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Iván Vera-Pinto Soto, Cientista social, pedagogo y escritor.- En las calles de Chile, en los mercados y en las aulas, la lengua española parece... Desafíos y oportunidades: Repensando la lengua en Chile

Iván Vera-Pinto Soto, Cientista social, pedagogo y escritor.-

En las calles de Chile, en los mercados y en las aulas, la lengua española parece estar sufriendo una transformación que algunos consideran una devaluación de la palabra. Las expresiones verbales se han vuelto más cortas, las frases más simples, y los modismos más abundantes. La riqueza del lenguaje parece estar evaporándose en el aire. ¿Estamos ante un empobrecimiento del habla nacional o frente a una nueva forma de comunicación adaptada a los tiempos modernos?

La verdad es que estamos inmersos en una era de inmediatez, donde la velocidad prevalece y la reflexión es una rareza. En este contexto, el lenguaje ha adoptado una economía extrema. La elocuencia ha sido sustituida por la urgencia, y las sutilezas del idioma han sido reemplazadas por groserías y vulgaridades. Palabras como «weón», «cachai» y «la raja» se han infiltrado en el habla cotidiana, simplificando la comunicación a un nivel básico. ¿Es esto una muestra de pereza intelectual o simplemente una adaptación al ritmo de vida cada vez más acelerado?

Los medios como la televisión, la música y las redes sociales desempeñan un papel crucial en esta metamorfosis lingüística. Los programas de farándula y el reguetón privilegian el impacto sobre la precisión, mientras que las redes promueven la brevedad viral. Este cambio nutre el habla nacional con frases hechas, anglicismos y una expresividad superficial.

El sistema educativo chileno, marcado por fallas y desigualdades, ha sido cómplice en silencio de la crisis del lenguaje. Las aulas, que deberían ser centros de conocimiento y expresión, se han convertido en campos de batalla donde la calidad educativa es la principal víctima. La falta de incentivos para la lectura, la escasez de bibliotecas y la sobrecarga de los docentes propician la degradación del lenguaje. La gramática y la ortografía se perciben como reliquias olvidadas, mientras que la comprensión lectora cae a niveles alarmantes.

En lo digital, memes y emojis emergen como nuevos jeroglíficos. Aunque ingeniosos, simplifican profundidad y riqueza lingüísticas. ¿Qué perdemos en este proceso de comunicación visual rápida?

Pues bien, entre los agentes que más inciden en la pobreza de nuestro léxico, sin duda es el económico. El mundo está dominado económica y culturalmente por un conjunto de países que controlan la industria, la economía, la cultura y las artes, las ciencias y las tecnologías, las industrias bélicas, los recursos naturales, las condiciones laborales y de confort de los seres humanos.

Este fenómeno es crucial de analizar, ya que las principales metrópolis dominantes del planeta son capitalistas y culturalmente se consideran superiores y modelos a seguir. En las naciones subdesarrolladas, la extrema pobreza es común, lo que contribuye a una enorme brecha en la calidad de vida y profundas inequidades sociales.

Este problema social tiene un impacto directo en el ámbito educativo. En muchos países no industrializados, la educación es un bien escaso que la mayoría no puede obtener sin dinero. Si alguien tiene ingresos justos para lo básico, no lee ni escribe y vive limitado, tendrá pocas oportunidades de acceder a libros, teatro, música, arte o viajar. Su vida se limita a sobrevivir, con un desarrollo cultural mínimo o nulo.

El tema es inquietante. ¿Está el idioma español en Chile condenado a una pobreza perpetua, o existe una esperanza de redención? La respuesta depende de nuestra capacidad para valorar y fomentar el uso del lenguaje en todas sus formas. Debemos reivindicar la lectura, la escritura y la elocuencia como pilares de nuestra cultura. Las instituciones educativas, los medios y toda la sociedad deben nutrir y preservar nuestro idioma.

La pobreza del lenguaje en el habla nacional es un síntoma de problemas culturales profundos y una llamada a la acción. Podemos resignarnos a esta simplificación lingüística y aceptar la decadencia de nuestra riqueza verbal, o luchar por revitalizar nuestro idioma, celebrando su diversidad y profundidad. La elección está en nuestras manos: ¿seremos los guardianes de nuestra lengua o sus sepultureros?

De acuerdo a lo anterior, el futuro del habla chilena está en juego. La pregunta es: ¿Qué podemos hacer al respecto? Bien sabemos que Chile es un territorio de contrastes y riqueza cultural, enfrenta un desafío crucial en la preservación y fortalecimiento de la lengua española, así como también las lenguas de los pueblos originarios. A lo largo de los años, el idioma ha evolucionado y se ha enriquecido con influencias diversas, pero también ha enfrentado desafíos significativos que ponen en riesgo su integridad y vitalidad.

Para nosotros, el español va más allá de ser solo un sistema de comunicación; es el vínculo que une a muchos en todo el país, expresando nuestra cultura, tradiciones, memorias e historia.

Preservar y fortalecer el español asegura la continuidad de nuestro patrimonio lingüístico, enriquecido por siglos de intercambio cultural y evolución. Sin embargo, el español en Chile enfrenta desafíos significativos: la creciente influencia del inglés y otros idiomas globales, junto con la pérdida de vocabulario y modismos locales, afectan la riqueza y diversidad del español chileno.

Los especialistas enfatizan primero fortalecer la educación, mejorando la enseñanza del español en todos los niveles. Esto implica perfeccionar la gramática, la ortografía y la comprensión lectora, además de promover la creatividad en escritura y expresión oral. Por ejemplo, animar a los estudiantes a escribir sobre sus experiencias diarias, sueños y realidades.

Del mismo modo, incentivar el hábito de la lectura desde temprana edad enriquece el vocabulario y fortalece la comprensión del idioma. Las campañas públicas, los programas escolares de lectura y el acceso a bibliotecas bien surtidas son fundamentales. Recuerdo que, en Iquique años atrás, la mayoría de los habitantes tenía una biblioteca en casa que ocupaba un lugar destacado en el hogar.

No podemos pasar por alto otros aspectos fundamentales, como valorizar los modismos y expresiones locales, que son cruciales para fortalecer la identidad lingüística. Apoyar la investigación lingüística es crucial, ya que facilita la comprensión de su evolución y las variaciones regionales, elementos esenciales para desarrollar políticas y programas educativos efectivos y pertinentes. Además, promover el uso responsable en medios digitales, ya que contribuye a mantener la cohesión lingüística y a preservar nuestro patrimonio cultural.

Al final, la reivindicación del español en Chile requiere el compromiso de toda la sociedad: instituciones educativas, gubernamentales, medios de comunicación, empresas y ciudadanos. Velar por nuestra lengua implica salvaguardar nuestra historia, legado e identidad nacional. El idioma español nos caracteriza como chilenos y nos vincula con el mundo hispanohablante. Con esfuerzo conjunto, podemos garantizar que continúe siendo un pilar esencial de nuestra identidad, coexistiendo armónicamente con otras lenguas y culturas en el país.

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