Edición Cero

Lejos de ser un día de festividad, el 8 de marzo, declarado como Día Internacional de la Mujer, rememora los sucesos ocurridos en una... ¿Qué se recuerda y conmemora el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer

mujeres_brLejos de ser un día de festividad, el 8 de marzo, declarado como Día Internacional de la Mujer, rememora los sucesos ocurridos en una fábrica textil de Chicago, hace más de 100 años, donde más de 146 mujeres mueren luchando por sus derechos. Sobre este tema, va el siguiente artículo del profesor y columnista de Edición, Cero, Haroldo Quinteros.

Hoy, 8 de marzo, es el Día Internacional de la Mujer. Este día, hace 108 años, en Estados Unidos, las obreras de una fábrica textil neoyorquina protagonizaron una jornada de protesta, que tuvo un horrendo fin. Era una fábrica de vestuario, y ellas eran costureras, lavanderas y aplanchadoras. Habían planteado reiteradas veces sus demandas a sus patrones, sin ningún éxito. Sus sueldos eran mucho más bajos que los de los hombres de su país; trabajaban más de 8 horas diarias sin compensación adicional alguna, aunque la jornada de las 8 horas ya era una conquista laboral conseguida por los trabajadores estadounidenses y europeos unas décadas antes.

Tampoco se practicaba en esta fábrica la debida mantención de las máquinas, lo que era causa de continuos accidentes. Había también otra demanda, quizás la más importante de todas, que no puede dejar de conmovernos. Prácticamente todas esas obreras eran madres, y ellas pedían la habilitación de una sala cuna y un jardín infantil para sus hijos. Ante las negativas patronales, desesperadas, salieron a las calles denunciando su situación. Días después declararon la huelga.  De pronto, los patrones dijeron que estaban dispuestos a negociar, y se las invitó a una reunión con sus representantes en el interior del taller mayor de la fábrica. Sospechosamente, los delegados venían acompañados de un numeroso piquete policial armado. Las mujeres fueron las primeras en entrar. Lo hicieron en fila y se ubicaron en asientos dispuestos en el interior.

Todo era un engaño. Al ingresar al recinto la última trabajadora, las puertas se cerraron abruptamente,  y a los minutos sobrevino un feroz incendio. 129 trabajadoras murieron quemadas vivas o asfixiadas, al no poder escapar. Muy sugestivamente, ningún policía ni delegado patronal quedó encerrado en la fábrica. Sobrevino un juicio de rigor, y las declaraciones de los sospechosos de haber causado el incendio, desde un comienzo, fueron contradictorias. Como el cine y la televisión no existían, los hechos no se registraron visualmente mientras sucedían, y era difícil probar la verdad; sin embargo, de aquel breve juicio se filtró una declaración de un policía que lo decía todo. Mientras la prensa y los políticos decían que todo había sido un “lamentable“accidente, este testigo directo, declaró que varios policías habían sido obligados a encerrar a las mujeres cumpliendo órdenes superiores, y que otros tantos iniciaron el fuego. El crimen, finalmente, quedó impune. El conflicto era social y político, puesto que al igual que la masacre de Chicago del 1 de mayo de 1856,  que dio origen al Día Internacional de los Trabajadores, se trató de un episodio de confrontación entre capital y trabajo; y en estos casos, los que poseen la fuerza de las armas, las usan. Así ha sucedido tantas veces en la historia.

Apenas los humildes levantan la voz, se los acalla brutalmente, con lumazos, balines o metralla, y si hay muertos, todo queda en la impunidad. ¡Como no lo vamos a saber los chilenos, con las matanzas obreras de nuestra Escuela Santa María, en las oficinas salitreras La Coruña, San Gregorio, Alto San Antonio, y más al sur, en Lonquimay y en Ranqui! El horror que causó en el mundo esta masacre de mujeres fue tal  que los patrones debieron ceder a muchas de las demandas de las mujeres, el propio gobierno central, algunos años después, decretó el sufragio universal. Por extensión, hay que recordar que demasiado tiempo después, sólo en 1949, las mujeres chilenas conquistaron ese derecho, a través de la lucha de nuestra muy iquiqueña Elena Caffarena, Amanda Labarca, María de la Cruz y otras próceres chilenas de los derechos de la mujer. Empero, la brega por sus derechos, los de nuestras madres, esposas, amigas, hijas y hermanas,  no ha terminado.

La discriminación sexual y el machismo han perdido bastante terreno, como asimismo las posturas retrógradas ultra – conservadoras que se negaban a aceptar el divorcio, el control responsable de la maternidad, y hasta una ley de filiación. Sin embargo, han aumentado las violaciones y los femicidios, todavía hay muchas fábricas y lugares de trabajo sin salas-cunas; como promedio nacional, las mujeres trabajadoras chilenas ganan un 33% menos que los hombres; etc., etc.. En fin, falta mucho por hacer. Se trata de una lucha en la que, también, todo hombre justo y digno debe participar. La brecha ya fue abierta. La abrieron, para todo el mundo, esas mártires estadounidenses del 8 de marzo de 1908.

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