Nueva educación ciudadana
Opinión y Comentarios 7 diciembre, 2019 Edición Cero
Pedro Oróstica Codoceo
Educación ciudadana, sería el nombre de la asignatura que viene a reemplazar a la antigua educación cívica, la cual a su vez, fue impartida a las anteriores generaciones de padres, madres, abuelos y abuelas. Pero por propósitos y motivos varios, personeros que representan al Estado, la eliminaron. Y junto a ésta, distancian la filosofía y, por otro lado, la historia, a la cual también se busca desperfilar. Cosas del devenir educativo en Chile, podría decirse.
Ante esto, surge la pregunta del por qué y para qué lo hacen. Pero como ese no es el objetivo del presente texto, nos abocamos directamente a los contenidos valóricos que – se sugiere considerar, en esta nueva educación ciudadana. Esto, por el hecho lógico que surge de la necesidad de nuevos conocimientos, que incidan en mayores niveles de conciencia individual y social; partiendo esto desde los propios estudiantes.
En todas partes del mundo, todo programa educacional se elabora con las estructuras valóricas existentes, y que pueden ser positivos y/o negativos. Otro hecho, es que en este cuerpo social (o matrix) tanto el bien como el mal, actúan a la par. Es así como nos hemos manejado culturalmente. Eso explica el por qué, si por una parte la mayoría prefiere la paz y la armonía, por la otra se acepta la guerra y la violencia, como condición natural e inevitable en el devenir humano.
En este mismo contexto comprendemos el porqué, si aspiramos a una sociedad más justa, equilibrada y sostenible, pareciese que se dan como anillo al dedo las condiciones para la injusticia, la desarmonía y la destrucción. Es frente a esto, que constituye deber de la educación (ciudadana) el otorgar elementos, informaciones, conocimientos que eleven el nivel conscientivo y vibratorio de los individuos y del conglomerado social. El bien que se entregará no es aun suficientemente comprendido y, por supuesto, tampoco permitido.
Una sociedad manipulada
En la actualidad, el análisis histórico permite discernir cómo la sociedad ha sido y es manipulada desde y hacia la violencia, el temor, la codicia, el desamor, el desenfreno, el crimen. Por cuanto, la elección de contenidos idóneos a implementar en estos vigorizados programas educacionales, constituye una cuestión capital a la hora de difundir paz, confianza, bien común, generación, empatía, etc.
En los momentos actuales que vive el país, hemos expuesto al mundo nuestro nivel de ser como sociedad chilena. Fue en esta trama relacional, donde se instaló e institucionalizó el abuso a las personas. Se infiere entonces, que llegan los tiempos para nuevos contenidos programáticos de esta educación ciudadana.
Son estos contenidos, los que trasparentan la técnica de los engaños y la utilización de magistrales manipulaciones históricas, que se han utilizado y utilizan, a objeto de mantener a la opinión ciudadana ausente del conocimiento creador. Sin conocimiento quedamos en manos de esa útil y recurrida herramienta: la ignorancia.
Arquetipos superados
Hoy, la vasta trama temática cultural que conforma la socialización oficial, ha sido superada por su propia realidad, lo cual ha sido expuesto en las movilizaciones volcadas a las calles del país. En estas primeras dos décadas del siglo XXI, ya algunos paradigmas del siglo XX han quedado, sino en el descrédito, lejos de dar respuestas coherentes, trasparentes y sostenibles a las demandas ciudadanas.
Frente a esto es que, desde los ámbitos políticos, religiosos, militares, judiciales, educacionales, deben proponerse nuevas áreas de conocimiento sostenible. Deberán usar su inteligencia lateral; especialmente aquellos que les corresponderá abocarse a la tarea de rescatar sus institucionales del descrédito y la desconfianza pública. Por mucho poder que se posea, no es posible creer que se puede seguir construyendo país, sin sacar a los jóvenes y a la población en general, del marasmo que se difunde por doquier.
Nuevas áreas del conocimiento
Existen temas que normalmente son excluidos de la imaginaria social. No obstante, quiérase o no, comienzan a difundirse a pesar del ocultamiento que se practica sobre ellos. Por cuanto y por lo apreciado en los movimientos sociales de octubre y noviembre en Chile, se hizo patente y necesaria, la innovación de contenidos cívicos educacionales, para una ciudadanía con mayor capacidad participativa.
Entre otros temas no tradicionales tendríamos: “El encaminamiento hacia un gobierno mundial. Ocultamiento de tecnologías y seres provenientes de civilizaciones del espacio exterior del universo. Inventos sostenibles para la vida humano aplazados u ocultados. Crisis de confianza transversal en las instituciones del Estado. Involución del ‘homo economicus’ y su lejanía del amor y la felicidad. Decisiones cupulares perjudiciales para las mayorías sociales. Los dogmas e intereses de la ciencia oficial. Amañamiento de las economías nacionales por los poderes internacionales.”
Conclusión
Se concluye por tanto que la asignatura de educación ciudadana no podrá ser, de ningún modo, entonces, “un catálogo fijo de preguntas y respuestas”. La información y el conocimiento que se socialice debe dirigirse a la ejercitación de las cualidades intelectuales, éticas y morales, de esas niñas, niños, jóvenes, adultos, para facilitar el discernimiento de lo individual a lo social, de lo local a lo regional, de lo nacional a lo global, de lo particular a lo universal.
Pero por sobre todo, que los estudiantes se reconozcan en su individualidad material proveídos de energía y conciencia. Y será a partir de esta realidad física energética-espiritual, que se extenderán las habilidades para la reflexión crítica y la asimilación de actitudes concordantes con el respeto, la consideración y la más alta valoración hacia los derechos de la humanidad y del planeta Tierra.