Percy Avendaño Gutierrez. Periodista.-
Hace poco más de un mes Google estrenó su propia red social, Google Plus, un nuevo intento por ingresar a este segmento de Internet que en los últimos años ha demostrado gran dinamismo. No es la primera vez que Google intenta tomar una porción de este mercado.
Al parecer este nuevo proyecto se está planteando cómo un contrincante directo al omnipresente Facebook.
Más allá de si Google va a prosperar con este proyecto, la pregunta que tenemos que hacer es ¿Porqué existe tanto interés de las grandes firmas tecnológicas en tener una red social exitosa?, ¿por qué estos grandes conglomerados gastan millones de dólares en desarrollar este tipo de aplicaciones?
La primera premisa radica en que el negocio de Google es vender publicidad asociada a las búsquedas. Bajo esa perspectiva gastar tiempo, recursos y talento en crear una red social que aglutine todos sus servicios en un perfil único de usuario, no tendría mucho sentido.
Sin embargo, ese razonamiento es muy simple.
La respuesta va por otro lado y radica en la búsqueda y el ordenamiento de la información que está disponible en la red.
Ya no es suficiente contar con un algoritmo ultra tecnificado para entregar resultados relevantes a cada usuario. Poco a poco las personas estamos necesitando respuestas más directas a nuestras necesidades de información. Ya no basta con tener un millón de resultados por búsqueda. Ahora necesitamos resultados muchísimos más precisos y directamente relacionados con nuestros propios intereses.
De ahí nace la idea de web semántica que significa un nuevo paso en la evolución de Internet, donde buscar información no estará relacionada directamente con palabras, sino con la importancia de enlaces y la relevancia de cada página dentro del círculo de mis contactos.
Ahora el valor está en darle sentido a esas páginas. Esa valoración no la puede dar el algoritmo de Google ni otro buscador. El peso está en el enlace recomendado por las personas.
Somos nosotros los que le dan sentido a la información que encontramos en cada página, texto, imagen, video o sonido que está disponible en Internet. El más extenso motor de búsqueda no es capaz de clasificar y valorar esa información como lo hace una persona común (y millones de ellas), más aún si esa valoración la hace tu amigo, un conocido o una persona experta en algún tema en específico.
El valor del enlace está en cada persona: es la nueva moneda de oro que todos quieren obtener.
Google lleva algunos años recibiendo críticas porque sus resultados no son tan buenos como antes. Su algoritmo no está respondiendo a las exigencias del público. Es por ello que Google o cualquier otro buscador o empresa basada en servicios de Internet necesita de esta nueva forma de valoración.
Una vía para obtener ello es a través de las relaciones sociales y contactos que manejan esas personas.
Saber qué tipo de enlace intercambia, que tema es el más comentado o qué video es más visto y compartido, son datos por los que Google y Facebook están peleando y lo seguirán haciendo, al menos en los próximos años.