Las comunas en el turismo

Pedro Oróstica Codoceo.- 

Está fuera de duda que el objetivo común, para las nuevas autoridades electas recientemente en el cargo de gobernador,  es el bienestar del territorio regional y sus habitantes. Y esto,  a partir de las características de sus propias fortalezas, oportunidades, desafíos,   adversidades, pero ahora visto y accionado con inteligencia y sapiencia  regional.

De ahí la necesidad y disposición  – por amor a la región en que se vive –   de un trabajo  transversal que favorezca  el estilo de vida incluyente.  Y es aquí, donde las ideas de disposición y buena fe se distinguen. Ellas traen  la   sostenibilidad a la vida comunal regional,  con  sus habitantes, empresas, gremios productivos, instituciones, que dan la substancia  a la  realidad local, regional y por ende nacional.

Y es en este entramado de actividades culturales, económicas, sociales, que  se  encuentra al turismo y el fomento productivo; como acciones beneficiosas  para el territorio.  Ellos, constituyen irrenunciables eslabones de progreso para el mediano y largo plazo en la vida de Tarapacá. Y es aquí el hecho que, Tarapacá es lo que son sus comunas, las cuales toman relevancias en la composición final del  territorial regional. Y es este territorio regional el que debe  evaluar y proyectar la presencia de la región en sus facetas de  turismo y cultural al mundo. De ahí el desafío de las comunas de sentirse incluidas e incluyentes; para lo cual también requieren del apoyo regional -nacional.

Cada comuna aporta al engranaje regional. Sus atracciones  que les han sido proveído por la naturaleza, por los ancestros y por el trabajo innovador ejecutado desde ese territorio local.  Las diferentes locaciones o atracciones que posee cada una  son  – finalmente –  el capital turístico  de una Tarapacá Encantadora, que se prepara a vivir el siglo XXI sintiéndose  incluida e incluyente. Se dice esto, sin olvidar la emergencia sanitaria que se vive.

De ahí el planear objetivos comunes,   que permitan  un sendero cohesionado para certificar la Región como  destino  turístico y cultural, que puede comenzar a incorporarse a las distintas escalas territoriales en las cuales puede interactuar.  Es decir, las dimensiones comunales, interregionales e internacionales, que deberán activarse a objeto de reinventarse y presentar una oferta  común para el presente siglo.

De ahí  el hecho de avanzar  en una agenda transversal, no solo para el presente período eleccionario,  también dar señales de una visión  de mediano y largo  plazo que  diluya dudas  respecto a un  puro actuar de  corto plazo, y, establecer consensos sostenibles, más allá de los legítimos intereses políticos  o de cualquier otra índole,  entre a quienes les corresponde dirigir destinos.

Para los nuevos años y en un contexto de  madurez descentralizadora,  se actuará en  un ámbito turístico multiespacial, que incluye  indistintamente lo local, lo regional,  lo nacional y lo internacional. Y   la  oferta, de Tarapacá, en el caso nuestro,   estará compuesta por  los atractivos o locaciones que cada una de Las Siete Comunas  posee.

 Ellas componen y crean  territorio regional, pero  también se encuentran  insertas en un territorio más amplio,  donde emerge lo  transfronterizo, y que nos reúne – inicialmente –  con  nuestros vecinos  sudamericanos.

En una próxima nota se abordarán las ideas relacionadas a “Circuitos Turísticos Culturales Integrados Transfronterizos: Iquique, Oruro, Potosí, Sucre”, donde la Región tendría mucho que aportar, en perspectivas de su participación cultural y económica sostenible hacia el siglo XXI, en lo que a turismo y fomento se refiere.

Especialmente a la hora en que el país ha decidido entablar relaciones con Bolivia y para  las cuales se ha especificado y se encuentra presente, una pródiga  lista de puntos convergentes.

Tarapacá, abre su puerta al mundo  comenzando con nuestros vecinos.