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Gonzalo Prieto Navarrete, Sociólogo, Máster en Medioambiente Es conocido el método de las derechas en el mundo cuando sus gobiernos están acabados, cuando su base... Terrorismo en Chile: el enemigo imaginario

Gonzalo Prieto NavarreteSociólogo, Máster en Medioambiente

Es conocido el método de las derechas en el mundo cuando sus gobiernos están acabados, cuando su base popular ya no responde como siempre, cuando las divisiones internas están carcomiendo su último aliento. Crean enemigos imaginarios, exagerados, con el fin de unificar recursos y, por supuesto, distraer los problemas de fondo.

El gobierno de Sebastián Piñera es uno más de los que utilizan prácticas para esconder, pero sin éxito, su desgastado gobierno y la pérdida inminente a finales del 2013. Ha instalado arbitrariamente el “el terrorismo”, obviando décadas de análisis y estudios sobre el tema.

El concepto de terrorismo se utiliza una vez que en un país o que en un territorio determinado, existen grupos armados, organizados, estructurados en uno o más grupos con jerarquías establecidas que llevan a cabo sistemáticamente actos de violencia física y simbólica,  causando el terror en toda la población. Podemos decir que la distinción radica en la capacidad subjetiva del acto, y el daño psicológico a mayor parte de la población.

Según el ranking Vision of Humanity, Chile se ubica en el puesto número 50 en el  índice de terrorismo global, es decir, su cifra de terrorismo es baja en la comparación internacional. Ello no se condice con el actuar del gobierno en el conflicto mapuche.

Ejemplos conocidos de terrorismo son el caso de ETA en España o Al Qaeda en Oriente próximo. Actos terroristas de gran impacto no sólo para los países sino para el mundo, han sido los lamentables sucesos del 11 de septiembre del 2001 y el atentado en la estación de Atocha en la ciudad de Madrid. En ambos la cifra de muertos alcanza varios miles, con el daño psicológico correspondiente en toda la población.

Los hechos en la región de la Araucanía no cuentan con la información necesaria por parte de las policías y organizaciones internacionales para ser etiquetadas como terroristas. Lo que ha ocurrido son hechos delictivos muy graves, donde se debe exigir, como lo explicaba Domingo Namuncura, la investigación más profunda que permita la ley, pero sin juzgar de manera apresurada los hechos.

En nuestro país existe una extensa investigación sobre el conflicto mapuche. No es tarea de estas líneas extendernos, pero debemos decir que aquí no estamos ante un problema terrorista, sino del legítimo derecho de las comunidades indígenas de nuestro país de ser reconocidas constitucionalmente y de cambiar las reglas del juego para incluirlas como es de justicia en el quehacer nacional. No sin antes decir que somos un Estado multicultural y orgulloso de todos sus orígenes.

El discurso del Presidente busca echar por tierra el problema de fondo y construir un enemigo fantasma que le brinde dividendos políticos y electorales. Fue capaz de delimitar que quienes se mostrarán a favor de la causa mapuche eran enemigos del Estado, puesto que serían colaboradores y responsables morales de los actos violentos.

El gobierno se equivoca y es irresponsable en su juicio, sus dichos y sus actos, pero sincero. Sincero porque, una vez más, al igual que el candidato del la UDI, quiere resolver los conflictos sociales de nuestro país a través de la violencia, y la violación a los derechos humanos. Esa ha sido siempre su forma de pensar y actuar.

Se olvida la derecha, el gobierno y en particular el Presidente de Chile, que los que cometieron actos de terrorismo de Estado fueron ellos durante 17 años de dictadura. Y que muchos de los que hoy son ministros, subsecretarios, parlamentarios, embajadores y funcionarios fueron cómplices por hacer, por omitirse, por callar, por avalar. Todos ellos aún rehúyen la justicia.

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