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Sergio González Miranda, Premio Nacional de Historia 2014. Nació en plena crisis del salitre en el corazón de la pampa del Tamarugal, Huara, uno... Gilberto Vigueras Arroyo

Sergio González Miranda, Premio Nacional de Historia 2014.

Nació en plena crisis del salitre en el corazón de la pampa del Tamarugal, Huara, uno de los pueblos que más resintió esa década triste y desgarradora de los años treinta del siglo pasado. Ahora, 88 años después, don Gilberto Vigueras Arroyo nos dice adiós, seguramente con la convicción de haber cumplido una tarea maravillosa como maestro, dirigente gremial, organizador y creador, dejó un libro para el deleite de los amantes de la época del salitre. Aunque, sospecho, que su mayor orgullo fue su familia, su esposa y sus seis hijos, allí dejó un legado que seguramente perdurará por generaciones en beneficio de la región y el país.

Don Gilberto era un sabio de pies a cabeza, reunía el enciclopedismo de los maestros normalistas, esa serenidad de la inteligencia superior, el entusiasmo de quienes siempre son jóvenes, la seguridad de quien ha leído todo, y poseía el don de la palabra.  No era un hombre alto, era un hombre grande, no necesitaba empinarse para ocupar todo el espacio, especialmente cuando surgía el orador, entonces hilvanaba la sintaxis como si fuera una filigrana en una joya simbólica.  Qué orgullo sentirán sus alumnos de la oficina Victoria.

Le estreché la mano por última vez, precisamente en la Iglesia de los pampinos, allí donde hoy viernes fui a decirle que lo admiraba profundamente. Esa iglesia, original de Victoria, don Gilberto junto a otros victorianos -como Luis Taboada- trajeron desde Pica para enclavarla en la Población Gómez Carreño, habitada por familias pampinas.

Lamento no haber conversado más con él, para que me enseñara, para que recorriéramos juntos la historia del salitre, de la pampa, de Tarapacá, de Iquique puerto mayor. Mientras tanto buscaré como historiador la prosapia tarapaqueña de la familia Vigueras, como un pequeño homenaje al maestro e ilustre tarapaqueño, Gilberto Vigueras Arroyo.

La pampa abrirá los brazos para recibir a su hijo pródigo como si fuera un eterno retorno.

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