Edición Cero

Daniel Ramírez.-  Creo que para nadie es un misterio que el hecho que atemoriza hasta la desesperación a nuestra derecha económica y política es... Estrategia de la desesperación

Daniel Ramírez.- 

Creo que para nadie es un misterio que el hecho que atemoriza hasta la desesperación a nuestra derecha económica y política es la nueva constitución.

Todo había transcurrido con normalidad en la regalada vida de Vitacura hasta que se encontraron con 2 millones de rotos en las calles expresando ordenadamente su “No va más” y luego, el descuadre de los sectores anarquistas que pusieron en escena la parte amenazadora de un brote revolucionario.

El terror cundió a tal punto que hubo sectores que se plantearon la necesidad de un nuevo golpe de Estado, pero sabedores de quién paga el costo, los generales dijeron que no había guerra.

El terror y desamparo llevó a la elite dirigente a sentarse a una mesa y aceptar algo que hasta el día anterior habrían considerado un chiste macabro si alguien se lo hubiera propuesto. Accedieron a realizar un plebiscito para saber si el pueblo quería una nueva constitución, a sabiendas de que la quería.

En un comienzo la elite dirigente creyó que el problema sería manejable con la firma de ese acuerdo de Noviembre de 2019 y para ello comenzaron a diseñar un camino tan lleno de trampas, que ni Hércules podría superar. Desde lo más íntimo y profundo de sus bolsillos brotaban los obstáculos que se debían instalar para impedir a los ciudadanos llegar a la deseada nueva constitución, pero en la medida en que estos avanzaban por ese camino y las trampas iban siendo superadas una tras otra, comenzó a caer en shock.

Primero perder la llamada al rechazo con un 20 % de votación, después, perder por igual cifra el llamado a que esta convención fuera nominada en un 50 % por el congreso. Les quedaba como última esperanza la gran trampa que habían instalado para cuando la convención funcionara, aquella en que los acuerdos deberían tomarse con un quorum de 2/3, es decir 66 %, lo que era una meta casi imposible. Pero el espíritu de la rebelión de octubre seguía fuerte y consiguió el 76 % de los convencionales constituyentes, dejándoles a los conservadores solo un aterrador 24 % de votos en la Convención. Un 10% menos de lo que necesitan para frenar los acuerdos.

La Convención comenzó a funcionar y esos pocos convencionales de la guardia conservadora, apoyados externamente por los partidos de derecha, comenzaron su trabajo de obstrucción al desempeño de la C.C., utilizando intensamente todo el aparato comunicacional de que disponen para criticar y desprestigiar el trabajo hecho por los constituyentes, el monto de las remuneraciones y de los gastos de la Convención, invalidando la calidad de las personas elegidas y teniendo claras manifestaciones racistas con los representantes de los pueblos originarios. Para ellos, cualquier opción es válida para salvar Vitacura.

Ahora tienen la ayuda de un expresidente que se decía de izquierda y que terminó haciendo el mejor gobierno que haya tenido el sector empresarial. El capitán planeta saltó a la arena dedo en mano, diciendo que si la constitución venia con ideas inadecuadas para las necesidades del país (léase necesidades del sector empresarial) habría que revisarla y cambiarla para poder votar apruebo y esto lo comunicó al interior de la C.C. haciendo presión telefónica sobre convencionales con quienes tiene vinculación política. No se puede negar que los jóvenes políticos tenían razón al desconfiar y criticar a la ex concertación.

En la Convención los acuerdos han comenzado a fluir como una expresión de los sueños y deseos largamente atesorados por nuestro pueblo y traídos a la realidad por nuestros convencionales. Derecho a una educación de calidad y gratuita, derecho a una salud integral, derecho a una pensión digna, el deber de no dañar la naturaleza que nos cobija, la igualdad de género y el derecho de la mujer a ser dueña de su cuerpo, los derechos culturales y territoriales de los pueblos originarios. La propiedad social del los recursos naturales de nuestro territorio. La definición de un sistema de gobierno que nos convierta en una república realmente democrática, con una cámara de diputados elegida según la agrupación social de nuestra nación, sin derecho a reelección, con un reemplazo del Senado por un consejo de representantes de los territorios regionales, con un presidente menos poderoso y más cercano a los ciudadanos, con unas regiones con más autonomía y poder para construir su futuro.

