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The Clinic / Por Jorge Rojas. Foto: Alejandro Olivares.-  Pierre Dubois, cura de población, desmenuza el doble estándar de los católicos ricos y de... La Entrevista que «The Clinic», le hizo a P. Dubois: “Ser sacerdote da la posibilidad de cambiar de rango social”

The Clinic / Por Jorge Rojas. Foto: Alejandro Olivares.-  Pierre Dubois, cura de población, desmenuza el doble estándar de los católicos ricos y de los pastores que los atienden. Ha dedicado 40 años de su vida a trabajar en las poblaciones, atendiendo al rebaño que descuidan los grupos de elite de la Iglesia.

Buena parte de esos años lo ha pasado en La Victoria donde vio morir de un balazo al cura francés André Jarlán durante las protestas contra la dictadura . Pero ni eso lo hizo repensar su misión. Hoy vive en la José María Caro, aquejado de parkinson, manteniendo inalterables sus convicciones. Dice que los pobres tienen que organizarse y que la iglesia debe estar con ellos. Le parece errado el camino de sus colegas del Opus Dei y de la Legión de Cristo. Y piensa que el empresariado católico asitencialista, no entiende nada sobre el cristianismo y que el triunfo de Piñera sería muy dañino para los trabajadores.

Da la sensación que para un poderoso sector de la Iglesia no es prioritario estar con los pobres, que le es más interesante pastorear a los ricos. ¿Qué piensa usted?

-Efectivamente en la Iglesia hay muchos que no están comprometidos con los pobres. Siento que hay mucha gente en la Iglesia que no se interesa por el trabajo y me parece preocupante que no hayan descubierto que la pobreza es el fruto de la explotación del trabajo.

-¿De qué andan preocupados entonces?
-De la limosna, de la caridad, de la donación. Para poner todo en un mismo ejemplo, están más preocupados del Hogar de Cristo que del sindicato del Padre Hurtado.

-¿Qué le parece la preferencia por el alma del rico que tienen congregaciones como el Opus Dei o la Legión de Cristo?
-Esa una opción anticuada. Antiguamente se estaba convencido de que el pueblo sería bueno sólo si los reyes lo eran. Es decir, para cambiar la sociedad había que cambiar a los nobles y los profetas se empeñaban en hablarle a los ricos para que fueran fieles a Dios. Pero a lo largo de la Bíblia hay todo una desilusión respecto de la no conversión de los poderosos. Sólo con el Nuevo Testamento se descubre que el cambio estaba en los pobres. Esto ya pasó en Chile en el siglo XIX, cuando los colegios católicos que se instalaron acá, tenían la función de convertir a las hijas de políticos y ricos porque ellas serían influyentes en el futuro. Y hoy esa es la estrategia del Opus y los Legionarios. Parece que cada generación comete el mismo error.

-Pero, ¿qué tiene de malo dedicarse a los ricos?
-Optar por los ricos impide descubrir cuál es el misterio de Cristo: Él era rico y se empobreció para enriquecernos con su pobreza. Tenemos que descubrir que la pobreza enriquece porque nos permite amar. Con los sacerdotes, además, pasa algo mas grave: en la medida que frecuentan a la gente rica y poderosa, adquieren sus mismas manías.

-¿Los sacerdotes se mimetizan?
-Exacto, y se transforman en perros que no ladran y no cumplen el papel de alejar a los lobos del rebaño. En el corazón de todo hombre está la ambición del ascenso social y de ser más que los demás y esa pretensión también está presente en la vida religiosa. Para muchos, el hecho de ser sacerdote les da la posibilidad de cambiar de rango social. Alguien que proviene de una familia pobre, que en su vida normal no tiene relaciones importantes, se da cuenta que sólo por el hecho de ser cura tiene roce con altos funcionarios que lo toman más en cuenta.

-¿Qué le parece Sebastián Piñera?
-Yo estoy por la clase obrera y quiero que ellos no sean mirados en menos. Por lo tanto, no puedo estar apoyando a gente como Piñera que está en contra de la clase obrera.

