
Ana Lidia Henríquez G./ Relacionadora Pública
El Tema de aborto ha sido un tópico álgido y polémico desde que este largo y angosto país tiene memoria.Es así como ningún gobierno ha tenido, cómo se dice literalmente “los pantalones bien puestos” para afrontar con valentía y honradez una verdad que se viene practicando hace años, desde el siglo pasado.
Las abuelas cuanta que eran las parteras las encargadas de realizar los abortos ya que en los años cuarenta los métodos anticonceptivos no existían y las mujeres se repletaban de hijos.
Con la llegada de la píldora anticonceptiva las féminas chilenas pudieron controlar su libre derecho de tener hijos. Sin embargo los abortos siguieron ejecutándose en forma clandestina.
Ahora aclaremos un punto. No hay mujer en el mundo que se someta a un aborto y que lo haga por gusto. Hay un sufrimiento y una sensación de pérdida angustiante, más aún si la dama es descubierta infragante en el delito.
La hipocresía viene cuando analizamos las estadísticas que apuntan que la mayoría de la mujeres que se encuentra presas por este delito son de escasos recursos, con seis o más hijos, solas y abandonadas por sus parejas .Son ellas las que acuden por la desesperación a los recintos abortivos ilegales donde las condiciones higiénicas son mínimas, corriendo el riesgo de contraer graves infecciones que incluso pueden cuasar la muerte.
Pero qué pasa en el otro estrato de la sociedad, en el ABC1, que igual recurre a esta práctica. Bueno van a exclusivas clínicas en donde por cerca de 500 mil pesos o más pueden realizarse abortos, en condiciones adecuadas y muy rara vez son detenidas por este ilícito. Ósea una gran hipocresías
Por eso el tema de legislar el aborto en Chile, es regularizar una práctica que en un hecho, en donde los que tienes los medios lo realizan sin mayor disimulo y las mujeres de escasos recursos son lapidadas, encarceladas y tratadas como verdaderas parias de la sociedad por acabar con la vida de un infante.
Es la hipocresía en que vivimos y creemos… una legislación adecuada permitirá regularizar el aborto, todo esto acompañado de adecuadas campañas de prevención de embarazos, ya que reiteramos que no hay mujer en el mundo que se haga un aborto por gusto.