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Haroldo Quinteros, Profesor.- Que lo sepan bien todos: La estudiante Lumi Videla Moya, militante del MIR, a quien conocí personalmente en el Pedagógico de la... La muerte de Lumi Videla Moya

Haroldo Quinteros, Profesor.- Que lo sepan bien todos: La estudiante Lumi Videla Moya, militante del MIR, a quien conocí personalmente en el Pedagógico de la Universidad de Chile en Santiago, había conseguido visa para viajar y asilarse en Italia. En noviembre de 1974, fue capturada con su marido, el estudiante de Historia Sergio Pérez, por agentes de la DINA .

Luego de ser ambos torturados hasta morir en el centro de torturas de Villa Grimaldi, el cadáver de Pérez desapareció, y el de Lumi Videla fue lanzado por sus torturadores al interior de la embajada de Italia, por órdenes directas de su jefe, Manuel Contreras, quien a su vez no hacía nada sin contar con la venia de Pinochet.

El incidente causó tanto horror en todo el mundo, que bastó para hundir moralmente para siempre a Pinochet y la dictadura. Italia suspendió de inmediato sus relaciones con Chile y así lo hicieron muchos otros países del mundo. La Corte Suprema, que cargará ad eternum el estigma de haber sido cómplice de la dictadura, no dijo nada ni movió un dedo sobre este espantoso suceso. El Mercurio, La Segunda, La Tercera y demás pasquines al servicio de la dictadura hicieron burla, chistes y caricaturas en su torno.

Lo peor, sin embargo, es que los personajes que colaboraron con la dictadura, como el ministro Chadwick, que hoy gobiernan, tampoco; más aun, justificaron esta atrocidad como todas las demás que se cometieron en ese período. 11 meses después de arrojar el cadáver de Lumi Videla por sobre los muros de la embajada de Italia, un neo-nazi italiano, Delle Chiale, ametralló en Roma a Bernardo Leighton y su esposa en la puerta de su casa. Leighton era un conocido dirigente de la DC que fue Vicepresidente de la República en los tiempos de Frei Montalva. Tanto Leighton como su esposa sufrieron heridas que poco después les causaron la muerte.

La dictadura quiso lavarse las manos, pero Chialle, luego de ser capturado por la policía italiana, confesó que actuó bajo instrucciones de Michael Townly, el agente estadounidense de la CIA que actuó bajo las órdenes de la DINA en otros atentados, como el que causó la muerte de Orlando Letelier en Washington.

Por cierto, pocas son las dictaduras del mundo que pueden exhibir un récord de tanto horror como la que advino con el golpe de estado en Chile, y cuya mayor expresión fue el incidente relacionado con Lumi Videla, la joven estudiante y madre de un pequeño niño.

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