Diversas pérdidas que aún no pueden ser cuantificadas del todo, dejó el aluvión de agua y barro que la noche del lunes terminó con la tranquilidad del Valle de Quisma y Matilla en la comuna de Pica.
Lo anterior fue verificado por la Seremi de Gobierno, Ana María Tiemann. Acompañada del alcalde de Pica, Iván Infante, se reunieron con agricultores y habitantes del oasis para comenzar las primeras evaluaciones luego de los estragos causados por la lluvia; y que se suman a los daños generados por el frente de mal tiempo en otras comunas de la provincia del Tamarugal desde la tarde del pasado domingo.
“La pérdida es cuantiosa, primero las vías de acceso para salir con las mercaderías están bloqueadas, pensamos que se produjeron socavones de dos o tres metros de profundidad, daños e inundaciones”, indicó Benito Castillo, agricultor del Valle de Quisma.
Tiemann manifestó que “creo que nadie se esperaba un evento de esta magnitud; y efectivamente, los daños ocasionados por el aluvión han sido cuantiosos, ya que vemos que hay pérdidas de los cultivos, de los pozos de agua, bombas, construcciones agrícolas, estanques de agua, en fin, diversa infraestructura que hoy, literalmente, se encuentra enterrada en el barro y sin poder ser utilizada”.
En la visita a terreno en el Valle de Quisma, las autoridades constataron cómo la bajada de agua y barro provocó una zanja de dos a tres metros de ancho a lo largo de la quebrada, arrasando todo a su paso y llevándose construcciones, cultivos y hasta vehículos. Incluso, este inusual aluvión inundó un estanque acumulador de agua en Matilla; dejándolo sepultado en barro.
Ambas autoridades recorrieron otros sectores de la comuna, verificando el impacto y volumen de la bajada de agua, que cruzó el puente Chacarillas; junto con la inundación de la ruta de Pintados a Matilla y sectores aledaños.
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