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Haroldo Quinteros Bugueño / Profesor Es un error seguir con la cantilena que el Frente Amplio (FA) “no es dueño de los votos” emitidos en... Más sobre el balotaje

Haroldo Quinteros Bugueño / Profesor

Es un error seguir con la cantilena que el Frente Amplio (FA) “no es dueño de los votos” emitidos en la elección pasada y que, por lo tanto, no debiera decir nada ante el balotaje que se aproxima. Es obvio que los votos son personales, de cada ciudadano y de nadie más, pero si el FA los obtuvo es porque quienes votaron por el FA confían en él. Esta confianza exige reciprocidad, que no puede ser otra cosa que asumir con la mayor responsabilidad el compromiso de recoger el sentir de sus votantes y orientar su actuar político a partir de ello.

El pueblo frenteamplista quiere un pronunciamiento, ante el cual el FA no puede «hacerse el loco» y hacer mutis por el foro, justo en estos pocos días previos al 17 de diciembre.

En términos objetivos, el FA es adversario político de la derecha y de Nueva Mayoría (NM). Esto, que es de plena justicia, fue lo que determinó su surgimiento y vertiginoso crecimiento en muy poco tiempo. Por lo tanto, si el FA quiere seguir teniendo vigencia, deberá seguir siendo adversario tanto de la derecha como de NM, pero, ojo… esto, mientras estas dos fuerzas –el duopolio- sigan siendo lo que son hoy.

Como ya lo enseñaba Heráclito, nada permanece en su sitio, y la situación política chilena no será en unos pocos años la misma de hoy. Como ven, el lector que no es ajeno a la lectura de Gramsci, verá que hago Filosofía de la Praxis pura. Me explico más:

Hoy, el FA tiene una identidad que le es propia: Es contrario al duopolio, porque éste es sostenedor de un odioso e injusto sistema de acumulación capitalista marcado por el neo-liberalismo friedmaniano. Sin embargo, como se debe hacer en política, si se la toma seriamente, es preciso distinguir bien. El sistema fue impuesto en Chile por la fuerza bruta y de manera exclusiva por la derecha. Por lo tanto, el FA es contrario a la derecha por antonomasia; mejor dicho, en un 100%. Empero, no es adversario en esa misma proporción a NM.

Si lo es, es porque NM es una coalición centrista y vacilante ante el sistema, no su autora, aunque haya sido en buena parte absorbida por él. En verdad, no está en la agenda de NM socavar el sistema en su infra-estructura. Por cierto, en el mejor de los casos, NM ha conseguido introducir algunos cambios super-estructurales al sistema, y reconozcámoslo, ante la feroz oposición de la derecha.

Lo anterior indica, primero, que el FA no tiene ninguna posibilidad de acuerdo con la derecha; y segundo, que sí la tiene con NM. Con sus 20 diputados y un senador, el FA podría entenderse en muchos acuerdos con NM a nivel parlamentario, como también en el avatar social diario. Por cierto, nadie puede saber ahora lo que sucederá en los próximos años. Habrá, sin duda, factores políticos nuevos, tanto internos como externos, que marcarán la vida política chilena, de un modo u otro, que obligarán a la asunción de tal o cual postura o, incluso, cambiar rumbos. En teoría, si gana Piñera el balotaje, es absolutamente seguro que habrá acuerdos entre FA y NM como oposición conjunta a este gobierno.

En caso de ganar Guillier, el FA, con el apoyo popular ya movilizado que tiene y con su veintena de diputados, sólo tiene que exigir más definición y coraje en las decisiones de gobierno, lo que, también con toda seguridad, producirá ruidos y conflictos al interior de NM, que podrían llegar incluso, a su refundación. En suma, por su naturaleza anti-neoliberal, el FA será radical opositor a un eventual gobierno de Piñera, pero, si el nuevo gobierno es de NM, existe la posibilidad de entenderse con ella en muchos aspectos, como coalición o con algunos de sus partidos. No puede tampoco descartarse por completo la posibilidad de un acuerdo de participación en el gobierno, según lo que vaya sucediendo al interior de NM. ¿Imposible? No. Sólo piénsese que la DC no apoyó a Guillier en primera vuelta, aun a riesgo que Piñera ganara en ella.

El FA quiere crecer y fortalecerse, con miras a ganar la presidencia de la república el 2021. ¿Qué más le conviene ante el balotaje?

La experiencia histórica ha demostrado mil veces que en los gobiernos duros de derecha -como será el de Piñera- las fuerzas progresistas y de izquierda no crecen de manera importante, porque no pueden desarrollar bien su acción política. Al respecto, los casos internacionales son incontables, y en Chile, sólo recordemos a los únicos tres gobiernos realmente progresistas (y uno de ellos, socialista y revolucionario) que tuvimos en nuestra antigua democracia:

José Manuel Balmaceda, quien quiso que la gran riqueza del salitre fuese de Estado, llegó al poder en 1886 simplemente porque su antecesor, Domingo Santa María, no pertenecía al bando “duro” de las fuerzas conservadoras de entonces, como Pinto y los anteriores presidentes del siglo antepasado, partiendo por Prieto con su ministro Portales. Pedro Aguirre Cerda, el primer presidente social-demócrata de nuestra historia, fundador de la CORFO y el primer gran estadista educador chileno, accedió a la presidencia en 1938 porque antes que él estuvo en ella Arturo Alessandri Palma, un liberal que inició importantes reformas al Estado, obligado a ello luego de una intensa agitación política de la izquierda en medio de un intenso período de anarquía resultante principalmente de la crisis mundial del capitalismo de comienzos de los años 30. Salvador Allende, el presidente socialista marxista y revolucionario, elegido en 1970, fue antecedido por Eduardo Frei Montalva, el presidente DC que impulsó, aunque débilmente, cambios sociales y económicos, como la reforma Agraria y la democratización de la Educación. No en vano, la derecha lo llamó “El Kerenski Chileno.”

En suma, si el FA quiere crecer y asegurar para sí la presidencia del país el 2021, no tiene otra opción seria que no sea la de sumarse a votar por Guillier este 17 de diciembre.

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