Edición Cero

Hace dos semanas hubo un allanamiento en la comunidad de Temucuicui. De ese día, Vania (19) recuerda que Fuerzas Especiales de Carabineros irrumpió en la comunidad destruyendo las... La werkén Vania Queipul: “Los mapuches crecemos visitando a nuestras familias en la cárcel”
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Hace dos semanas hubo un allanamiento en la comunidad de Temucuicui. De ese día, Vania (19) recuerda que Fuerzas Especiales de Carabineros irrumpió en la comunidad destruyendo las pequeñas casas que desde hace dos años se erigen en los predios que han ido ocupando con la recuperación de tierras. También rompieron los corrales, los animales se escaparon, hubo gritos y golpes. Pero Vania está habituada a esas postales de espanto y también a las malas noticias.

En abril, en las afueras del Juzgado de Garantía de Collipulli, se llevaron detenido a su padre, el lonko Víctor Queipul. Fue el día del control de audiencia y formalización de werkén de la Comunidad Wente Winkul Mapu Daniel Melinao. En medio de los desórdenes, Queipul fue golpeado y pasó la noche en la cárcel. A Vania la llamaron por teléfono varias veces, no atendió, estaba ocupada en la Universidad. Cuando al fin le contaron, ella se asustó, pero tuvo un “witán” (presentimiento), de que un día recibirá una llamada mucho peor.

-A mi papá lo persiguen, “está fichado”, como decimos nosotros. Puede terminar preso por muchos años- reflexiona en medio de la entrevista.

En esta comunidad, emblemática por su resistencia, Vania creció así, a la fuerza, en medio de visitas a la cárcel a su padre, tíos y primos. Su hermano estuvo tres meses en huelga de hambre. Ella, a los 15 años, fue acusada de quebrar los vidrios de la Fiscalía de Collipulli y pasó una noche detenida. Después de un juicio que duró nueve meses fue declarada inocente.

En octubre del año pasado, durante una visita del presidente Sebastián Piñera a la ciudad de Ercilla, Vania fue a protestar junto a otras mujeres de la comunidad. La policía la seguía de cerca en medio de los gritos. Se empezaron a llevar a los hombres y a Vania fue la única mujer detenida. La subieron a rastras hasta la micro de Carabineros y una uniformada la abofeteó y le tiró el cabello. Ella dice que no lloró. Fue condenada a 200 días de presidio por el delito de desórdenes públicos, Karina Riquelme, su defensora, pidió la nulidad del juicio. El doce de junio será la lectura del fallo en Santiago.

Vania es valiente, ya es werkén, y sus amigas saben que algún día ocupará el lugar de su padre.

La semana pasada se realizaron en San José de Costa Rica las audiencias ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) del caso “Norín Catriman y otros” por la violación de derechos por parte del Estado de Chile a siete líderes mapuches y a la simpatizante de la causa Patricia Roxana Troncoso Robles, “La chepa”.

La denuncia ante el CIDH se realizó por el procesamiento y posterior condena de estas personas con penas de hasta 10 años de cárcel. Todos por delitos considerados en la Ley antiterrorista. Vania conoce de cerca sus consecuencias.

 -La comunidad de Temucuicui ha sido afectada en diversas ocasiones por esta ley. ¿Cómo tomaron la noticia de las audiencias en la Corte Interamericana de Derechos Humanos?

-Es la primera vez que pasa algo así y me parece bien que alguien al fin se haya dignado a escuchar la problemática mapuche y lo que nos hace todos los días el Estado chileno. Qué bueno que los lamngen (hermanos) hayan recurrido a esa instancia. Todos hemos sido afectados por la Ley Antiterrorista, su discriminación, y los testigos sin rostro. Ojalá les vaya bien para que condenen al Estado por todo lo que nos ha hecho. Ellos es tan sacando la cara por el pueblo.

-Vania, no sólo sufriste por la huelga de hambre de tu hermano, el caso de tu primo Patricio Queipul fue muy conocido porque siendo un niño optó la clandestinidad para no ser procesado por la Ley Antiterrorista.

