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 Haroldo Quinteros Bugueño/ Profesor universitario. Doctor en Educación En torno a la carretera concesionada desde nuestra ciudad hacia el sur, y al pago del peaje... Peajes

haroldo quinteros Haroldo Quinteros Bugueño/ Profesor universitario. Doctor en Educación

En torno a la carretera concesionada desde nuestra ciudad hacia el sur, y al pago del peaje que viene con ella, sobran las dudas. El argumento de las autoridades para justificarla, así como todas las que hay en el país, se reduce a que existen en todo el mundo y, por lo tanto, debemos aceptarlas sin chistar. Qué falacia tan burda. De partida, en los países en que se cobra peaje siempre hay carreteras alternativas, y buenas, pero a nosotros, cercados por cerros y acantilados, se nos coarta la libertad de elección, y se nos obliga a pagar peaje.

Hay más todavía: Las informaciones de prensa señalan que servicios de emergencia también deberán pagar peaje, lo que no ocurre en ninguna parte. ¿Cómo es posible haber llegado a tal locura, todo por favorecer los intereses de la empresa concesionaria (extranjera, para más colmo), en manifiesto detrimento de la vida y salud pública? Un solo minuto de demora de un móvil de bomberos o de primeros auxilios en arribar a un lugar en que se haya reportado un accidente puede costar la vida de uno o más seres humanos. Ante esta atrocidad, para apaciguar los ánimos  está corriendo el rumor que la «generosa» empresa concesionaria cobraría peaje a los servicios de emergencia sólo de vuelta a Iquique.

Y pensar que este absurdo está ocurriendo en Chile, un país inmensamente rico, cuyo Estado podría por sí solo explotar todas sus riquezas y construir sus caminos. Ah, pero nuestro Estado es subsidiario, el  experimento neo-liberal de Friedman impuesto en Chile bajo dictadura, así que el manejo casi total de la economía está en manos de los grandes consorcios y familiones privados, que felices, lucran a destajo con nuestras riquezas -cuyo dueño constitucionalmente es sólo el pueblo chileno- y con todo lo que se pueda lucrar.

En este mismo baile  entran las concesionarias de carreteras, y la que se nos impuso a los iquiqueños significará, innegablemente, un alza en el costo de vida regional. Para todos, seamos trabajadores o paseantes, además del peaje, subirán las tarifas de buses, taxis, furgones transfer y fletes hacia el sur y al aeropuerto, y para los pescadores de las caletas, que venden el producto de su trabajo principalmente en Iquique, sus ingresos disminuirán. Además, para muchos habitantes de esas caletas Iquique es donde se educan sus hijos y donde sus familias  realizan compras y trámites.

¿Qué pasará también con la inminente ampliación de la cuenca de Iquique hacia Lobito? Nadie desde el poder político se pronuncia claramente sobre lo que está ocurriendo. La derecha, fundadora y defensora del orden neo-liberal subsidiario, no lo hace por razones obvias, y quizás sólo se pronuncie por disminuir algunos de los excesos más evidentes. En cuanto a la coalición de gobierno, baste recordar al ex – presidente Ricardo Lagos, quien observó hace unos años: «no hay milagros… o se cobra impuestos o se cobra peajes.» Como buen neo-liberal,  para Lagos es igual un trabajador a una mega – empresa. Me quedo con las declaraciones de Esteban Velásquez, alcalde de Antofagasta: “deberían ser las mineras que operan en la región o el propio Estado que se hagan cargo de los costos (de las nuevas carreteras) y no los ciudadanos.”

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