Edición Cero

Tras padecer una larga enfernedad, que lo mantuvo no sólo alejado de las tablas, sino que también de su vida profesional, falleció el destacado... Teatro iquiqueño sufre la irreparable pérdida del kinesiólogo que abrazó el mundo de las tablas, Carlos Villagra
Carlos Villagra, en su rol protagónico de Lautaro.

Carlos Villagra, en su rol protagónico de Lautaro.

Tras padecer una larga enfernedad, que lo mantuvo no sólo alejado de las tablas, sino que también de su vida profesional, falleció el destacado actor y kinesiólogo iquiqueño, Carlos Villagra, dejando un tremendo legado en el mundo del teatro, y por su calidad como ser humano.  Por lo mismo, sus más cercanos, si bien lamentan su temprana partida, entienden que era su hora ya, de volar alto y descansar del sufrimiento físico que lo agobió durante los últimos años.

Carlos Villagra, egresado como kinesiólogo de la Universidad del Norte, desarrolló paralelamente el mundo del teatro, su gran pasión de vida, su motor; alcanzando desde joven roles estelares, que representó con maestría.  Nunca abandonó el teatro; sólo lo hizo cuando su enfermedad se lo impidió.

Su gran amigo y compañero de tablas, otro grande del teatro iquiqueño, Guillermo Ward, lo recuerda a través del siguiente artículo:

Un adiós espontáneo

Se apagó la velita.  Por fin nuestro querido amigo de años, muchos años está descansando en paz. Carlos Villagra Gallardo, conocido y prestigiado kinesiólogo iquiqueño de la ACHS y actor de teatro, –que se inicia en el año 1974 en el TIUN-Tenor actuando  en los roles protagónicos de Lautaro, el Rucio de los cuchillos, un Gasfíter en Sociedad, etc., siendo  su último trabajo el año 2002 en «Las Criadas » con la Compañía Viola Fénix–  ha dejado de padecer un pesado cáncer que lo tuvo estos últimos años muy mal, dejando de trabajar y trasladándose a la ciudad de Antofagasta. Siempre lúcido, con una mente vivaz, pero un cuerpo que ya no era el atlético que le conocíamos.

Todos sabemos cómo es esa enfermedad, como nos va consumiendo de a poco. El ya no quería más. Todos lo sabíamos y todos pedíamos para que su velita se apagase. Y justo, justo ayer sábado encendimos en nuestra función de teatro en que tus amigos volvíamos a encontrar una senda en el Teatro Espontáneo, naciendo como Colectivo Z, dijimos «encendimos esta velita al revés, ustedes entienden«.

Te recordaremos por esa memoria increíble, por esos chistes, por tu agudeza, tus viajes, tu alegría y sobre todo te recordaremos tal como fuiste «un hombre de blanco fachoso».

Tus amigos teatristas te decimos adiós, sólo la historia basta, sin luces, ni maquillajes, ni escenografías…

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