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Guillermo Guzmán Gómez, Biólogo Marino, doctor en ciencias y académico UNAP, Facultad Recursos Naturales.-  El cambio del sentido de las palabras para buscar un... «Después mezclaron las palabras… (*)

Guillermo Guzmán Gómez, Biólogo Marino, doctor en ciencias y académico UNAP, Facultad Recursos Naturales.- 

El cambio del sentido de las palabras para buscar un punto de argumentación o de justificación de una situación por otra es bien conocida en nuestra cultura. Por lo general se usan adjetivos de palabras bien definidas.

Democracia protegida, por ejemplo, se argumentó por el dictador para justificar el estado de cosas que vivió la sociedad chilena mediante la implementación de un modelo socioeconómico que dio origen a uno de los sistemas políticos que en su esencia nos rige hasta hoy. Este eufemismo de la democracia protegida no era sino la prolongación de la dictadura militar que acabó con el sistema democrático en Chile y que tardo largos años en volver a construirse, esta vez con otro eufemismo; el de la “democracia en la medida de lo posible”

Cambiar el sentido de las palabras es considerado por la RAE como un barbarismo, el que una de sus acepciones es (cito) “Incorrección en el uso del lenguaje que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras o en utilizar palabras equivocadas o inexistentes en la lengua (RAE).

Pero esto no es el típico uso de palabras por una persona que equivoca el significado con lo cual se han generado simpáticas bromas o chistes. Este es un uso malicioso del lenguaje para justificar o, principalmente, para obtener dividendos políticos.

En buen “chileno” es el famoso “jurel tipo salmón” a que nos tienen acostumbrados, con demasiada frecuencia nuestra clase política, sobre todo de la derecha chilena.

Recientemente hemos asistido a una nueva versión de este barbarismo con la calificación del estallido social de octubre como un “golpe de estado no tradicional”. Las motivaciones del porqué de esta calificación no alcanzo a visualizarlas, tal vez entusiasmado por el aniversario 50 del golpe de estado (este si fue de verdad, sin adjetivos ni apellidos), tal vez para descalificar un movimiento ciudadano que nace de la indignación ante un sistema político-social-económico que es el origen de la desigualdad en nuestro país.

Un golpe de estado es, por definición, la instauración de un nuevo gobierno por el derrocamiento del anterior, acto ilegal en sí mismo y anticonstitucional (el golpe de estado militar al gobierno democrático de Salvador Allende rompe la constitución de 1925).

En el estallido social de octubre del 2019 la población indignada por, precisamente producto de los primeros eufemismos (democracia protegida, en la medida de lo posible) sale a las calles en muchos casos de forma espontánea, con una aversión a la presencia de cualquier bandera política en las masivas marchas de las que participamos y que da pie a la esperanza de una nueva constitución que termine con el largo periodo de transición a la democracia.

Dicho estallido social no solo no derrocó a ningún gobierno, tampoco ha podido consolidar el anhelo de un mejor país con una constitución que permita disminuir las enormes brechas, producto estrella de nuestro modelo económico-social.

Por lo tanto, al no haber derrocado ni el gobierno de Piñera ni cambiado por la fuerza el modelo político-social-económico, en ninguna circunstancia puede equipararse el estallido social con un golpe de estado por muy poco tradicional que se pretenda argumentar.

*Frase de la canción: “Soy Pan, Soy Paz, Soy Más” de Piero.

Una respuesta a “«Después mezclaron las palabras… (*)”

  1. Jorge Wilfredo Cotton Manzano dice:

    Bueno y claro ……