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Haroldo Quinteros Bugueño/ Profesor universitario. Doctor en Educación En detrimento de su propio prestigio, lo peor que hicieron los parlamentarios  de la derecha nacional partidarios... Voto chileno fuera de Chile (parte II)

haroldo quinterosHaroldo Quinteros Bugueño/ Profesor universitario. Doctor en Educación

En detrimento de su propio prestigio, lo peor que hicieron los parlamentarios  de la derecha nacional partidarios de no otorgar el derecho  a voto a los chilenos que viven en el exterior (por supuesto, como era de esperar, la UDI en bloque y otros más), fue tratar de impedir, y hasta el fin, que Chile se igualara con todo el mundo democrático de hoy, en cuanto al principio que todo ciudadano, esté donde esté, no pierde jamás tal categoría, cuya validez reside, sobre todo, en el derecho a elegir a las autoridades de su país.

Los redactores de la ley que consagraba esa joyita antidemocrática, tanto como lo es la propia Constitución que nos rige, la simularon con el subterfugio que quienes viven fuera del país tienen derecho a voto, pero si lo quieren ejercer, deben venir a votar a Chile. Imagínense, venir a votar desde Méjico, Europa o Asia en cada jornada electoral… La falacia envuelta en esa maniobra es evidente. De hecho, cada vez que se discutía el asunto en el Parlamento, los partidarios de negar el voto a los chilenos de ultramar no defendían su postura arguyendo que el derecho a votar existe, aunque sólo en territorio nacional, según el texto de la ley, sino blandían un solo argumento: sólo los ciudadanos que viven en Chile conocen  la realidad chilena; por lo tanto, los demás no deben tener derecho a voto.

En fin, después de muchos años de lucha, la gran mayoría de los chilenos, aun con sistema binominal y sin el voto de los chilenos que viven fuera – dos engendros antidemocráticos únicos en el planeta-  consiguieron poner fin a este último.  En verdad, tampoco es de creer la vocación democrática de los parlamentarios de derecha que se sumaron a derogar esa ley. En primer lugar, ¿por qué no lo hicieron antes? Por el contrario, por años no movieron un dedo por derogarla y se unieron sistemáticamente a la maximalista UDI en no otorgar este derecho a los compatriotas que están fuera del país. La razón es muy simple.  Por 1980, había más de un millón de exiliados chilenos, tanto políticos como económicos; incluso, para el plebiscito de 1988, en el caso de los primeros, muchos aún no estaban autorizados a volver.

En la primeras elecciones parlamentarias, aun con sistema binominal, si ese millón de chilenos hubiese votado, no se habría producido el espurio empate que por décadas hasta hoy ha venido conculcando nuestro derecho a vivir en una verdadera democracia. Obviamente, en tanto tiempo las cosas han cambiado. Hasta hace unos años, del total de chilenos que estaban fuera del país, la mayoría eran exiliados. Hoy no es así. Los cálculos que se conocen hoy indican que los otrora exiliados que tuvieron que quedarse a vivir fuera no son más del 30%.

La mayoría son  estudiantes,  trabajadores residentes, o turistas. Vale decir, ya no están tan perdidas las elecciones para la derecha aunque tengan derecho a votar los chilenos de fuera, y así, además, pueden mostrar al mundo un amable rostro democrático. Los chilenos lejanos ahora podrán votar en elecciones presidenciales, plebiscitos nacionales y primarias. No es poco, pero aún la lucha continúa. Muchos chilenos (tanto los que fueron exiliados como los que no lo fueron) se han organizado para impetrar la creación del “distrito para chilenos en el extranjero”  que permita elegir parlamentarios que vivan tanto en Chile como en exterior. En fin, con ese agregado, y si se acabara de verdad con el sistema binominal, estaríamos comenzando a vivir en una democracia de veras.

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