de sus pares; llevó una vida austera desde que asumió el sacerdocio en junio de 1953, hecho que contrastaba con la fortuna que poseía gracias a la herencia que le dejó su padre, Antonio Valech Haddad, un inmigrante sirio que se dedicó al negocio inmobiliario y que a mediados del siglo XX, junto a otros connotados empresarios de la época, compró 900 hectáreas de la Hacienda Apoquindo a los curas dominicos. Lo que hoy es San Carlos de Apoquindo, incluído el estadio de Universidad Católica.

Pese a que le molestaba hablar sobre su dinero, éste le permitió convertirse el año 2006 en el particular que más aportes hizo a la educación chilena, al donar $1.600 millones. Pero eso lo realizó en silencio, siguiendo la filosofía de vida que, según sus cercanos, defendía con fervor: «Que no sepa tu mano derecha lo que hace la izquierda».

Esa misma vocación de servicio por los demás lo llevó en 1987 a asumir el liderazgo de la Vicaría de la Solidaridad, a integrar la Mesa de Diálogo sobre Derechos Humanos en el año 2000 y, desde el 2003, a presidir la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, conocida precisamente como la Comisión Valech.

En una de sus últimas entrevistas, en mayo de 2009, quien fuera un amante de los dulces y fumador empedernido -lo que le significó un cáncer al pulmón- se mostró a favor de cerrar las heridas por los detenidos desaparecidos. «Se terminó… Durante un tiempo largo se ha trabajado en este tema. Debemos pensar en el presente y no en el pasado, a pesar del dolor que exista, uno debe seguir caminando», manifestó.

Pese a ello, en diciembre de ese mismo año fue el anfitrión de un reservado encuentro que volvió a reunir a la totalidad de los miembros de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura creada por el ex Presidente Ricardo Lagos, con el fin de reabrirla para calificar casos de detenidos desaparecidos, ejecutados políticos, víctimas de prisión política y tortura entre 1973 y 1990.

Hoy, al terminar su lucha, quedan latentes sus palabras: «He cumplido con un deber de justicia (…). Que cada cual en su conciencia asuma su responsabilidad en buscar caminos de paz, busque pedir perdón y perdonar. Cada cual tiene su conciencia. Yo no le voy a dar normas a nadie. Yo respeto la libertad de las personas», señaló.

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