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Juan Pablo Ortuño, Consejero Regional de Tarapacá                                                                          El Gobierno de la Coalición por el Cambio ha sido pródigo en compromisos y anuncios favorables a... La revolución que no puede esperar

Juan Pablo OrtuñoJuan Pablo Ortuño, Consejero Regional de Tarapacá

                                                                         El Gobierno de la Coalición por el Cambio ha sido pródigo en compromisos y anuncios favorables a la mayor autonomía de las regiones de Chile:

“Yo me quiero comprometer ante ustedes y ante todas las regiones de Chile que en nuestro gobierno vamos a avanzar más en descentralización y regionalización que lo que se ha avanzado en los últimos veinte años en nuestro país”. Candidato Piñera, Temuco 9 de enero de 2010. Por cierto, es preciso consignar que esta tarea no es demasiado exigente considerando los escasos avances descentralizadores de los anteriores gobiernos de la Concertación.

El Subsecretario de SUBDERE, Miguel Flores, ha sido también muy enfático y entusiasta respecto del desafío regional prometiendo “una profunda revolución descentralizadora”.

Por su parte, el Ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter el 2 de julio al concluir el Conclave programático con Intendentes y Ministros en Viña del Mar expresó que el objetivo del evento era “dotar de mayor autonomía a las regiones” anunciando un FNDR superior en 50% al año 2010.

Recientemente, el Ministro Secretario General de la Presidencia Cristián Larroulet ha anunciado el despacho al Congreso del reglamento que permitirá la elección directa de los Consejeros regionales.

En suma, por anuncios, compromisos y promesas este Gobierno no se queda atrás.

Sin embargo, la ciudadanía nacional no percibe que esas declaraciones se estén concretando ni estén en vías de hacerlo a juzgar por la bajísima aprobación a la política de descentralización de este gobierno que en julio de 2011 apenas alcanza al 24%, la más baja en el período Piñera y entre las tres peor evaluadas, según ADIMARK. O sea, existe demanda regionalista pero el gobierno no parece escucharla.

Entonces, ¿Qué podemos hacer? La respuesta parece estar en las enseñanzas que nos dejan las movilizaciones ciudadanas de los últimos meses en el país. Los consensos de opinión pública en Chile se traducen en políticas activas y reales sólo si estas van acompañados de movilización ciudadana.  Las mayorías silenciosas no captan la atención de la clase política más aún si no son visibles en Santiago, la capital del Imperio.

Peor aún, no pocas medidas centralizadoras pueden llegar a ser perjudiciales a los intereses de las regiones de Chile si no somos capaces de conocerlas a tiempo, analizarlas adecuadamente y reaccionar frente a ellas, defendiendo los intereses de los ciudadanos de las regiones. Por ejemplo, los enormes subsidios estatales destinados a la nueva expansión del Metro, por cierto mejorarán la calidad de vida de sus habitantes, pero restarán recursos a importantes iniciativas regionales, aumentando el centralismo y las desigualdades territoriales del país.

Por ello, las instancias representativas de las regiones de Chile deben coordinar sus esfuerzos para alcanzar una descentralización urgente y efectiva. Debemos mostrar al gobierno nacional que no hay más tiempo para retórica y que los funcionarios nacionales responsables de la descentralización deben acelerar el tranco o irse de vuelta a su casa del barrio alto de Santiago.  Y que los Intendentes regionales deben preocuparse más de recoger las demandas de su ciudadanía y menos de representar los intereses del gobierno central en la región. Y por cierto, exigir a los parlamentarios (que los partidos políticos nacionales nos dieron a elegir), que efectivamente cumplan su rol y lleven al Congreso y al gobierno nacional nuestras demandas de mayor autonomía regional AHORA.

Gráfico que muestra evolución de aprobación a la política de descentralización

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