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Haroldo Quinteros Bugueño/ Profesor universitario. Doctor en Educación. A un acuerdo sobre reformas al sistema binominal de elecciones llegaron los dirigentes más importantes de Renovación... Reforma al Sistema Binominal de Elecciones

foto-haroldo  cometarioHaroldo Quinteros Bugueño/ Profesor universitario. Doctor en Educación.

A un acuerdo sobre reformas al sistema binominal de elecciones llegaron los dirigentes más importantes de Renovación Nacional (RN) encabezados por Carlos Larraín, y la Concertación. A esta última no la llamo “Nueva Mayoría” porque el PC, el MAS, y un parte de la IC, que en los hechos, hoy la integran, se desayunaron con la noticia, al igual que la totalidad de la UDI, buena parte de RN, la ciudadanía entera y el propio gobierno.

La forma en que se llegó a este acuerdo, tan sorpresiva como subrepticia, revela, una vez más, el tono cupular y ajeno a la participación popular en la gestión política con que trabaja la clase política en Chile. En efecto, a la ciudadanía nadie le ha preguntado, ni antes ni ahora, si quiere reformas al sistema binominal o si quiere sustituirlo por el proporcional, que rige en todo el mundo. Se recaban acuerdos entre gallos y medianoche bajo el giro de la ya vieja máquina de “la política de los acuerdos” (entre la derecha y la Concertación, nada más), sin que nadie alcance a decir “esta boca es mía” sobre ellos.

Hay personas que piensan ingenuamente que con este acuerdo el sistema binominal de elecciones vigente va camino a la extinción. No es así, sino lo contrario; lo perfecciona y refuerza. Veamos: El actual orden constitucional chileno se diseñó para no ser cambiado, a menos que sus autores, la derecha que gobernó en dictadura, lo quiera. Para ello, la Constitución estipuló tres expedientes: primero, los altos quora calificados, que prácticamente obligan a los partidos que quieran cambiar las cosas a doblar a sus autores en dos tercios de las circunscripciones en todo el país; segundo, el sistema binominal de elecciones que confina al país artificialmente a un eterno empate político en los marcos del orden vigente; tercero, el Tribunal Constitucional, que, destinado históricamente a dirimir controversias en torno al orden constitucional, fue re-diseñado en 1980 de tal modo que tuviera siempre una orientación política afín a la derecha.

El actual acuerdo no cambia el sistema de binominal a proporcional. En lo sustancial, apenas da alguna cabida a partidos pequeños (mientras lo sean, por supuesto) a la posibilidad de ampliar el número de parlamentarios sobre la base del redistritaje. Dijo anteayer el senador Francisco Chahuán, de RN: “Con esto bloqueamos la puerta y apagamos las voces populistas que quieren una Asamblea Constituyente.” ¡Bingo! Entonces, ya sabemos la razón por qué ahora la derecha se abre a tibios cambios en el sistema binominal de elecciones, los mismos que sus consocios políticos de la Concertación les habían propuesto en el pasado. Chahuán, que habla por sus correligionarios, estigmatiza la convocatoria a la Asamblea Constituyente, con el desprecio y desparpajo típico de quien no cree en la verdadera democracia.

Piensan que con el acuerdito de marras disminuirá el ímpetu con que la gran masa ciudadana está exigiendo la convocatoria a una Asamblea Constituyente, el expediente internacional y normal para fijar cualquier tipo de orden constitucional. En los hechos reales, que es lo único que cuenta si se habla de la conducta humana, la derecha no quiere una nueva constitución que refleje libremente la soberanía popular, ni instalar en Chile el sistema proporcional de elecciones. Por su parte, la Concertación, sólo ha propuesto cambios en él, no su eliminación.

Tales propuestas se repiten ahora, y siempre fueron rechazadas por la derecha. Ya en1992, Aylwin envió al Parlamento un proyecto de ley que proponía ampliar el Senado y también la Cámara de Diputados; después, Frei constituyó en 1995 una comisión técnica que redactó un informe con varias propuestas de redistritaje; lo mismo ocurrió en 2005, cuando Lagos propuso eliminar el número fijo de 120 diputados; la ex – presidenta Bachelet formó una comisión para estudiar modificaciones al sistema binominal, e invitó a la derecha a participar en ella, invitación que ésta declinó.

El único hito derechista que se recuerda en torno al tema, fue la propuesta de RN en 2005 de ampliar a 10 los cupos adicionales de diputados, mediante un mecanismo proporcional que contemplaba dos cupos parlamentarios para cada partido que obtuviera más del 7% de los votos a nivel nacional (a diferencia de la propuesta anterior de la Concertación de un 5%). Ésta débil propuesta no prosperó porque a ella se opuso la UDI.

La actual propuesta (que podría aprobarse con los votos de Nueva Mayoría y parte de la derecha) implica aumentar el número de diputados de 120 a 150, y 36 a 48 el de los senadores, más otras reformas sobre financiamiento de los partidos políticos, límites a la re-elección de los parlamentarios, y la elección de 8 senadores “nacionales.” Finalmente, nuestros patrióticos honorables se rebajarían sus sueldos (calculo de aproximadamente de unos quince millones mensuales que ahora ganan, a unos diez), para que el acuerdo no signifique nuevos gastos. En fin, nada nuevo ni realmente importante.

 

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