-¿No le gusta que un empresario quiera ser presidente?
-Es una agravante. Pero la gente pobre tiene ideas simplistas y ellos creen que lo mejor para el país es que el presidente sea rico, porque así no va a robar. Pero se olvidan que la Biblia dice que la riqueza es como el águila, que no se contenta nunca con su altura y quiere seguir subiendo: una persona rica siempre quiere más.

-¿Cómo ve a la derecha?
-La derecha es un inmenso rebaño al que hay que convertir. Pero hay que hacerlo desde la pobreza y no desde el Opus Dei.

-Usted se la ha jugado por el sindicalismo ¿Cómo ve a estas agrupaciones?
-El sindicalismo es la herramienta que tienen los trabajadores para defenderse de los abusos. Ellos no pueden vivir de la buena voluntad de sus patrones.

-En Chile el sidicalismo no prende mucho.
-Claro, las empresas cada vez tienen más razones sociales distintas. Y además, se ve el sindicalismo como una lucha contra otros y no como una lucha a favor de un proyecto común, donde las relaciones laborales sean tan armoniosas que hagan crecer las comunidades. En el sidicalismo las personas adquieren una fuerza moral de hermanos, que junto con la fuerza de presión, son las armas de la lucha obrera en favor de la justicia. Una vez conocí un grupo de secretarias de médicos que trabajaban hasta muy tarde y sus jefes no las mandaban en taxi a sus casas o las obligaban a ir al banco durante la hora de colación. Ellas se agruparon en un sindicato, presionaron a sus jefes y los obligaron a cumplir sus horarios. Lo complicado es que los empresarios no entienden que al compartir, se crean mejores cosas.

-¿Qué les interesa?
-La rentabilidad y saben que si el sindicato es fuerte los va a obligar a compartir la torta. La gran enseñanza de los padres de la Iglesia está en la visión comunitaria de los bienes. Ellos establecieron que en caso de necesidad todos los bienes son comunes y eso no es una teoría marxista, sino que son los padres de la Iglesia los que lo dicen.

-¿Cómo es eso?
-Uno es dueño de las cosas hasta que otros necesitan de eso. Por ejemplo, si un terremoto destruye todas las casas, salvo la tuya, esa propiedad pasa a ser comunitaria. Imagínate cómo sería el mundo si aquellos empresarios que se dicen cristianos, pero que no hacen comunidad, aprendieran a compartir.

-¿Son cristianos doble estándar?
-No, ellos son de un sólo estandar. Ellos simplemente no entienden nada del cristianismo y nunca entendieron lo que eso significa. Su excusa está en el asistencialismo.

-¿No basta con donar plata?
-Eso no es cumplir con las exigencias del cristianismo, pero hay que hacerles descubrir que están equivocados, porque compartir con los pobres significa también querer que ellos tengan igualdad.

MÁS DESPIDOS, MÁS UTILIDADES

-¿Qué le parece la colusión de las farmacias?
-Que es un ejemplo más de la tendencia de esta sociedad de aprovecharse del más débil. En el antiguo testamento se dice que no se perjudicará al huérfano, a la viuda, al extranjero, porque no pueden defenderse. Hoy, teóricamente, la ley nos defiende, pero normalmente la ley es tan engorrosa que la mayoría de las personas no entiende y termina pagando lo que le piden y sometiéndose a los empresarios.

-¿Cómo está afectando la crisis a las poblaciones donde usted trabaja?
-Se han perdido muchos empleos. Y para el pobre estar cesantes es un terremoto. Además muchos creen que los despidos son una decisión arbitraria de los patrones.

-Algunos dicen que los despidos son para aumentar las utilidades. ¿Qué piensa usted?
-Coincido con lo que dijo un dirigente del cobre, que aseguraba que las empresas habían ganado plata como nunca, y que estaban despidiendo a sus trabajadores sin estar en crisis. Pienso también que hoy el sistema funciona de tal manera que la compañía que quiere ser justa y pagar lo que corresponde a sus trabajadores corre el riesgo de ser devorada por la competencia. Una persona que suministra trabajadores a una constructora, me decía que en las licitaciones no podía ganarle al que pagaba menos sueldos, al que no daba bonos de colación o no pagaba el desgaste de las herramientas a los trabajadores. Hoy muchas empresas consiguen rentabilidad explotando a los trabajadores, no les interesa buscar la equidad en los sueldos.

