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Haroldo Quinteros Bugueño/ Profesor universitario. Doctor en Educación Existen en el mundo muchas agrupaciones de países, desde la planetaria ONU hasta las continentales y subcontinentales.... Chile, su situación educacional y la OCDE

haroldo quinterosHaroldo Quinteros Bugueño/ Profesor universitario. Doctor en Educación

Existen en el mundo muchas agrupaciones de países, desde la planetaria ONU hasta las continentales y subcontinentales. A estas organizaciones, desde luego, las unen intereses políticos, económicos y militares comunes a sus miembros; de modo que, con sólo dos excepciones, agrupan a países de un grado de desarrollo, origen étnico y cercanía geográfica relativamente comunes.

La primera excepción es la ONU, creada con el fin de “preservar la paz en el mundo.” La segunda es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), fundada en 1961, que agrupa a 34 países de todos los continentes y, por ello, en muchos casos disímiles en todos los sentidos posibles. Debido a esto, la OCDE es sólo un foro internacional cuyo fin es la producción y promoción de recomendaciones que, según reza su declaración de principios, sirvan, a partir de las experiencias de sus países miembros, al bienestar económico y social de todo el mundo.

Aunque a la OCDE, hasta ahora, no pertenecen las superpotencias (Estados Unidos, Rusia y China), la gran mayoría de sus miembros son países desarrollados (Francia, Alemania, Italia, Suiza, etc.) más algunos con algún desarrollo o cierta gravitación regional (España, Irlanda, Méjico y otros). Pues bien, Chile es miembro de la OCDE desde hace unos años, y, por lo tanto, está sometido al escrutinio público mundial. Es difícil entender qué estuvo en la cabeza del expresidente Lagos al decidir la entrada de Chile en la OCDE.

Por supuesto, sin ínfulas de “país desarrollado” (lo que tanto exhibía Lagos) ni nada por el estilo, nosotros solitos podemos ocuparnos de nuestros problemas. Cada año, la OCDE emite sus informes sobre la situación de sus miembros en todos los ámbitos, Chile sigue ocupando los últimos lugares en ellos; sea en crecimiento, derechos de las minorías étnicas, inflación, desigualdades sociales, Educación, etc. Sin duda, como país OCDE, el rubro en que peor estamos es, precisamente, la Educación. Sólo hace unos días, la OCDE publicó su informe en materia educacional, y una vez más, aparecemos en el último lugar promedio.

Veamos:

1. Tenemos los profesores peor pagados de la OCDE. Según el informe, el profesor chileno con 15 años de servicio gana US$ 26.195 al año, en tanto que el promedio OCDE es de US$ 42.861.

2. Tenemos el récord de “agobio laboral” (léase, explotación en el trabajo). Dice el informe que en todos los niveles de la enseñanza los profesores chilenos trabajan hasta 1.103 horas al año, mientras que el promedio OCDE es de 1.001 en prebásica, 782 en básica, y aun menos en media, con sólo 655 horas.

3. La educación chilena tiene el índice más alto de alumnos por curso entre los países de la OCDE, y, además, es uno de los más altos del mundo. En las escuelas secundarias hay 23 estudiantes por profesor, mientras que sólo 13 es el promedio OCDE.

4. El informe vuelve a revelar que la calidad de nuestra educación depende de la clase social de la familia a la que pertenecen nuestros niños. Dice a la letra: «Más del 23% de la diferencia de rendimiento de los estudiantes es atribuible a su condición socioeconómica, mientras que en los países OCDE este porcentaje es el 15%».

5. Señala el informe que hay “graves” diferencias de ingreso y educación entre hombres y mujeres, resultando éstas siempre perjudicadas; etc., etc. Chile debió entrar a la OCDE con una faz más digna, y para eso, lo primero era corregir nuestras graves deficiencias, que sobran en materia educacional.

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