Además, el término del Estado subsidiario y su reemplazo por un Estado social de derecho. La mayoría de estos acuerdos están en la etapa final para llegar al ampliado y otros ya están aprobados, pero parece increíble que hayamos podido avanzar hasta este punto y, si el juego es limpio, no me cabe ninguna duda de que llegaremos a la meta y tendremos una nueva constitución que nadie merece más que nuestro pueblo.

Pero, el que tenga total confianza en el trabajo de la CC no quiere decir que pueda dormir tranquilo.

Ahora que se está dejando fuera del gobierno a la institución más ineficiente y una de las más caras de toda la estructura institucional, los Senadores y Senadoras de todos los colores reclaman y presionan a todo el que pueden, para no quedar cesantes. A pesar de que serán cesantes ricos.

Sus argumentos de defensa van desde lo ridículo a lo imbécil.

Dicen que la no existencia del Senado demorará más la aprobación de los proyectos de ley que se necesitan para implementar la nueva constitución (¿?). Que si no existe el Senado no habrá quién defienda a las regiones (¿?). Que la no existencia del Senado no le da contrapeso político al gobierno (es decir, pierden la opción de trabar la acción de los más directos representantes populares, que son los diputados). Que la existencia de una sola cámara abre el peligro de que un gobierno populista se convierta en autoritario (¿?).

¿Se imaginan Uds. cuantos años habrían demorado los Senadores si se les hubiese encargado a ellos hacer una nueva constitución? Lo que más les debe doler es que la C.C. ha demostrado que se puede trabajar con un doble de eficiencia y a menos de un cuarto del costo de como lo hace el Senado.

El terror al término de una era que les ha permitido manejar el país con la mentalidad de un patrón de fundo de la vieja oligarquía agraria, los ha llevado a perder la vergüenza y a mostrarse como son: Arrogantes, hipócritas, mentirosos, clasistas, despiadados.

Gritaron porque se prohibiera todo tipo de manifestación social que apoyara a la C.C. para que no fuesen influidos externamente por presiones políticas. Hoy están haciendo marchas por el rechazo y esperan a los convencionales en la puerta de salida para amenazarlos.

Hablan todos los días de democracia, pero una alcaldesa y ex candidata presidencial que da pautas en su sector, amenaza con la posibilidad de un golpe de Estado, algo que lleva en su sangre, en caso de que la nueva Constitución no le guste a los dueños de Chile.

Cuando aún estaban autocontrolados, fueron estrictos en solicitar que el presidente recién elegido no debería usar su respaldo político para influir en las conclusiones de la convención, ahora que están desesperados, piden que el presidente utilice su supuesta influencia política en la C.C. para frenar algunos acuerdos constitucionales.

Promueven por todos los medios de comunicación social el rechazo a la nueva constitución, sin que exista aun un borrador del texto de esa constitución, olvidándose además, de que ya perdieron en el primer plebiscito cuando llamaron a votar el rechazo a una nueva constitución que aún no se comenzaba a discutir.

Cuando aprobaron el quorum de 2/3 para aprobar el articulado de la nueva constitución, lo hicieron para poder objetar y dejar fuera del acuerdo la opinión de un 65% de los constituyentes. Ahora reclaman que las votaciones excluyan al 20 % y quieren que la constitución se apruebe por unanimidad. Con el binominal y los Senadores designados estaban acostumbrados a que 1/3 fuera más que 2/3 y parece que no asumen que el tiempo ha pasado y que esa trampa de Jaimito ya no existe.

Están acusando a convencionales de hacer propaganda porque publicaron en la prensa una inserción que decía “Estamos escribiendo la primera constitución democrática, representativa y paritaria de nuestra historia”. ¿Alguien puede tener dudas de que se están diciendo tres verdades del porte de una catedral? Obviamente no, pero si hay sectores que quieren y necesitan ocultar estas verdades. Nunca pensaron en que tendrían que enfrentar una realidad democrática, representativa del pueblo y paritaria y feminista.