-Lo curioso es que la gente, hasta ahora, no parece muy disconforme… no hay protestas…
-Bueno es que hay mucho consumismo y eso ha hecho que todos nos endeudemos. Hay todo un sistema empresarial hecho para hacer que las personas se endeuden. Hay una puerta muy grande para entrar a la fiesta del crédito, pero la puerta para salir es muy pequeña. Eso bloquea la posibilidad de tener una buena vida porque trabajamos para pagar las deudas. Y la gente desea el crédito con el secreta esperanza de que en algún momento el sistema los favorecerá. Por eso no le interesa acabar con el sistema, sino que siempre está intentando sacar su parte, como la clase media, que se ha convertido en el valuarte del capital… Creo que un problema es que esta sociedad valora mucho a los endeudados. Al que debe se lo mira como emprendedor. En cambio, el que junta un capital, al que no tiene tarjetas de crédito, se lo considera anticuado.

-¿Qué piensa de Macial Maciel, el fundador de los Legionarios, que fue acusado de abuso sexual y de tener una hija?
-Es condenable, pero eso no significa que sea imperdonable, porque en el ser humano todo es posible.

-La congregación ha escondido estos hechos y justificado otros.
-Esa no es la mejor ayuda. Pero entiendo que en una familia donde el padre ha cometido abusos sexuales los hijos van a tratar de tapar todo, aunque sólo la verdad es la que nos libra.

LECHE POR CUADRA

-¿Cómo recuerda su paso por La Victoria?
-Fueron años terribles, por la crudeza de la represión, y maravillosos porque a través de eso los pobladores descubrieron el uso de la no violencia para protestar. Lo más importante de mi presencia en La Victoria fue organizar la ‘Leche por cuadra’.

-¿Qué fue eso?
-Después que murió el padre André Jarlán mucha gente dio plata a La Victoria para que la población la ocupara en cosas que sirvieran a la comunidad. Algunos decían que diéramos becas, pero eso sólo alcanzaría para que unos pocos estudiaran y otros quedaran mirando. Entonces decidimos alimentar mejor a los niños. Compramos leche y se organizaron como 50 cuadras para recibir el alimento.

-¿Y eso permitió que los niños fueran más sanos?
-Sí, pero con el tiempo notamos que el cambio en los niños de La Victoria no se produjo sólo por la leche, sino que también por el cambio en la actitud de las madres, que se preocupaban de ellos como comunidad. Pero lo mejor fue el trabajo en grupo, porque la idea no sólo era poner más proteínas en el estómago de un niños, sino que fortalecer el desarrollo comunitario.

-¿Ese desarrollo comunitario no se ve en la clase media?
-Es que ahí penetra la falsa ideología de la clase media: piensa que tiene posibilidad de llagar a ser clase alta y que cuando lo logre va a ser feliz. Así se vuelven más ambiciosos y piensan que estando solos tienen más posibilidades de crecer. Pero eso es un error que empobrece a la humanidad.

-¿Qué le pasa cuando ve que en La Victoria hoy también están presentes los delincuentes y los narcos?
-Me duele mucho porque eso es el fruto del culto al dinero. La sociedad se ha puesto tan economisista que cree que el camino fácil es vender drogas. Ellos han pervertido la organización comunal de La Victoria y es doloroso ver que algunas familias que tenían otra idea de vida, hoy se han dejado llevar por la droga. Pero los narcos no han logrado quedarse con la organización de la población y eso da una esperanza para La Victoria.

-La iglesia tiene curas obreros, pero también riquezas descomunales. En el Vaticano, por ejemplo… ¿No hay un doble estándar en eso?
-Hay que tomar al Vaticano como un museo y los museos son lugares donde se expone cultura y eso tendría que estar al servicio de la cultura popular. Ahora, todos los países tienen museos y la gente no se extraña de eso. pero el problema estuvo cuando la Iglesia se dedicó a acumular riquezas. Es mejor que la Iglesia no sea guardia de museo y que deje la riqueza del arte a otras personas que no tengan que dar el mensaje de la pobreza.

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