-Mi primo fue clandestino porque fue su única salida, él ya había estado inculpado y esa fue la única vía, lo procesaron por la Ley antiterrorista, luego le quitaron la posibilidad juzgarlo por esa ley y hace poco se le hizo una preparación de juicio, porque le anularon el anterior donde había quedado en libertad. Desde que tenía diez años, mi primo Patito, comenzó a ser perseguido, fue herido con perdigones, dejó de estudiar, llegó hasta cuarto básico por tanta persecución. Se tuvo que quedar cuidando los animales, y mientras trabajaba en eso, lo detuvieron una vez y lo tuvieron hasta secuestrado.

 Absuelta a los 15

Vania tiene voz de niña, y a veces se quiebra, pero dice que ahora es distinto, habla fuerte como vocera. No siempre fue así, en el colegio era tímida y se quedaba en blanco cuando le tocaba disertar frente a su curso. Algo que cambió el 23 de agosto del 2010, cuando Vania fue invitada a un seminario de la Universidad de Concepción sobre Ley Antiterrorista en causas mapuches. Allí, recuerda que las palabras brotaron solas de su boca y la audiencia quedó conmovida. “Espero que ustedes creen conciencia y apoyen y le den fuerza a nuestros ‘peñis’, porque aquí en Concepción, en Valdivia, en Temuco, en Angol y en Lebu, hay personas que están muriéndose de hambre cada día, y es triste. (…) Es muy fuerte tener un familiar directo en huelga, tengo hermanos, primos y tíos. Pero si es necesario dar la vida por esto, la daremos”, dijo, sin temor alguno.

Este año, desde que estudia en Angol, su día empieza a las siete de la mañana para ayudar con el aseo en la casa de la prima donde aloja los días que tiene clases. Luego, toma desayuno y se va a trabajar de empaquetadora a un supermercado mayorista. Después, debe partir a la Universidad Andrés Bello, donde estudia enfermería en horario vespertino. Nada de eso hace que olvide su prioridad y sueño que es ser vocera. Se acuerda que mañana tiene una entrevista para un documental y el viernes debe viajar a Temuco porque, junto a otros representantes de la comunidad Temucuicui, irán a visitar al machi Celestino Córdova. “Luego debo seguir a Concepción donde hay otros hermanos mapuches que también están presos por la Ley Antiterrorista”, dice y su voz ya delata el cansancio.

 -Y lo más afectados también son los niños mapuches. ¿Tú estuviste detenida y en un juicio a los 15 años?

-Fue algo que me marcó mucho, de forma personal, pero también a las personas que me apoyaron en esos momentos tan difíciles. La policía me iba a buscar al colegio, me detenían delante de mis compañeros, no me dejaban vivir. Estuvieron yendo un año a mi escuela, hasta que empezó el juicio. Fue muy humillante, iba en segundo medio y no quería ir más al colegio. No acepté la salida alternativa de la Fiscalía. Al final, no pudieron probar que yo era culpable.

-¿Qué es lo que más afecta a los niños de las comunidades mapuches?

-Lo primero que un niño ve son los allanamientos, en nuestra comunidad no entran los carabineros pidiendo permiso, ellos llegan disparando, insultando a nuestros padres y hasta a los niños más pequeños. Nos tratan de indios, a puros garabatos, y con eso vamos creciendo. Estoy marcada por ese odio que hay dentro de mí, y esos niños que vienen detrás de mío les pasa lo mismo. Nosotros no podemos decir: “Hoy vamos arrendar a una camioneta para ir de paseo a divertirnos”. Los mapuches crecemos visitando a nuestras familias en la cárcel.

-¿Y qué opinión tienes del caso del niño de la comunidad Wente Winkul Mapu que lleva dos semanas de huelga de hambre en la cárcel de menores de Cho Chol?

-A él ya le quitaron la niñez y el derecho que tiene cualquier persona a vivir tranquilo. Me pongo en su lugar, yo he sufrido mucho, pero no se compara con lo que él está pasando. Me imagino cómo se siente en huelga de hambre y la preocupación de la familia. Mi hermano también estuvo así y uno siente mucho dolor y vas acumulando odio, quizás él nunca le hizo daño a nadie. Con esas cosas, el Estado chileno sólo genera que el pueblo mapuche se ponga en su contra, cada día más.

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