Han llegado a tener la sinvergüenzura de solicitar que se establezca la inexpropiabilidad de los ahorros previsionales de los trabajadores, sabiendo que los dueños reales de esos fondos son las AFP y  que los trabajadores ya han sido expropiados por ellas.

Aun así, todo parece ser favorable al Chile democrático y a los millones de ciudadanos que desde octubre del 2019 han salido a la calle a manifestar sus esperanzas y deseos.

La posición de los cientos de Alcaldes que gobiernan las unidades administrativas básicas de la nación, que son los que forzando un plebiscito generaron el inicio del proceso constituyente. La llegada al gobierno de una generación joven que tiene claro que su rol es el de reemplazar sanamente a una clase política corrupta y mercenaria del gran capital. El posicionamiento ya definitivo de la mujer como un igual en todos los aspectos de la vida de nuestra sociedad. La deslegitimización de toda la institucionalidad tradicional incluyendo partidos políticos, Congreso, Iglesia, FFAA y de Orden, Poder Judicial, etc.

El enorme y consecuente trabajo realizado por la Convención Constituyente. La esperanza de la regiones que ven que se aproxima el término del servilismo económico, político y social a que las somete la metrópolis. Todo parece ir bien, pero conociendo la conducta histórica de nuestra elite dirigente, no puedo dormir tranquilo pensando en lo que deben estar tramando y realizando, porque si de algo se puede estar seguro con respecto a ellos, es que jamás renunciarán tranquilamente a sus privilegios, es más, ni siquiera reconocen que tienen privilegios, para ellos son sus derechos.

Todo parece estar bien, pero no hay que olvidar contra quién estamos luchando ni la dimensión del poder que enfrentamos. Estamos dando un ejemplo de que los avances democráticos se pueden perseguir y lograr políticamente y este modelo no es algo que le agrade al imperio ni a las clases mercenarias dirigentes en varios países hermanos.

Los logros del proceso constitucional tienen un poderoso vinculo cultural, sobre todo en lo que se refiere a feminismo, sexualidad, salud, educación, previsión, Estado y regionalización territorial y política, de tal forma que a pesar de ser cambios radicales que podrían provocar una reacción similar a la que provocó el gobierno de Salvador Allende, esta vez los cambios están siendo sentidos y respaldados por una sociedad no militante y por lo tanto más masiva y transversal.

Siempre hay que cuidarse de los adversarios que caen en la desesperación y eso debería ser nuestra principal preocupación. Ellos no excluirán ninguna herramienta que puedan utilizar para mantener el poder real que tienen.

Ellos están buscando poner al presidente en una situación de necesidad de conseguir algo en el congreso para generar una opción de chantaje, que les permita solicitar cambios en la constitución. Han llegado a manifestar el increíble o no creíble deseo de que el gobierno envíe luego sus principales proyectos al congreso para su discusión y cumpla así con las promesas hechas a la ciudadanía.

Ellos pueden hablar contra la guerra en Ucrania pero paralelamente buscarán agudizar el conflicto de la Araucanía, manteniendo a las FFAA más cercanas a la política.

Ellos tratarán de posicionar al P.C. como un partido político influyente en el gobierno y en la C.C., para usar el anticomunismo que hicieron revivir en las presidenciales, como arma contra la nueva constitución.

Usan prensa, radio y TV a destajo para mentir, tergiversar y ensuciar el proceso de aprobación de la constitución. Nunca la democracia había sido tan violentada por la libertad de expresión.

 

Una respuesta a “Estrategia de la desesperación”

  1. Juan campos norris dice:

    Comparto gran parte del análisis leído, ya habrá tiempo para lo que no concuerdo, hoy la tarea es apoyar a los convencionalales que quieren cambio de verdad, y empujar para que está nueva Constitucion sea aprobada, y que ahora comienza la verdadera transcicion.