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Patricio Martínez Fuentes /  Abogado, Presidente PRSD Tarapacá En días pasados, el premio nacional de historial, Gabriel Salazar, las emprendió contra la dirigente estudiantil... Camila, Salazar y Altamirano

Patricio Martínez Fuentes /  Abogado, Presidente PRSD Tarapacá

En días pasados, el premio nacional de historial, Gabriel Salazar, las emprendió contra la dirigente estudiantil Camila Vallejo, señalando que no era una líder y que debía salirse del partido comunista porque esa colectividad estaría manejada por viejos. Estas destempladas expresiones extrañaron por venir de un intelectual de izquierda muy ponderado.

Al respecto, es preciso señalar que Gabriel Salazar tiene una profusa obra de carácter histórico, siendo uno de sus últimos trabajos  la biografía, en formato de entrevista, del controvertido dirigente de la Unidad Popular  Carlos Altamirano, denominada “Conversaciones con Altamirano” publicado por  editorial Debate.

En él, Salazar construye una verdadera apología a la figura de Altamirano, exaltando su pensamiento, pero omitiendo toda crítica respecto a la desastrosa acción política del ex Secretario General del PS, durante el gobierno de Salvador Allende. Existe consenso en que Altamirano contribuyó con su retórica y acciones a disociar la coalición de gobierno y tensionar el sistema político, que junto al complot de la oligarquía chilena y la CIA, propiciaron el golpe militar.

Recuerdo el relato histórico de Jorge Tapia Valdez, ex ministro de educación y justicia de Allende, quien a treinta años del golpe, nos dijo en el salón auditorio de la UNAP, que Altamirano -quien participaba de las reuniones de gabinete de entonces como jefe de partido- impedía todo acuerdo con la oposición agudizando  las crisis sectoriales. Por eso, sorprende que en su obra Salazar sea absolutamente indulgente con un líder tan discutido, que ha reconocido su falta guardando silencio en todos estos años.

Esta contradicción flagrante en que incurre Salazar, de criticar el liderazgo nítido de Camila Vallejo y absolver a Carlos Altamirano, resulta imperdonable para un intelectual de su talla. Extraña más que se atolondre instrumentalizando la imagen mundial de la joven líder, para atacar al Partido Comunista, con quien posee viejas desavenencias (durante la UP Salazar militó en el MIR). Este dislate del historiador puede circunscribirse dentro de lo que al escritor nacional Joaquín Edward Bello denominó por  allá por los años veinte, “esa extraña manía nacional de tirar de las piernas a todo el que sube”.

El famoso “chaqueteo” del chileno puede llegar, incluso, hasta las mentes más elevadas como la de Salazar. No cabe duda que el liderazgo de Camila Vallejo es un ejemplo para los jóvenes y la sociedad, tanto por la claridad y mesura de su propuesta, como por la capacidad de soportar todo tipo de ataques sin victimizarse. Vallejo ha liderado un movimiento pacífico, con respeto por el pensamiento del otro, ni una sola descalificación ni exabrupto ha salido de su boca.

Las ideas producen los cambios y ese es el método que sabiamente ha empleado Camila, para responder al momento histórico que le ha correspondido vivir. Esta contradicción del profesor Salazar retrotrae y remoza la afamada arenga del poeta y líder peruano, Manuel Gonzales Prada, que repitiera Haya de la Torre en la Plaza de Acho de Lima, “juventud a la obra viejos a la tumba”.

 

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