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Haroldo Quinteros Bugueño, profesor Los militares y las FF EE de Carabineros en las calles no van a resolver el problema que está viviendo... Un grito de libertad

Haroldo Quinteros Bugueño, profesor

Los militares y las FF EE de Carabineros en las calles no van a resolver el problema que está viviendo Chile, incluso aunque ejerzan la peor de las represiones y hasta lleguen a masacrar al pueblo, como tantas veces ha ocurrido en nuestra historia.

Se trata de una crisis de carácter exclusivamente político, que, obviamente, sólo puede resolverse políticamente. Como era lógico de suponer, el gobierno de Piñera en ningún momento se ha referido a las causas que gatillaron la situación que vivimos, menos aun ha reconocido su responsabilidad en profundizar cada día el orden neo-liberal vigente, impuesto al país por la fuerza bruta bajo una dictadura, que sólo ha empobrecido y empobrece cada día más al pueblo trabajador, mientras aumenta de manera descomunal la riqueza de un puñado de familias y clanes económicos.

Además, mientras esto ocurre, el sistema vigente ha terminado por socavar la base moral de las más importantes instituciones del Estado, incluyendo a las Fuerzas Armadas. El haber decretado en este año una ola de alzas que empobrecen aun más a las mayorías del país, ha terminado por agotar al paciencia de la ciudadanía. El gobierno y sus medios de comunicación masivos insisten majaderamente en la inusitada violencia y los saqueos.

Pues bien, en todas las grandes eclosiones sociales, como la que vivimos hoy, además de gente del pueblo que está pasando literalmente hambre, el lumpen y la delincuencia organizada también actúan en saqueos y robos. Pero, pensemos por qué esto sucede.

Antes de la implantación del sistema neo-liberal imperante nunca se había concentrado tanto el ingreso nacional en tan pocas manos, y con ello, nunca había habido en Chile tanta desigualdad, inseguridad, endeudamiento y pobreza. El sistema neo-liberal -un invento yanqui que usó a nuestro país como laboratorio- es la causa de aquello, así como, por extensión, del aumento exponencial de la delincuencia.

En los últimos años, el 46% de los hogares chilenos ha sufrido asaltos o intentonas de asalto y mucho más de la mitad de los ciudadanos ha sufrido ataques de delincuentes, individuos todos surgidos de la marginalidad social y la miseria. Tampoco nunca, jamás, la Educación del Estado fue tan mal financiada en todos sus niveles; tampoco nunca la Educación superior de Estado, tanto técnica como universitaria, fue pagada; nunca la Salud ni el sistema de pensiones fueron infectados por el más abyecto lucro y la especulación.

Nunca hubo tanto dinero extraído de Chile; es decir, producto del trabajo de los chilenos, invertido en el extranjero o guardado bajo siete llaves en bancos de los paraísos fiscales. En fin, podrán reprimir al pueblo, pero el movimiento, que ya es en estos momentos UN GRITO DE LIBERTAD, no se detendrá hasta que el sistema no cambie. Es el momento de impetrar con toda fuerza el cambio de la constitución política espuria que nos rige, y así poner fin al actual orden económico que consagra la desigualdad, la corrupción, las injusticias sociales y la desesperanza.

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