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Cambio21.-  El ministro con mejor nota de aprobación, Laurence Golborne, se declaró «muy consternado» por la «disminución al apoyo del gobierno». La jefa de... ¿Qué más se puede decir ante una nueva estrepitosa baja del gobierno

Cambio21.-  El ministro con mejor nota de aprobación, Laurence Golborne, se declaró «muy consternado» por la «disminución al apoyo del gobierno». La jefa de los diputados DC, Carolina Goic, dice que «la gente castiga la represión y la ausencia de diálogo».

Desde noviembre de 2011 que los números de aprobación a la gestión del presidente Sebastián Piñera se mantenían estables y por sobre el 30%. Ya había pasado el chaparrón del movimiento estudiantil, que dejó la aprobación en el 27%, lo más bajo desde que comenzó el actual gobierno.

Pero vino la crisis con los trabajadores pesqueros de Aysén, en febrero, y volvieron los problemas a La Moneda. Si bien el acuerdo firmado entre los voceros de la Mesa Social y los ministros Hinzpeter, Chadwick y Larroluet calmaron los ánimos en el sur y en Santiago, en la encuesta Adimark de marzo (publicada este miércoles) quedó en evidencia la cruda realidad: el respaldo a Piñera bajó al 29% y los citados secretarios de Estado fueron drásticamente castigados en su evaluación personal.

Y, claro, las reacciones en el Ejecutivo no se hicieron esperar.

El director de Adimark, Roberto Méndez, explicó que la baja en la aprobación del gobierno se explica principalmente por la gestión que tuvo ante el conflicto social de Aysén, demanda por el cual la ciudadanía sintió gran empatía.

«Preguntamos específicamente por Aysén y encontramos que el apoyo a las demandas de la gente de Aysén era del 82 por ciento e incluso a la forma como se manifiestan o se manifestaron en marzo llegó a un 57 por ciento. Es más bajo pero más de la mitad del país estaba apoyando las demandas. Tengo la impresión de que a pesar de ser una zona alejada y relativamente despoblada, sus demandas calaron fuerte en la opinión pública y hay una fuerte crítica a la forma como el Gobierno manejó el conflicto de Aysén», sentenció.

Desde el gobierno, el ministro con mejor nota con el 77% de aprobación, Laurence Golborne (Obras Públicas), se declaró «muy consternado» por la «disminución al apoyo del gobierno». En tanto, su colega de la cartera del Trabajo, Evelyn Matthei, lo anunció como el «candidato presidencial natural de nuestro sector».

Por el contrario, desde la oposición festinaron con este nuevo bajón.

«Me preocupa enormemente que sólo un tercio de los chilenos respalde al presidente. Se hace muy difícil enfrentar los dilemas que tiene la sociedad chilena cuando hay un problema tan grande de credibilidad. No es fácil para un sistema democrático. Nosotros desde la oposición, y lo digo con respeto, queremos que ese problema político el gobierno lo enfrente de una vez. Estamos dispuestos a colaborar para enfrentar este problema político», comentó el diputado y timonel PS Osvaldo Andrade.

«Un gobierno que cada día lo hace peor no puede echarle la culpa a los aiseninos. Qué culpa tienen los aiseninos de un gobierno que cada día lo hace peor y que seguramente no quiere reconocer que los grandes problemas son de gestión, de las expectativas enormes que el presidente generó en su campaña y que prácticamente no ha cumplido. No se ha cumplido en seguridad ciudadana, descentralización y reforma educacional, por lo mismo, es reflejo de la molestia, sobre todo de los sectores de clase media que se sienten desamparados y abusados por los grandes intereses económicos, las grandes cadenas del retail y el poder financiero», añadió el senador DC Jorge Pizarro.

Desde este mismo partido, le jefa de los diputados Carolina Goic destacó que «la gente está castigando la represión y la ausencia de diálogo, la incapacidad de conducir adecuademente los movimientos que se han dado, especialmente, en regiones. Este no es un hecho aislado y no uan medición puntual como han señalado algunos ministros, aquí vemos una constante, que es el progresivo aumento en el rechazo a la gestión del gobierno. Obviamente, hay una reacción frente a una deficiente conducción política.

Primero fue Barrancones, luego HidroAysén y el movimiento de Punta Arenas, después lo estudiantes, los conflictos mapuches y la enorme frustración de los habitantes de Aysén. En todas estas manifestaciones, el gobierno no logró establecer canales de comunicación y no logró entender que la respuesta democrática es el diálogo».

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