La quiebra de la gran ilusión: Discurso del 21 de Mayo
Opinión y Comentarios 25 mayo, 2012 Edición Cero
Rigoberto Sánchez Fuentes, Historiador. Magíster en Relaciones Internacionales
El discurso del 21 de Mayo de 2012 expresa definitivamente la quiebra de la gran ilusión acunada por la oligarquía criolla desde la noche triste del plebiscito del 5 de octubre 1988. Efectivamente, la premisa principal que organizó al Gobierno señalaba que los chilenos estaban satisfechos con el orden socioeconómico impuesto y que sólo se requería una gestión más eficiente del Poder Ejecutivo, por ello se presentaban como la “nueva forma de gobernar”: más gerencia, más comunicación gubernamental y más subsidios focalizados bastaban para garantizar el orden y la reproducción sosegada del capital.
Sin embargo, ante el desempeño del Jefe de Estado y de la tecnoburocracia empresarial convocada para la dirección de los ministerios y servicios públicos, la ciudadanía llegó a la convicción que el equipo gobernante carecía de los conocimientos, experiencias y compromiso para la gestión de las complejidades del Estado en función de los intereses de la mayorías, instalándose en cambio, la certeza que dirigen los asuntos públicos en función de los intereses oligárquicos.
Dado lo anterior, los ciudadanos renunciaron al pacto tácito de fidelidad al régimen sociopolítico que hizo posible la transición, inspirado en el temor a la regresión autoritaria, y han decidido protestar ante las desigualdades de clase, territoriales, de género, de poder, de respeto, exigiendo transformaciones al régimen político y sistema económico vigente.
Frente a esta contradicción, los operadores del oficialismo decidieron recurrir al acervo de prácticas empleadas en la dictadura, al parecer la verdadera” escuela de gobierno” de este gobierno. Así, la arremetida oficialista ha considerado acusaciones infundadas en contra del principal partido de la oposición, montajes en contra del principal liderazgo nacional y ofertas de bienes públicos diversos, retrotrayendo, en consecuencia, la práctica política de la derecha a los usos de los días finales de la dictadura.
De este modo, la gran ilusión, la legitimación política e intelectual de la oligarquía para conducir los asuntos públicos en democracia y talante republicano naufraga en la pertinacia de un equipo gobernante cuyo “relato neoliberal” no es capaz conquistar a la ciudadanía y que sólo profundiza la pertinencia de un nuevo bloque sociopolítico gobernante y un nuevo modelo de articulación entre sociedad-estado-economía-naturaleza que supere el “orden” desigualitario vigente.